Tener una empresa pública en constante crisis es un hueco al bolsillo de todos los usuarios y contribuyentes. Como lo señalé en una de mis columnas anteriores, titulada ‘Hiperinflación burocrática’, aquí hay mucha burocracia inútil e inoficiosa. A Emdupar se la comió su propia burocracia. Emdupar es una empresa fracasada e inviable financieramente, los trabajadores […]
Tener una empresa pública en constante crisis es un hueco al bolsillo de todos los usuarios y contribuyentes. Como lo señalé en una de mis columnas anteriores, titulada ‘Hiperinflación burocrática’, aquí hay mucha burocracia inútil e inoficiosa. A Emdupar se la comió su propia burocracia.
Emdupar es una empresa fracasada e inviable financieramente, los trabajadores y el sindicato con sus exageradas pretensiones extralegales creen que laboran en Ecopetrol o en Goldman Sachs, piensan que la empresa es un poderosísimo conglomerado financiero cuyas arcas son sólidas y crecen con el paso de los años. Por otra parte, las administraciones municipales se encargaron de nombrar inútiles e involucrar a personajes corruptos en la administración de la entidad. Ya acabaron con la vaca lechera y todavía la quieren seguir ordeñando.
Emdupar es un negocio chimbo por su politiquería, su exagerada nómina, por sus flojos contratistas, por el pésimo negocio con Radian y por el descuido de toda una vida para cobrar la cartera vencida. Hoy la empresa es una acumulación de deudas, problemas y fracasos.
Se inventaron una fórmula estúpida y bastante rebuscada para “rescatar a Emdupar”: un contrato atípico de alianza estratégica que le entrega a un privado la empresa por un periodo superior a 20 años, asumiendo la administración pública del extenso pasivo (que basura de negocio).
Salieron a regalar a Emdupar bajo un contrato que, como abogado, puedo decir que es una de las figuras jurídicas más estúpidas y exóticas que he visto, y eso que me he topado con bastantes idiotas en el camino.
En lugar de salir a ponerle paños de agua tibia a esta empresa en crisis, con contratos improductivos de “alianzas estratégicas”, debieron implementar la solución para que Emdupar deje de ser una carga para el municipio de Valledupar y para todos los usuarios: sacar a la plaga corrupta, recortar nómina y dejar de otorgar beneficios extralegales que afectan la operatividad de la empresa.
La solución a esta crisis era recortar gastos extraordinarios y sacar a los parásitos que se comieron la empresa, así de simple. ¿Para qué siguieron inyectándole plata pública a una empresa desastrosa e inviable? ¿Para seguir pagándole exagerados beneficios extralegales a los trabajadores mientras la empresa agoniza? ¿Para seguir engordando sindicalistas? ¿Para mantener contratistas que solo sirven para pasar cuentas de cobro? ¿Para mantener una nómina exageradamente alta?
La solución siempre fue organizar a Emdupar para hacerla sostenible con sus gastos. No regalársela a los primeros aventajados que se aparecieron por aquí.
Emdupar terminó siendo inviable y nunca entendieron que se necesitaba recortar nómina, dejar de merendarse la plata ajena y dejar de creer que Emdupar es la gallina de los huevos de oro para todo el que trabaje en la entidad.
Hicieron de Emdupar una caja menor destinada a beneficiar parásitos y a desmejorar el servicio. Aquí hizo escala una terrible idea de lo público: piensan que con plata pública todo es infinito y que los más idiotas son los que siempre deben pagar para mantener a otros. Ahora regalaron la empresa y quedaron como corruptos, incompetentes e inútiles.
Emdupar dejó de ser patrimonio de Valledupar para convertirse en un pesado lastre con el que hay que cargar gracias a la corrupción, la politiquería y los malos manejos.
El deber es tener empresas públicas eficientes y autosostenibles, no la basura en la que convirtieron a Emdupar.
Tal vez este desastre haga reflexionar a ciertos sindicalistas y a ciertos trabajadores avivatos que con sus absurdas pretensiones económicas también contribuyeron a que Emdupar se hundiera en el fracaso. Esta mala privatización revela un fuerte mensaje para que sindicalistas, trabajadores abusivos, gerentes y políticos dejen de merendarse lo público.
Nunca limpiaron a Emdupar de la politiquería, de los malos manejos y de la plaga corrupta. Al final salieron a regalar la empresa con un negocio chimbo.
Emdupar dejó de ser viable y todavía hay mucho ingenuo que se sigue aferrando a la fracasada idea de rescatar a la empresa de servicios públicos “orgullo de Valledupar”.
Ya acabaron con Emdupar, ¿qué van a inventar?
