En reciente visita al Valle Del Cauca comprobamos su trabajo metódico para lograr un desarrollo superior. Son modelo en el país, a pesar de las dificultades por la pandemia que destapó con violencia el caldo de cultivo de la desigualdad y las diferencias al interior de su sociedad. Conocimos la plataforma de pensamiento de jóvenes […]
En reciente visita al Valle Del Cauca comprobamos su trabajo metódico para lograr un desarrollo superior. Son modelo en el país, a pesar de las dificultades por la pandemia que destapó con violencia el caldo de cultivo de la desigualdad y las diferencias al interior de su sociedad. Conocimos la plataforma de pensamiento de jóvenes que plantea una nueva manera de hacer política, el cierre de brechas y construir su propia visión renovada.
El Valle del Cauca es polo de atracción económico y la esponja que absorbe el desempleo que no atienden los departamentos del Pacífico y su vecina zona cafetera. Basan su riqueza en una agricultura limpia, con bajo impacto ambiental, conscientes de proteger sus suelos.
Su Comité Intergremial y Pro Pacífico han definido un camino y tareas para impulsar su desarrollo sostenible. Han construido puentes entre lo público y lo privado para su gestión en cuatro ejes: la educación, salud, el agua como elemento sostenible, y en especial la recuperación del río Cauca. Deben construir una infraestructura competitiva y promover la planificación territorial, para mencionar: el tren de cercanías, o corredor verde, como eje de movilidad regional y urbana para unir Nariño, Cauca con el sur del Valle, Jamundí, Cali, Palmira y Yumbo. La conexión pacífica de la Orinoquia con Mulaló- Loboguerrero, corredor Cali-Rumichaca, aeropuerto Alfonso Bonilla, y dragado del Puerto Buenaventura a 16 metros de profundidad, los accesos de Cali y Palmira y la construcción de la autopista Buga-Buenaventura.
Su mayor preocupación actual es la baja calidad de su educación. Necesitan mejorar la infraestructura de educación, pero el Sistema General de Participación envía recursos solo para pago de nómina, y nada para calidad, ni escuelas.
En agricultura tienen tierras privilegiadas. El Valle del Cauca y Cauca tienen más de 1.000.000 de hectáreas, en especial frutales y cultivos permanentes. Tienen sembradas 513.000 hectáreas, o sea que quedan disponibles 577.000 hectáreas. Serán la gran despensa del Asia-Pacífico. Manejan además 230.000 hectáreas de caña de azúcar, son pioneros de la producción de melón, papaya, aguacate hass y limón Tahití.
El Comité Intergremial considera que aunque no tienen petróleo, su principal fortaleza es su economía sólida, por su excelente tejido empresarial, aunque tienen problemas de suministros de insumos, y han perdido 200.000 empleos.
La corrupción fue el tema principal. Todos coinciden en la importancia de combatirla. Recordaban el vigente grito de batalla de Jorge Eliécer Gaitán: “Por la restauración moral a la carga”.
Discutieron mucho sobre el problema de seguridad, para evitar la extorsión, el robo de vehículos. Aún no han recuperado los semáforos y la infraestructura del sistema de transporte Mío, destruido en las pasadas protestas.
El desafío en Pro Pacífico es la unión para construir un ambiente de diálogo con voluntad de compromisos, a raíz del paro entendieron la importancia de salir a la calle a escuchar al pueblo sobre sus necesidades, seguridad alimentaria y el hambre por la pandemia. Están conscientes de proteger el medio ambiente y el desarrollo sostenible.
Lo más importante es su rechazo al sistema de gobierno centralista, como principal obstáculo para desatar las fuerzas del Pacífico. Es mucho lo que podrían lograr con un sistema de gobierno regional más cercano, ágil y exitoso. Ven la región Pacífico como oportunidad para construir un sistema de gobierno más eficiente. Tienen la sensación que la plata se produce en el Valle del Cauca, pero se gasta en Bogotá.
