Muchos de los artistas vallenatos han recibido más de lo que realmente merecen en la música; han llegado a la fama, tal vez sin esperarla; han adquirido riqueza económica sin ser tan talentosos, han recibido pergaminos y homenajes sin tantos aportes. He visto a muchos desfilar por las corporaciones públicas del país recibiendo condecoraciones, placas […]
Muchos de los artistas vallenatos han recibido más de lo que realmente merecen en la música; han llegado a la fama, tal vez sin esperarla; han adquirido riqueza económica sin ser tan talentosos, han recibido pergaminos y homenajes sin tantos aportes.
He visto a muchos desfilar por las corporaciones públicas del país recibiendo condecoraciones, placas y recursos por sus ejecutorias en pro de la cultura colombiana; sin embargo, también hay un puñado de grandes colombianos que teniendo más que merecida la gloria y el reconocimiento se les ha negado sistemáticamente.
Recientemente vimos un documental de RTVC titulado ‘Alberto Fernández Mindiola –Padre del canto vallenato’, realizado por Eder Nicolás Araujo y bajo la producción de Daniel Mora, en el cual se ratifica, una vez más, que el juglar nacido en Atánquez, departamento del Cesar, con 95 años de edad y residente en Bogotá, es el padre, precursor indiscutible del canto vallenato y que en Colombia, pero en particular en la costa Caribe colombiana, no se le ha hecho el debido reconocimiento en vida a este hombre.
También hace apenas unos días leí la columna de mi amigo el poeta, escritor y profesor José Atuesta Mindiola, en la que llama la atención a la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata para que a la mayor brevedad le rinda ese homenaje en vivo al maestro Fernández.
El periodista y jefe de prensa del Festival Vallenato, Juan Rincón Vanegas, le hizo a fínales del mes de abril de este año una hermosa crónica a Fernández, y en general se han escrito unas cuantas columnas sobre su vida y obra, pero no me parece suficiente para el legado que le deja Fernández, no solo al canto vallenato, sino a la música colombiana.
En el año 2015, un grupo de amigos encabezados por Aldo Cadena Rojas, quien para la época fungía como director del Instituto Distrital de Recreación y Deportes, realizamos en el Parque Simón Bolívar de Bogotá, el Festival Corazón Caribe en homenaje a Alberto Fernández Mindiola; allí lo tuvimos en plena tarima y lo hicimos cantar rondando ya sus 90 años, descubriendo que su voz se mantenía y se mantiene intacta, como en aquellos tiempos en los que interpretó como nadie a su amigo del alma Rafael Calixto Escalona Martínez, con el que compartió desde niño en el Colegio Loperena y con quien se trenzaba en discusiones sobre quien iba a hacer famoso a quien.
Uno no entiende cómo un hombre con los aportes que Fernández ha hecho a la música colombiana y, en particular, como quien puso la plana en el canto vallenato, para las generaciones de hoy se encuentre casi en el anonimato. En el Cesar y La Guajira se habla con mayor propiedad de muchos cantantes vallenatos que no han hecho por nuestra música ni el uno por ciento de lo que hizo Alberto.
Desde esta columna hago un llamado urgente al Ministerio de Cultura y a la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, así como a las autoridades nacionales y locales para que ahora en vida (95 años) se le haga un grandioso y merecido homenaje al padre del canto vallenato Alberto Fernández Mindiola.
COLOFÓN: A comienzos de esta semana recibimos la triste noticia de los problemas de salud del gran ‘Flaco de oro’, como se le conoce en este medio al padre del vallenato lírico o romántico Gustavo Gutiérrez Cabello. Hacemos votos para su pronta recuperación.
Muchos de los artistas vallenatos han recibido más de lo que realmente merecen en la música; han llegado a la fama, tal vez sin esperarla; han adquirido riqueza económica sin ser tan talentosos, han recibido pergaminos y homenajes sin tantos aportes. He visto a muchos desfilar por las corporaciones públicas del país recibiendo condecoraciones, placas […]
Muchos de los artistas vallenatos han recibido más de lo que realmente merecen en la música; han llegado a la fama, tal vez sin esperarla; han adquirido riqueza económica sin ser tan talentosos, han recibido pergaminos y homenajes sin tantos aportes.
He visto a muchos desfilar por las corporaciones públicas del país recibiendo condecoraciones, placas y recursos por sus ejecutorias en pro de la cultura colombiana; sin embargo, también hay un puñado de grandes colombianos que teniendo más que merecida la gloria y el reconocimiento se les ha negado sistemáticamente.
Recientemente vimos un documental de RTVC titulado ‘Alberto Fernández Mindiola –Padre del canto vallenato’, realizado por Eder Nicolás Araujo y bajo la producción de Daniel Mora, en el cual se ratifica, una vez más, que el juglar nacido en Atánquez, departamento del Cesar, con 95 años de edad y residente en Bogotá, es el padre, precursor indiscutible del canto vallenato y que en Colombia, pero en particular en la costa Caribe colombiana, no se le ha hecho el debido reconocimiento en vida a este hombre.
También hace apenas unos días leí la columna de mi amigo el poeta, escritor y profesor José Atuesta Mindiola, en la que llama la atención a la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata para que a la mayor brevedad le rinda ese homenaje en vivo al maestro Fernández.
El periodista y jefe de prensa del Festival Vallenato, Juan Rincón Vanegas, le hizo a fínales del mes de abril de este año una hermosa crónica a Fernández, y en general se han escrito unas cuantas columnas sobre su vida y obra, pero no me parece suficiente para el legado que le deja Fernández, no solo al canto vallenato, sino a la música colombiana.
En el año 2015, un grupo de amigos encabezados por Aldo Cadena Rojas, quien para la época fungía como director del Instituto Distrital de Recreación y Deportes, realizamos en el Parque Simón Bolívar de Bogotá, el Festival Corazón Caribe en homenaje a Alberto Fernández Mindiola; allí lo tuvimos en plena tarima y lo hicimos cantar rondando ya sus 90 años, descubriendo que su voz se mantenía y se mantiene intacta, como en aquellos tiempos en los que interpretó como nadie a su amigo del alma Rafael Calixto Escalona Martínez, con el que compartió desde niño en el Colegio Loperena y con quien se trenzaba en discusiones sobre quien iba a hacer famoso a quien.
Uno no entiende cómo un hombre con los aportes que Fernández ha hecho a la música colombiana y, en particular, como quien puso la plana en el canto vallenato, para las generaciones de hoy se encuentre casi en el anonimato. En el Cesar y La Guajira se habla con mayor propiedad de muchos cantantes vallenatos que no han hecho por nuestra música ni el uno por ciento de lo que hizo Alberto.
Desde esta columna hago un llamado urgente al Ministerio de Cultura y a la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, así como a las autoridades nacionales y locales para que ahora en vida (95 años) se le haga un grandioso y merecido homenaje al padre del canto vallenato Alberto Fernández Mindiola.
COLOFÓN: A comienzos de esta semana recibimos la triste noticia de los problemas de salud del gran ‘Flaco de oro’, como se le conoce en este medio al padre del vallenato lírico o romántico Gustavo Gutiérrez Cabello. Hacemos votos para su pronta recuperación.