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Columnista - 4 septiembre, 2019

A oído de algunos periodistas

A raíz de unas informaciones irresponsables dados por cierto periodista en Instagram y Twitter sobre los daños causados por el último huracán en varios salones de Universidad Popular del Cesar, sede Hurtado, quiero hacerle algunas reflexiones. El periodista para dar una información debe ir a la fuente, para luego informar. Pues se corre el peligro […]

A raíz de unas informaciones irresponsables dados por cierto periodista en Instagram y Twitter sobre los daños causados por el último huracán en varios salones de Universidad Popular del Cesar, sede Hurtado, quiero hacerle algunas reflexiones.

El periodista para dar una información debe ir a la fuente, para luego informar. Pues se corre el peligro de dar una información irresponsable e infame. Con una palabra se puede borrar de un tajo una honra o poner en peligro la constancia de un buen nombre, o de una buena administración.

Algunos periodistas le han venido dando a la información un manejo tendencioso, de mala leche. Este objetable proceder induce a meditar un poco en torno al papel de la radio y de la prensa.

Cuando se habla de periodismo, sea hablado o escrito, muchos son los periodistas que especulan con afanes libertarios.

En el caso a que me refiero, la libertad de información debe alimentarse en la certeza de que a una opinión pública bombardeada por una serie de información dañina, inexacta, inventada, no se las pueden confundir aún más con alarmismo sensacionalista. El manejo tendencioso de la información supone que se ha subestimado al lector, a quien se ve como a una criatura intelectualmente inferior.

Los que así proceden terminan desacreditados ante la opinión pública. Inmerso en la condición de ser anónimo, el receptor y en más ocasiones de las que podría pensarse, es capaz de leer entre líneas. No ignora entonces que medio son dignos de su credibilidad y cuáles de sus desconfianzas, quienes respetan su inalienable derecho a una información objetiva y quienes la mienten con las más insistentes preocupaciones.

La gravedad de esas informaciones sobre la Universidad Popular del Cesar exige una prensa responsable y mesurada, que asuma a plenitud su compromiso y no se extravíe en informaciones falsas e irresponsables.

Y como es mi costumbre trataré otros temitas: Quiero solicitar al director del Pilón para ver si es posible destacar la vida de ilustres matronas de la sociedad vallenata en una separata los domingos. Mencionaré algunas de ellas: Paulina Maestre de Socarrás, María Margoth de Cabello, Rosa Emilia Villazón, Emelina Quintero de Villazón, Marielena Castro de Quintero, Joselina Castro de Pavajeau, Elisa Castro de Dangond, Carmen Maya de Castro.

Y finalmente, después del experimento del día sin carro, manejemos el tema del Pico y Placa. ¿Será conveniente o no?

Postdata: ¿Quién controla las farmacias fantasmas? ¿Quién controla los precios de los parqueaderos? Ojo con el de Orbe.

Columnista
4 septiembre, 2019

A oído de algunos periodistas

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Alberto Herazo P.

A raíz de unas informaciones irresponsables dados por cierto periodista en Instagram y Twitter sobre los daños causados por el último huracán en varios salones de Universidad Popular del Cesar, sede Hurtado, quiero hacerle algunas reflexiones. El periodista para dar una información debe ir a la fuente, para luego informar. Pues se corre el peligro […]


A raíz de unas informaciones irresponsables dados por cierto periodista en Instagram y Twitter sobre los daños causados por el último huracán en varios salones de Universidad Popular del Cesar, sede Hurtado, quiero hacerle algunas reflexiones.

El periodista para dar una información debe ir a la fuente, para luego informar. Pues se corre el peligro de dar una información irresponsable e infame. Con una palabra se puede borrar de un tajo una honra o poner en peligro la constancia de un buen nombre, o de una buena administración.

Algunos periodistas le han venido dando a la información un manejo tendencioso, de mala leche. Este objetable proceder induce a meditar un poco en torno al papel de la radio y de la prensa.

Cuando se habla de periodismo, sea hablado o escrito, muchos son los periodistas que especulan con afanes libertarios.

En el caso a que me refiero, la libertad de información debe alimentarse en la certeza de que a una opinión pública bombardeada por una serie de información dañina, inexacta, inventada, no se las pueden confundir aún más con alarmismo sensacionalista. El manejo tendencioso de la información supone que se ha subestimado al lector, a quien se ve como a una criatura intelectualmente inferior.

Los que así proceden terminan desacreditados ante la opinión pública. Inmerso en la condición de ser anónimo, el receptor y en más ocasiones de las que podría pensarse, es capaz de leer entre líneas. No ignora entonces que medio son dignos de su credibilidad y cuáles de sus desconfianzas, quienes respetan su inalienable derecho a una información objetiva y quienes la mienten con las más insistentes preocupaciones.

La gravedad de esas informaciones sobre la Universidad Popular del Cesar exige una prensa responsable y mesurada, que asuma a plenitud su compromiso y no se extravíe en informaciones falsas e irresponsables.

Y como es mi costumbre trataré otros temitas: Quiero solicitar al director del Pilón para ver si es posible destacar la vida de ilustres matronas de la sociedad vallenata en una separata los domingos. Mencionaré algunas de ellas: Paulina Maestre de Socarrás, María Margoth de Cabello, Rosa Emilia Villazón, Emelina Quintero de Villazón, Marielena Castro de Quintero, Joselina Castro de Pavajeau, Elisa Castro de Dangond, Carmen Maya de Castro.

Y finalmente, después del experimento del día sin carro, manejemos el tema del Pico y Placa. ¿Será conveniente o no?

Postdata: ¿Quién controla las farmacias fantasmas? ¿Quién controla los precios de los parqueaderos? Ojo con el de Orbe.