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Columnista - 13 diciembre, 2014

¿A quiénes desvela Petro?

Hace un año la extrema derecha colombiana tuvo un sueño: sacar del escenario político a quien han considerado desde hace muchos años una incomodísima piedra en el zapato, Gustavo Petro Urrego, un caribeño de rasgos indígenas nacido en Ciénaga de Oro, municipio cordobés que en alguna época incierta de la historia nacional alcanzó a tener […]

Hace un año la extrema derecha colombiana tuvo un sueño: sacar del escenario político a quien han considerado desde hace muchos años una incomodísima piedra en el zapato, Gustavo Petro Urrego, un caribeño de rasgos indígenas nacido en Ciénaga de Oro, municipio cordobés que en alguna época incierta de la historia nacional alcanzó a tener alguna significación en la producción artesanal del preciado metal. A pesar de que en más de una ocasión Petro ha mostrado sus diferencias prácticas y conceptuales tanto con el modelo castrista en Cuba o con el chavista en Venezuela, y ha expresado sus coincidencias con el modelo económico y social implementado por Ignacio Silva Da Lulla, el expresidente brasilero que inauguró una época de crecimiento económico y superación de la pobreza jamás visto en ese país; tendenciosamente se trata de hacer creer a la opinión pública que es otro “agente del castro-chavismo”.

Ese es uno de los dardos preferidos, por ejemplo, del frustrado candidato a todo Francisco Santos, para descalificar y arremeter contra lo que huela a Petro. Tratan con la complicidad mediática de maximizar lo que consideran sus yerros y minimizar sus logros pero la gente del común -el carromulero que hoy tiene su cómodo vehículo diesel que reemplazó al noble animal que sufría indolente los rigores de una tracción cruel, el reciclador que ha visto dignificada su labor y participa del lucrativo negocio de las basuras, el ama de casa de los estratos más vulnerables que disfruta gratis del consumo mínimo vital de seis metros cúbicos, los 200 mil niños que están incorporados a la jornada escolar única, el usuario de Transmilenio que ha visto en la práctica reducir el valor del pasaje en 36 mil pesos mensuales, las madres cabezas de hogar que trabajan y que pueden dejar a sus hijos pequeños en sala cunas del Distrito sin que les cueste un peso, los drogadictos que han sido sometidos a procesos de recuperación novedosos y efectivos, los habitantes de la calle que ahora tienen sitios dignos donde pasar la noche fría bogotana con alimentación, cobija, pijama y la atención de personal especializado, las madres lactantes que vieron caer de manera vertiginosa los índices de mortalidad infantil; en fin, todos aquellos seres humanos que han sido objetivo estratégico fundamental del programa social de la Bogotá Humana-, no comen cuento.

Y eso indiscutiblemente se traducirá más temprano que tarde en la mejor carta de presentación para la posibilidad que desvela a esa extrema derecha excluyente: la candidatura Petro a la presidencia en el año 2018 con altos índices de favorabilidad. [email protected]

Columnista
13 diciembre, 2014

¿A quiénes desvela Petro?

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Raúl Bermúdez Márquez

Hace un año la extrema derecha colombiana tuvo un sueño: sacar del escenario político a quien han considerado desde hace muchos años una incomodísima piedra en el zapato, Gustavo Petro Urrego, un caribeño de rasgos indígenas nacido en Ciénaga de Oro, municipio cordobés que en alguna época incierta de la historia nacional alcanzó a tener […]


Hace un año la extrema derecha colombiana tuvo un sueño: sacar del escenario político a quien han considerado desde hace muchos años una incomodísima piedra en el zapato, Gustavo Petro Urrego, un caribeño de rasgos indígenas nacido en Ciénaga de Oro, municipio cordobés que en alguna época incierta de la historia nacional alcanzó a tener alguna significación en la producción artesanal del preciado metal. A pesar de que en más de una ocasión Petro ha mostrado sus diferencias prácticas y conceptuales tanto con el modelo castrista en Cuba o con el chavista en Venezuela, y ha expresado sus coincidencias con el modelo económico y social implementado por Ignacio Silva Da Lulla, el expresidente brasilero que inauguró una época de crecimiento económico y superación de la pobreza jamás visto en ese país; tendenciosamente se trata de hacer creer a la opinión pública que es otro “agente del castro-chavismo”.

Ese es uno de los dardos preferidos, por ejemplo, del frustrado candidato a todo Francisco Santos, para descalificar y arremeter contra lo que huela a Petro. Tratan con la complicidad mediática de maximizar lo que consideran sus yerros y minimizar sus logros pero la gente del común -el carromulero que hoy tiene su cómodo vehículo diesel que reemplazó al noble animal que sufría indolente los rigores de una tracción cruel, el reciclador que ha visto dignificada su labor y participa del lucrativo negocio de las basuras, el ama de casa de los estratos más vulnerables que disfruta gratis del consumo mínimo vital de seis metros cúbicos, los 200 mil niños que están incorporados a la jornada escolar única, el usuario de Transmilenio que ha visto en la práctica reducir el valor del pasaje en 36 mil pesos mensuales, las madres cabezas de hogar que trabajan y que pueden dejar a sus hijos pequeños en sala cunas del Distrito sin que les cueste un peso, los drogadictos que han sido sometidos a procesos de recuperación novedosos y efectivos, los habitantes de la calle que ahora tienen sitios dignos donde pasar la noche fría bogotana con alimentación, cobija, pijama y la atención de personal especializado, las madres lactantes que vieron caer de manera vertiginosa los índices de mortalidad infantil; en fin, todos aquellos seres humanos que han sido objetivo estratégico fundamental del programa social de la Bogotá Humana-, no comen cuento.

Y eso indiscutiblemente se traducirá más temprano que tarde en la mejor carta de presentación para la posibilidad que desvela a esa extrema derecha excluyente: la candidatura Petro a la presidencia en el año 2018 con altos índices de favorabilidad. [email protected]