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Columnista - 4 marzo, 2021

A descarbonizar las economías del Cesar y La Guajira

El futuro del carbón térmico es negro, no porque no haya carbón -porque lo hay-, sino porque la demanda se derrumbó. La caída de los precios obedece a la descarbonización de la economía mundial, principalmente en Estados Unidos y Europa y la apuesta por el Acuerdo de París, cuyo objetivo es reducir las emisiones y […]

El futuro del carbón térmico es negro, no porque no haya carbón -porque lo hay-, sino porque la demanda se derrumbó. La caída de los precios obedece a la descarbonización de la economía mundial, principalmente en Estados Unidos y Europa y la apuesta por el Acuerdo de París, cuyo objetivo es reducir las emisiones y afrontar la amenaza del cambio climático. 

Las implicaciones económicas para el país son un campanazo de alerta,  pero para el Cesar y La Guajira es aterrador: Fedesarrollo indica, en un estudio, que La Guajira sin carbón pierde el 43 % del PIB.  El departamento del Cesar debe estar igual. Son economías carbonizadas 

La expansión de fuentes de energías alternativas está llevando a la contracción del mercado del carbón al punto que su precio se ha derrumbado en un 58 % en los últimos dos años, según Amylkar Acosta; o como dijo un ministro del Petróleo de Arabia Saudita: la edad de  piedra no se acabó  por la falta de piedra, la del carbón tampoco lo será por la falta de carbón. Es el cambio climático, la política pública y el futuro del mundo.

Las condiciones no serán iguales; quizás vengan los chinos a comprar los despojos de Prodeco con unas condiciones tributarias y de pago de regalías mejores para las mineras que aminoraría, a contrapelo, el duro golpe tributario, fiscal y económico al Cesar porque del ahogado el sombrero.

Los buenos tiempos del carbón y su bonanza -otra más desperdiciada, al igual que la bonanza algodonera, marimbera y la del contrabando-, no volverán. Es más, las multinacionales  mineras están diversificando su portafolio, se están saliendo del carbón. El carbón está destinado a desaparecer en los próximos años.

Las regalías son una fuente económica fundamental para el desarrollo social y económico de las regiones. El Cesar ha sido uno de los departamentos que ha obtenido una mayor cantidad de recursos de regalías. Como señala Cesore, entre 2012 y 2018 en el Cesar hubo 262 proyectos aprobados con recursos del Sistema General de Regalías, los cuales tuvieron una inversión estimada en 1.46 billones de pesos, no obstante, el  Cesar tuvo la menor reducción de pobreza monetaria en la región Caribe; entre 2012 y 2019 no se redujo ni un sólo decimal, mientras que el promedio nacional fue de 5.1%.

Sí se quiere comenzar a descarbonizar la economía departamental deben hacer el distrito de riego  Los Besotes, que regularía el problema de agua para Valledupar y crearía un cordón de riqueza que bordearía la ciudad, generaría empleo y transformación productiva agraria en  un poco menos de 10 mil hectáreas  y, por supuesto, terminar Ranchería, con sus 18 mil hectáreas en el sur de La Guajira. 

Y  si la apuesta es por la agricultura orgánica, con valor agregado y  verde,  ello generaría empleo formal y  especializaría a la región con un mercado que se abre paso en los nuevos hábitos de consumo.

Columnista
4 marzo, 2021

A descarbonizar las economías del Cesar y La Guajira

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Enrique Herrera Araujo

El futuro del carbón térmico es negro, no porque no haya carbón -porque lo hay-, sino porque la demanda se derrumbó. La caída de los precios obedece a la descarbonización de la economía mundial, principalmente en Estados Unidos y Europa y la apuesta por el Acuerdo de París, cuyo objetivo es reducir las emisiones y […]


El futuro del carbón térmico es negro, no porque no haya carbón -porque lo hay-, sino porque la demanda se derrumbó. La caída de los precios obedece a la descarbonización de la economía mundial, principalmente en Estados Unidos y Europa y la apuesta por el Acuerdo de París, cuyo objetivo es reducir las emisiones y afrontar la amenaza del cambio climático. 

Las implicaciones económicas para el país son un campanazo de alerta,  pero para el Cesar y La Guajira es aterrador: Fedesarrollo indica, en un estudio, que La Guajira sin carbón pierde el 43 % del PIB.  El departamento del Cesar debe estar igual. Son economías carbonizadas 

La expansión de fuentes de energías alternativas está llevando a la contracción del mercado del carbón al punto que su precio se ha derrumbado en un 58 % en los últimos dos años, según Amylkar Acosta; o como dijo un ministro del Petróleo de Arabia Saudita: la edad de  piedra no se acabó  por la falta de piedra, la del carbón tampoco lo será por la falta de carbón. Es el cambio climático, la política pública y el futuro del mundo.

Las condiciones no serán iguales; quizás vengan los chinos a comprar los despojos de Prodeco con unas condiciones tributarias y de pago de regalías mejores para las mineras que aminoraría, a contrapelo, el duro golpe tributario, fiscal y económico al Cesar porque del ahogado el sombrero.

Los buenos tiempos del carbón y su bonanza -otra más desperdiciada, al igual que la bonanza algodonera, marimbera y la del contrabando-, no volverán. Es más, las multinacionales  mineras están diversificando su portafolio, se están saliendo del carbón. El carbón está destinado a desaparecer en los próximos años.

Las regalías son una fuente económica fundamental para el desarrollo social y económico de las regiones. El Cesar ha sido uno de los departamentos que ha obtenido una mayor cantidad de recursos de regalías. Como señala Cesore, entre 2012 y 2018 en el Cesar hubo 262 proyectos aprobados con recursos del Sistema General de Regalías, los cuales tuvieron una inversión estimada en 1.46 billones de pesos, no obstante, el  Cesar tuvo la menor reducción de pobreza monetaria en la región Caribe; entre 2012 y 2019 no se redujo ni un sólo decimal, mientras que el promedio nacional fue de 5.1%.

Sí se quiere comenzar a descarbonizar la economía departamental deben hacer el distrito de riego  Los Besotes, que regularía el problema de agua para Valledupar y crearía un cordón de riqueza que bordearía la ciudad, generaría empleo y transformación productiva agraria en  un poco menos de 10 mil hectáreas  y, por supuesto, terminar Ranchería, con sus 18 mil hectáreas en el sur de La Guajira. 

Y  si la apuesta es por la agricultura orgánica, con valor agregado y  verde,  ello generaría empleo formal y  especializaría a la región con un mercado que se abre paso en los nuevos hábitos de consumo.