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A regresar el parque

En término perentorio de 45 días, la Sección tercera del Consejo de Estado ordenó a la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, la devolución del Parque de la Leyenda Vallenata al municipio de Valledupar. Según la ponencia del magistrado Carlos Alberto Zambrano Barrera, los actos y el convenio por medio de los cuales la administración municipal le entregó el predio a la Fundación violaron los derechos colectivos a la moralidad administrativa, la defensa del patrimonio público y al goce del espacio público.

A raíz del fallo del alto tribunal, queda constancia que la decisión fue conforme al estado de derecho, es decir, con profunda objetividad, sin sesgos de las consabidas motivaciones políticas relacionadas con los herederos de “la Cacica” Consuelo Araujo. La parte resolutiva del fallo es interesante, porque no con por objeto de acabar con la tradición musical que identifica al país internacionalmente, ni restringe el usufructo que deja la realización del festival, sino que advierte las prelaciones y movimientos realizados en el preludio del año 2000, que transformaron la naturaleza del bien de uso público que tenía el predio “La Esperanza”, en el que se construyó el escenario, permitiendo su transferencia a la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, lo que facilitó que su uso quedara en manos de particulares, sin que el ente territorial garantizara su canje por otro espacio de libre acceso para la comunidad y sin que hubiera una real contraprestación para el municipio.

El Parque de la Leyenda Vallenata se hizo con recursos públicos, tampoco es ignorado en nuestro territorio, que “la Cacica” Consuelo Araujo, con un grupo de amigos y personalidades prestantes de la región y de la nación, gestaron la creación del Festival Vallenato, cuando nuestra música vallenata era apenas incipiente. Esa visión de gestión empresarial es incuestionable, como la naturaleza de la fundación, que es una institución de carácter privado que dista de ser de beneficencia, no obstante, ello no significa que deje de cumplir con sus obligaciones legales, tributarias y sociales. Esa línea de pensamiento imagino es asentida por el presidente de la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, Rodolfo Molina Araujo, cuando manifestó que acatará la decisión del Consejo de Estado.

Para el folclor vallenato no ha sido fácil transcender, poco a poco fue dejando caminos polvorientos como el olvido mismo. Cada canción de nuestra música Vallenata representa una nutrida narrativa, propia del cultor de la poesía y del escritor contador de historias.

Estos intangibles del manantial natural del superdotado del arte, seguirán emanando, no obstante al fallo del Consejo de Estado.

En lo sucesivo la administración municipal de Valledupar y la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, tendrán que concertar acuerdos o la modalidad contractual pertinente, para la continuidad de la realización del Festival. Y con el concurso del Gobierno Nacional, a través del Ministerio de Cultura, para la implementación de nuevas obras en el parque de la leyenda, con el objeto de garantizar utilidades en torno a la administración, operación y mantenimiento del escenario.

Con el auge conceptual de la economía naranja en la ciudad, el fallo del Consejo de Estado, habilita espacios para que en la ciudad formalmente se estructure el desarrollo de la industria del turismo con base en la ventaja comparativa de la Música Vallenata. Entre otras obras, en el parque de la leyenda un museo significaría una gran oportunidad, mediante la recopilación de momentos de nuestro folclor, tan amplio en historias como las letras de las canciones. Incluso su entorno adyacente es apropiado para inspirar a propios y extraños a adentrarse en nuestra cultura.

Por: Luis Elquis Díaz @LuchoDiaz12

Categories: Columnista
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