Tener una empresa pública en constante crisis es un hueco al bolsillo de todos los usuarios y contribuyentes. Como lo señalé en una de mis columnas anteriores, titulada ‘Hiperinflación burocrática’, aquí hay mucha burocracia inútil e inoficiosa. A Emdupar se la comió su propia burocracia. Emdupar es una empresa fracasada e inviable financieramente, los trabajadores […]
Tener una empresa pública en constante crisis es un hueco al bolsillo de todos los usuarios y contribuyentes. Como lo señalé en una de mis columnas anteriores, titulada ‘Hiperinflación burocrática’, aquí hay mucha burocracia inútil e inoficiosa. A Emdupar se la comió su propia burocracia.
Emdupar es una empresa fracasada e inviable financieramente, los trabajadores y el sindicato con sus exageradas pretensiones extralegales creen que laboran en Ecopetrol o en Goldman Sachs, piensan que la empresa es un poderosísimo conglomerado financiero cuyas arcas son sólidas y crecen con el paso de los años. Por otra parte, las administraciones municipales se encargaron de nombrar inútiles e involucrar a personajes corruptos en la administración de la entidad. Ya acabaron con la vaca lechera y todavía la quieren seguir ordeñando.
Emdupar es un negocio chimbo por su politiquería, su exagerada nómina, por sus flojos contratistas, por el pésimo negocio con Radian y por el descuido de toda una vida para cobrar la cartera vencida. Hoy la empresa es una acumulación de deudas, problemas y fracasos.
Se inventaron una fórmula estúpida y bastante rebuscada para “rescatar a Emdupar”: un contrato atípico de alianza estratégica que le entrega a un privado la empresa por un periodo superior a 20 años, asumiendo la administración pública del extenso pasivo (que basura de negocio).
Salieron a regalar a Emdupar bajo un contrato que, como abogado, puedo decir que es una de las figuras jurídicas más estúpidas y exóticas que he visto, y eso que me he topado con bastantes idiotas en el camino.
En lugar de salir a ponerle paños de agua tibia a esta empresa en crisis, con contratos improductivos de “alianzas estratégicas”, debieron implementar la solución para que Emdupar deje de ser una carga para el municipio de Valledupar y para todos los usuarios: sacar a la plaga corrupta, recortar nómina y dejar de otorgar beneficios extralegales que afectan la operatividad de la empresa.
La solución a esta crisis era recortar gastos extraordinarios y sacar a los parásitos que se comieron la empresa, así de simple. ¿Para qué siguieron inyectándole plata pública a una empresa desastrosa e inviable? ¿Para seguir pagándole exagerados beneficios extralegales a los trabajadores mientras la empresa agoniza? ¿Para seguir engordando sindicalistas? ¿Para mantener contratistas que solo sirven para pasar cuentas de cobro? ¿Para mantener una nómina exageradamente alta?
La solución siempre fue organizar a Emdupar para hacerla sostenible con sus gastos. No regalársela a los primeros aventajados que se aparecieron por aquí.
Emdupar terminó siendo inviable y nunca entendieron que se necesitaba recortar nómina, dejar de merendarse la plata ajena y dejar de creer que Emdupar es la gallina de los huevos de oro para todo el que trabaje en la entidad.
Hicieron de Emdupar una caja menor destinada a beneficiar parásitos y a desmejorar el servicio. Aquí hizo escala una terrible idea de lo público: piensan que con plata pública todo es infinito y que los más idiotas son los que siempre deben pagar para mantener a otros. Ahora regalaron la empresa y quedaron como corruptos, incompetentes e inútiles.
Emdupar dejó de ser patrimonio de Valledupar para convertirse en un pesado lastre con el que hay que cargar gracias a la corrupción, la politiquería y los malos manejos.
El deber es tener empresas públicas eficientes y autosostenibles, no la basura en la que convirtieron a Emdupar.
Tal vez este desastre haga reflexionar a ciertos sindicalistas y a ciertos trabajadores avivatos que con sus absurdas pretensiones económicas también contribuyeron a que Emdupar se hundiera en el fracaso. Esta mala privatización revela un fuerte mensaje para que sindicalistas, trabajadores abusivos, gerentes y políticos dejen de merendarse lo público.
Nunca limpiaron a Emdupar de la politiquería, de los malos manejos y de la plaga corrupta. Al final salieron a regalar la empresa con un negocio chimbo.
Emdupar dejó de ser viable y todavía hay mucho ingenuo que se sigue aferrando a la fracasada idea de rescatar a la empresa de servicios públicos “orgullo de Valledupar”.
Ya acabaron con Emdupar, ¿qué van a inventar?