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Columnista - 16 junio, 2018

A votar respetando

Una tarde brillante y salpicante, tras una temperatura impregnada de mucho calor, de esta semana que culmina, me asome al balcón, observé a mi vecino de la parte lateral derecha, lo saludé; momento que éste dialogaba con el de al lado, sobre la actualidad política; el primero le preguntaba: ¿Por quién votarás vecino? Éste sin […]

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Una tarde brillante y salpicante, tras una temperatura impregnada de mucho calor, de esta semana que culmina, me asome al balcón, observé a mi vecino de la parte lateral derecha, lo saludé; momento que éste dialogaba con el de al lado, sobre la actualidad política; el primero le preguntaba: ¿Por quién votarás vecino? Éste sin dudar respondió al instante, por Iván Duque y ¿Tu por quién? Yo votaré por Petro, nos veremos entonces después de las elecciones; aquellos se dirigieron a mí, vecino ¿por quién va a votar? Les dije, por… ; los invité a la tienda, nos tomamos un refresco, quedé sorprendido de tanta cordialidad en esa escena.

El anterior relato, ilustra de manera detallada que se puede tener entendimiento mutuo, de respeto y lo más importante construir, aceptar acuerdos por las partes, saturados de un espíritu socializador, culto y tolerante; esto da cauce a la voluntad popular de la verdadera democracia participativa, mediante la potenciación de una cultura de resolución amigable, sana y formativa; así tiene que ser, debemos olvidar pasados nefastos, cambiando actitudes casi incrustadas. La moraleja que nos aporta este episodio al iniciar, de respeto y sana convivencia, es que los vecinos no llegaron siquiera a lo mínimo de una confrontación.

De todas maneras la decisión electoral la toma el individuo en el sitio de votación, bajo el marco de la voluntad, aun tras la diferencia de conceptos; solo así avanzaremos en materia de civilidad; no olvidemos que el vecino estará allí alrededor de nuestras necesidades compartidas, mientras que la efervescencia política pasa, los periodos de los elegidos se cumplen, quedando la amistad, la que debe prevalecer. Atrás quedó la infausta cultura de más de 5 décadas donde los ciudadanos se mataban por un color, dando rienda suelta al fanatismo político sectario, alejado de un soporte lógico de raciocinio pragmático.

Es importante anotar que todo extremismo conduce al caos, al desbarajuste, a la incoherencia y a aumentar odios; por ello ratificamos nuestra intención de convocar a una masiva votación consciente y voluntaria, donde el voto de opinión, de pleno convencimiento, abre una ruta hacia la cultura ciudadana y el fortalecimiento de la sana convivencia. Por fortuna, el escepticismo reinante en otro tiempo, está recibiendo hoy una determinante modificación que ha dado pie a dejar atrás la abstención y otras alteraciones. Este es un ejercicio sin duda alguna enriquecedor del panorama político. El votante debe actuar con visión, planeación y compromiso de país, sin sectarismos.

Tras la enseñanza que nos dejan los vecinos en esta contextualización, no queda más que invitarlos a asumir una línea de conducta que permita construir acuerdos, sembrar sentido de pertenencia y sobre todo votar sin violencia y en paz, para que las bases de la democracia a futuro sean sólidas y bien estructuradas. Reflexionemos, podemos pensar diferente, respetarnos y votar diferente.

[email protected]

Columnista
16 junio, 2018

A votar respetando

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jairo Franco Salas

Una tarde brillante y salpicante, tras una temperatura impregnada de mucho calor, de esta semana que culmina, me asome al balcón, observé a mi vecino de la parte lateral derecha, lo saludé; momento que éste dialogaba con el de al lado, sobre la actualidad política; el primero le preguntaba: ¿Por quién votarás vecino? Éste sin […]


Una tarde brillante y salpicante, tras una temperatura impregnada de mucho calor, de esta semana que culmina, me asome al balcón, observé a mi vecino de la parte lateral derecha, lo saludé; momento que éste dialogaba con el de al lado, sobre la actualidad política; el primero le preguntaba: ¿Por quién votarás vecino? Éste sin dudar respondió al instante, por Iván Duque y ¿Tu por quién? Yo votaré por Petro, nos veremos entonces después de las elecciones; aquellos se dirigieron a mí, vecino ¿por quién va a votar? Les dije, por… ; los invité a la tienda, nos tomamos un refresco, quedé sorprendido de tanta cordialidad en esa escena.

El anterior relato, ilustra de manera detallada que se puede tener entendimiento mutuo, de respeto y lo más importante construir, aceptar acuerdos por las partes, saturados de un espíritu socializador, culto y tolerante; esto da cauce a la voluntad popular de la verdadera democracia participativa, mediante la potenciación de una cultura de resolución amigable, sana y formativa; así tiene que ser, debemos olvidar pasados nefastos, cambiando actitudes casi incrustadas. La moraleja que nos aporta este episodio al iniciar, de respeto y sana convivencia, es que los vecinos no llegaron siquiera a lo mínimo de una confrontación.

De todas maneras la decisión electoral la toma el individuo en el sitio de votación, bajo el marco de la voluntad, aun tras la diferencia de conceptos; solo así avanzaremos en materia de civilidad; no olvidemos que el vecino estará allí alrededor de nuestras necesidades compartidas, mientras que la efervescencia política pasa, los periodos de los elegidos se cumplen, quedando la amistad, la que debe prevalecer. Atrás quedó la infausta cultura de más de 5 décadas donde los ciudadanos se mataban por un color, dando rienda suelta al fanatismo político sectario, alejado de un soporte lógico de raciocinio pragmático.

Es importante anotar que todo extremismo conduce al caos, al desbarajuste, a la incoherencia y a aumentar odios; por ello ratificamos nuestra intención de convocar a una masiva votación consciente y voluntaria, donde el voto de opinión, de pleno convencimiento, abre una ruta hacia la cultura ciudadana y el fortalecimiento de la sana convivencia. Por fortuna, el escepticismo reinante en otro tiempo, está recibiendo hoy una determinante modificación que ha dado pie a dejar atrás la abstención y otras alteraciones. Este es un ejercicio sin duda alguna enriquecedor del panorama político. El votante debe actuar con visión, planeación y compromiso de país, sin sectarismos.

Tras la enseñanza que nos dejan los vecinos en esta contextualización, no queda más que invitarlos a asumir una línea de conducta que permita construir acuerdos, sembrar sentido de pertenencia y sobre todo votar sin violencia y en paz, para que las bases de la democracia a futuro sean sólidas y bien estructuradas. Reflexionemos, podemos pensar diferente, respetarnos y votar diferente.

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