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Editorial - 12 septiembre, 2022

Aguachica cerró, ¿qué sigue?

Aunque salieron a votar 9.213 personas, la mayoría por el sí, desde la administración se había promovido la abstención y la revocatoria no alcanzó siquiera el umbral. No estuvo cerca. 74.317 estaban habilitadas y solo votaron 9.213.

Una hora después de cerradas las urnas, sobre las 5:00 de la tarde del domingo, la Registraduría Nacional del Estado Civil dio a conocer los resultados de la revocatoria en contra del alcalde de Aguachica, Robinson Manosalva: no hubo sorpresa. 

Aunque salieron a votar 9.213 personas, la mayoría por el sí, desde la administración se había promovido la abstención y la revocatoria no alcanzó siquiera el umbral. No estuvo cerca. 74.317 estaban habilitadas y solo votaron 9.213.

Otra revocatoria en contra de alcaldes que fracasa en Colombia. ¿Estamos ante un mecanismo democrático pero idealista que por sus exigencias no cumple con el verdadero objetivo? La respuesta es compleja. Lo cierto es que, en muchas partes del país, y como pasó en Aguachica, la revocatoria es el inicio, el calentamiento de las campañas regionales, esta vez del 2023, cuando los colombianos elegiremos nuevos alcaldes y gobernadores. 

Hay un descontento en Aguachica porque Robinson Manosalva, el alcalde social, como se define en todos los eventos a los que asiste; según muchos no ha cumplido las expectativas de cambio con las que llegó.  

Incluso, en un acto de pragmatismo y de conveniencia política, dejó atrás el mensaje antiGnecco de campaña y, para poder llevar recursos al municipio, se convirtió en uno más de la controvertida clase política del departamento. Por eso, buena parte de los que lo apoyaron en la campaña promovieron la revocatoria. 

Una vez más, faltando un año y medio para que termine su mandato, el caso de Manosalva reafirma que no es lo mismo hacer oposición que gobernar un municipio que ya superó los 100.000 habitantes, según las proyecciones del Dane, y que sufre complejas necesidades, como la falta de un servicio de agua constante. 

Robinson Manosalva no ha  entendido , hasta ahora, su posición de alcalde, dicen algunos perspicaces analistas. Sigue comportándose como opositor, quejándose por los  problemas de Aguachica cuando en el 2019 fue elegido para gestionar soluciones. 

Se enfrascó en peleas innecesarias con la clase política que derrotó en las urnas pero que revivió con su  mandato.  

¿Por qué los votantes, aunque estén  descontentos con los alcaldes, como es el caso de Aguachica, prefieren la estabilidad?   La historia en la que se prefiere al malo conocido, que a quién sabe sea el bueno por conocer. 

En mensaje de Roy Barreras, presidente del Congreso, en entrevista de ayer a El Tiempo se afirma que una cosa es estar en la campaña y otra ponerse el ‘overol’ de la administración.  Hace un llamado a algunos ministros advirtiéndoles de que el activismo cesó y lo que viene es la acción de gobierno. 

Por eso es necesario que nuestros gobernantes, que vienen prevalidos de un discurso innovador entiendan el desafío, tratándose de alcaldes entrando en las postrimerías de sus mandatos. 

El resultado de Aguachica, aunque Manosalva lo interprete,  y tendrá su derecho, como un éxito, debe servir para que con cabeza fría se avance en mejorar el importante municipio.    

Editorial
12 septiembre, 2022

Aguachica cerró, ¿qué sigue?

Aunque salieron a votar 9.213 personas, la mayoría por el sí, desde la administración se había promovido la abstención y la revocatoria no alcanzó siquiera el umbral. No estuvo cerca. 74.317 estaban habilitadas y solo votaron 9.213.


Una hora después de cerradas las urnas, sobre las 5:00 de la tarde del domingo, la Registraduría Nacional del Estado Civil dio a conocer los resultados de la revocatoria en contra del alcalde de Aguachica, Robinson Manosalva: no hubo sorpresa. 

Aunque salieron a votar 9.213 personas, la mayoría por el sí, desde la administración se había promovido la abstención y la revocatoria no alcanzó siquiera el umbral. No estuvo cerca. 74.317 estaban habilitadas y solo votaron 9.213.

Otra revocatoria en contra de alcaldes que fracasa en Colombia. ¿Estamos ante un mecanismo democrático pero idealista que por sus exigencias no cumple con el verdadero objetivo? La respuesta es compleja. Lo cierto es que, en muchas partes del país, y como pasó en Aguachica, la revocatoria es el inicio, el calentamiento de las campañas regionales, esta vez del 2023, cuando los colombianos elegiremos nuevos alcaldes y gobernadores. 

Hay un descontento en Aguachica porque Robinson Manosalva, el alcalde social, como se define en todos los eventos a los que asiste; según muchos no ha cumplido las expectativas de cambio con las que llegó.  

Incluso, en un acto de pragmatismo y de conveniencia política, dejó atrás el mensaje antiGnecco de campaña y, para poder llevar recursos al municipio, se convirtió en uno más de la controvertida clase política del departamento. Por eso, buena parte de los que lo apoyaron en la campaña promovieron la revocatoria. 

Una vez más, faltando un año y medio para que termine su mandato, el caso de Manosalva reafirma que no es lo mismo hacer oposición que gobernar un municipio que ya superó los 100.000 habitantes, según las proyecciones del Dane, y que sufre complejas necesidades, como la falta de un servicio de agua constante. 

Robinson Manosalva no ha  entendido , hasta ahora, su posición de alcalde, dicen algunos perspicaces analistas. Sigue comportándose como opositor, quejándose por los  problemas de Aguachica cuando en el 2019 fue elegido para gestionar soluciones. 

Se enfrascó en peleas innecesarias con la clase política que derrotó en las urnas pero que revivió con su  mandato.  

¿Por qué los votantes, aunque estén  descontentos con los alcaldes, como es el caso de Aguachica, prefieren la estabilidad?   La historia en la que se prefiere al malo conocido, que a quién sabe sea el bueno por conocer. 

En mensaje de Roy Barreras, presidente del Congreso, en entrevista de ayer a El Tiempo se afirma que una cosa es estar en la campaña y otra ponerse el ‘overol’ de la administración.  Hace un llamado a algunos ministros advirtiéndoles de que el activismo cesó y lo que viene es la acción de gobierno. 

Por eso es necesario que nuestros gobernantes, que vienen prevalidos de un discurso innovador entiendan el desafío, tratándose de alcaldes entrando en las postrimerías de sus mandatos. 

El resultado de Aguachica, aunque Manosalva lo interprete,  y tendrá su derecho, como un éxito, debe servir para que con cabeza fría se avance en mejorar el importante municipio.