Los hoy cesarenses y, en general, los que vivieron la riqueza de Venezuela, aún no se imaginan la magnitud del colapso del que fue hace 60 años uno de los países más ricos del mundo. Todo indica, según estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), que desde el 2013, cuando Nicolás Maduro tomó las riendas del […]
Los hoy cesarenses y, en general, los que vivieron la riqueza de Venezuela, aún no se imaginan la magnitud del colapso del que fue hace 60 años uno de los países más ricos del mundo.
Todo indica, según estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), que desde el 2013, cuando Nicolás Maduro tomó las riendas del país, “el PIB de Venezuela va a perder, al cierre de este 2021, el 83,5 % de su tamaño, pasando de los US$258.993 millones que tenía hasta US$42.530 millones de la actualidad (…) respecto a la economía colombiana, cuyo tamaño está un poco por debajo de los US$300.000 millones año por cuenta de la pandemia del coronavirus, el PIB de Venezuela sería bastante inferior, incluso, que el de solamente Bogotá que, a cierre de 2020, sumó $259,8 billones, unos US$71.600 millones.
Todo esto después de que en el 2020, el PIB venezolano habría caído un 30 %, que dejó su indicador con una cifra de US$47.255 millones; es la nación que presentará un mayor desplome durante este año (…) este comportamiento, por supuesto, también se traduce en peores condiciones para las personas. Uno de los indicadores es el PIB per cápita, el cual al cierre de 2021 sería de tan solo US$1.542, muy inferior a los US$10.568 que llegó a alcanzar el país, en 2015. Aunque el peor año que presentó Venezuela en cuanto al crecimiento de índice de precios fue 2018, en el que aumentó 130.060 %, desde entonces han seguido cifras muy elevadas”. (Portafolio, 25 abril)
En ese periodo se ha desplomado a nada la moneda, el ingreso medio del venezolano por día es equivalente a $2.650 colombianos, y la producción petrolera, que llegó a ser de 3.5 millones de barriles diarios, hoy es de 600 mil, por debajo de la anual de Colombia. En 2013, el comercio entre ambas naciones era de US 2.700 millones, hoy es menor a US 200 millones.
Las sanciones gringas agravaron el declive, junto a la caída de los precios del petróleo después de 2014, pero el pésimo manejo de la economía venía desde los últimos años del gobierno de Chávez.
El economista Asdrúbal Oliveros, director de Ecoanalítica de Venezuela, en el portal Prodavinci, nos hace una radiografía que resumimos: La economía está en el foso. Habría que hacer una evaluación de los sobrevivientes, de cómo operar después y ver cómo esos sobrevivientes se adaptan. La recuperación va a ser extremadamente lenta. Es la peor contracción económica de América Latina en los últimos 50 años. Es imposible recuperarse por los propios medios. No los tienen ni los ciudadanos, ni las empresas, ni el Estado. Va a requerirse una inmensa cooperación internacional. Solo va a ser posible si se resuelve el tema político, empezando por la legitimidad del presidente. El Estado como proveedor de bienes y servicios públicos se acabó. Eso explica que hoy el Estado le permita operar al sector privado con autonomía, con independencia. Si no, la situación se haría más inviable de lo que ya es. Se hace, incluso, por supervivencia política. El impacto que tenía la actividad petrolera en la economía no petrolera tampoco existe ya. Dos de cada tres pagos se hacen en dólares. El mercado negro es el rey de la economía.
Los hoy cesarenses y, en general, los que vivieron la riqueza de Venezuela, aún no se imaginan la magnitud del colapso del que fue hace 60 años uno de los países más ricos del mundo. Todo indica, según estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), que desde el 2013, cuando Nicolás Maduro tomó las riendas del […]
Los hoy cesarenses y, en general, los que vivieron la riqueza de Venezuela, aún no se imaginan la magnitud del colapso del que fue hace 60 años uno de los países más ricos del mundo.
Todo indica, según estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), que desde el 2013, cuando Nicolás Maduro tomó las riendas del país, “el PIB de Venezuela va a perder, al cierre de este 2021, el 83,5 % de su tamaño, pasando de los US$258.993 millones que tenía hasta US$42.530 millones de la actualidad (…) respecto a la economía colombiana, cuyo tamaño está un poco por debajo de los US$300.000 millones año por cuenta de la pandemia del coronavirus, el PIB de Venezuela sería bastante inferior, incluso, que el de solamente Bogotá que, a cierre de 2020, sumó $259,8 billones, unos US$71.600 millones.
Todo esto después de que en el 2020, el PIB venezolano habría caído un 30 %, que dejó su indicador con una cifra de US$47.255 millones; es la nación que presentará un mayor desplome durante este año (…) este comportamiento, por supuesto, también se traduce en peores condiciones para las personas. Uno de los indicadores es el PIB per cápita, el cual al cierre de 2021 sería de tan solo US$1.542, muy inferior a los US$10.568 que llegó a alcanzar el país, en 2015. Aunque el peor año que presentó Venezuela en cuanto al crecimiento de índice de precios fue 2018, en el que aumentó 130.060 %, desde entonces han seguido cifras muy elevadas”. (Portafolio, 25 abril)
En ese periodo se ha desplomado a nada la moneda, el ingreso medio del venezolano por día es equivalente a $2.650 colombianos, y la producción petrolera, que llegó a ser de 3.5 millones de barriles diarios, hoy es de 600 mil, por debajo de la anual de Colombia. En 2013, el comercio entre ambas naciones era de US 2.700 millones, hoy es menor a US 200 millones.
Las sanciones gringas agravaron el declive, junto a la caída de los precios del petróleo después de 2014, pero el pésimo manejo de la economía venía desde los últimos años del gobierno de Chávez.
El economista Asdrúbal Oliveros, director de Ecoanalítica de Venezuela, en el portal Prodavinci, nos hace una radiografía que resumimos: La economía está en el foso. Habría que hacer una evaluación de los sobrevivientes, de cómo operar después y ver cómo esos sobrevivientes se adaptan. La recuperación va a ser extremadamente lenta. Es la peor contracción económica de América Latina en los últimos 50 años. Es imposible recuperarse por los propios medios. No los tienen ni los ciudadanos, ni las empresas, ni el Estado. Va a requerirse una inmensa cooperación internacional. Solo va a ser posible si se resuelve el tema político, empezando por la legitimidad del presidente. El Estado como proveedor de bienes y servicios públicos se acabó. Eso explica que hoy el Estado le permita operar al sector privado con autonomía, con independencia. Si no, la situación se haría más inviable de lo que ya es. Se hace, incluso, por supervivencia política. El impacto que tenía la actividad petrolera en la economía no petrolera tampoco existe ya. Dos de cada tres pagos se hacen en dólares. El mercado negro es el rey de la economía.