En reciente visita al Valle Del Cauca comprobamos su trabajo metódico para lograr un desarrollo superior. Son modelo en el país, a pesar de las dificultades por la pandemia que destapó con violencia el caldo de cultivo de la desigualdad y las diferencias al interior de su sociedad. Conocimos la plataforma de pensamiento de jóvenes […]
En reciente visita al Valle Del Cauca comprobamos su trabajo metódico para lograr un desarrollo superior. Son modelo en el país, a pesar de las dificultades por la pandemia que destapó con violencia el caldo de cultivo de la desigualdad y las diferencias al interior de su sociedad. Conocimos la plataforma de pensamiento de jóvenes que plantea una nueva manera de hacer política, el cierre de brechas y construir su propia visión renovada.
El Valle del Cauca es polo de atracción económico y la esponja que absorbe el desempleo que no atienden los departamentos del Pacífico y su vecina zona cafetera. Basan su riqueza en una agricultura limpia, con bajo impacto ambiental, conscientes de proteger sus suelos.
Su Comité Intergremial y Pro Pacífico han definido un camino y tareas para impulsar su desarrollo sostenible. Han construido puentes entre lo público y lo privado para su gestión en cuatro ejes: la educación, salud, el agua como elemento sostenible, y en especial la recuperación del río Cauca. Deben construir una infraestructura competitiva y promover la planificación territorial, para mencionar: el tren de cercanías, o corredor verde, como eje de movilidad regional y urbana para unir Nariño, Cauca con el sur del Valle, Jamundí, Cali, Palmira y Yumbo. La conexión pacífica de la Orinoquia con Mulaló- Loboguerrero, corredor Cali-Rumichaca, aeropuerto Alfonso Bonilla, y dragado del Puerto Buenaventura a 16 metros de profundidad, los accesos de Cali y Palmira y la construcción de la autopista Buga-Buenaventura.
Su mayor preocupación actual es la baja calidad de su educación. Necesitan mejorar la infraestructura de educación, pero el Sistema General de Participación envía recursos solo para pago de nómina, y nada para calidad, ni escuelas.
En agricultura tienen tierras privilegiadas. El Valle del Cauca y Cauca tienen más de 1.000.000 de hectáreas, en especial frutales y cultivos permanentes. Tienen sembradas 513.000 hectáreas, o sea que quedan disponibles 577.000 hectáreas. Serán la gran despensa del Asia-Pacífico. Manejan además 230.000 hectáreas de caña de azúcar, son pioneros de la producción de melón, papaya, aguacate hass y limón Tahití.
El Comité Intergremial considera que aunque no tienen petróleo, su principal fortaleza es su economía sólida, por su excelente tejido empresarial, aunque tienen problemas de suministros de insumos, y han perdido 200.000 empleos.
La corrupción fue el tema principal. Todos coinciden en la importancia de combatirla. Recordaban el vigente grito de batalla de Jorge Eliécer Gaitán: “Por la restauración moral a la carga”.
Discutieron mucho sobre el problema de seguridad, para evitar la extorsión, el robo de vehículos. Aún no han recuperado los semáforos y la infraestructura del sistema de transporte Mío, destruido en las pasadas protestas.
El desafío en Pro Pacífico es la unión para construir un ambiente de diálogo con voluntad de compromisos, a raíz del paro entendieron la importancia de salir a la calle a escuchar al pueblo sobre sus necesidades, seguridad alimentaria y el hambre por la pandemia. Están conscientes de proteger el medio ambiente y el desarrollo sostenible.
Lo más importante es su rechazo al sistema de gobierno centralista, como principal obstáculo para desatar las fuerzas del Pacífico. Es mucho lo que podrían lograr con un sistema de gobierno regional más cercano, ágil y exitoso. Ven la región Pacífico como oportunidad para construir un sistema de gobierno más eficiente. Tienen la sensación que la plata se produce en el Valle del Cauca, pero se gasta en Bogotá.