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Columnista - 16 junio, 2021

Alegrarse de la muerte de los demás

Celebrar la muerte de un ser humano es rayar en la insensibilidad  de quienes se creen inmortales, que con arrogancia, petulancia y prepotencia apelan al bajo instinto de los humanos, desconociendo que la vida tiene fecha de caducidad y que más tarde que temprano, y por mucha longevidad que tengamos estamos predestinados a morir, porque […]

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Celebrar la muerte de un ser humano es rayar en la insensibilidad  de quienes se creen inmortales, que con arrogancia, petulancia y prepotencia apelan al bajo instinto de los humanos, desconociendo que la vida tiene fecha de caducidad y que más tarde que temprano, y por mucha longevidad que tengamos estamos predestinados a morir, porque nadie nació pa’ semilla y nadie ha salido vivo de la muerte, excepto el dador de vida.

El más práctico, aunque para algunos son los más insolidarios e indolentes, es el antioqueño -claro no todos-, cuando reprochan el duelo, tras sentenciar: “No te lamentes de la muerte de los demás, que tú también te vas a morir”.

“Es divertido saber que aquellos que te desean lo peor tienen que soportar que te ocurra lo mejor”, son frases ingeniosas que surgen como respuesta al alma envenenada que proclama: “No me alegro, pero me corre un fresquito que fulano o sutano se haya muerto”.

“No hay mayor fracaso que alegrarse de la muerte de aquel hombre que no pudiste vencer en vida”, escribió Fidel Castro, apunte premonitorio al deseo de la senadora María Fernanda Cabal cuando murió el nobel Gabriel García Márquez, de quien cuestionó su afinidad política con el líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro. “Pronto estarán juntos en el infierno”, profetizó Cabal, lo que generó ola de indignación y explosión de ira.

Y claro, aunque intentó edulcorar o matizar su veneno, no podía desmeritar la grandeza literaria del nobel, que no fue indiferente a macondo al describir la matanza de las bananeras, hecho que trató de minimizar la legisladora del Centro Democrático.

La muerte es ganancia cuando se muere en Cristo, lo que implica un Plan de Salvación en vida, y somos salvos por la gracia y la infinita misericordia del Todopoderoso, para reencontrarnos con fe y esperanza, así el nobel proclame que no hay mayor victoria que la de estar vivo, pero Eclesiastés 7:1 en el libro imprescindible y más leído del mundo (la Biblia), lo contradice: “Es mejor el día de la muerte, que el día del nacimiento”.

“Cuando los vicios envejecen en el anciano solo la avaricia permanece joven”. El avaro se lleva esas bajas pasiones a la tumba, pero parece que el odio también, conforme la ambición, la envidia, la ira y el orgullo, son 5 grandes enemigos de la humanidad.

La vida es muy corta para anidar odios tan largos en la eterna pugna de ideologías de izquierda y de derecha, junto a derivaciones partidistas de centro, medio lado, a lo costado, boca arriba, media vuelta, vuelta entera, boquita de ternera, la Tercera Vía de Tony Blair y pare de contar, que nos impiden vivir a plenitud, sin egoísmos y mezquindades, pero no aprendemos de una guerra fratricida y anacrónica engendrada en la falta de oportunidades y demandas tercermundistas que no escapan a la corrupción, con ribetes más preocupantes cada día, habida cuenta de que no terminamos de sobreponernos a un escándalo cuando llega el otro, por ahora el más vergonzoso, el hecho de que 10 mil procesos disciplinarios vayan a la caneca de la basura por vencimiento de términos, casos emblemáticos, entre otros, como el robo a Córdoba, el PAE, Reficar, Ruta del Sol y Odebrecht, tras el cual en Perú se han caído 5 presidentes y está en vilo la excandidata Keiko Fujimori, pero en Colombia no pasa nada.

Columnista
16 junio, 2021

Alegrarse de la muerte de los demás

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Miguel Aroca Yepez

Celebrar la muerte de un ser humano es rayar en la insensibilidad  de quienes se creen inmortales, que con arrogancia, petulancia y prepotencia apelan al bajo instinto de los humanos, desconociendo que la vida tiene fecha de caducidad y que más tarde que temprano, y por mucha longevidad que tengamos estamos predestinados a morir, porque […]


Celebrar la muerte de un ser humano es rayar en la insensibilidad  de quienes se creen inmortales, que con arrogancia, petulancia y prepotencia apelan al bajo instinto de los humanos, desconociendo que la vida tiene fecha de caducidad y que más tarde que temprano, y por mucha longevidad que tengamos estamos predestinados a morir, porque nadie nació pa’ semilla y nadie ha salido vivo de la muerte, excepto el dador de vida.

El más práctico, aunque para algunos son los más insolidarios e indolentes, es el antioqueño -claro no todos-, cuando reprochan el duelo, tras sentenciar: “No te lamentes de la muerte de los demás, que tú también te vas a morir”.

“Es divertido saber que aquellos que te desean lo peor tienen que soportar que te ocurra lo mejor”, son frases ingeniosas que surgen como respuesta al alma envenenada que proclama: “No me alegro, pero me corre un fresquito que fulano o sutano se haya muerto”.

“No hay mayor fracaso que alegrarse de la muerte de aquel hombre que no pudiste vencer en vida”, escribió Fidel Castro, apunte premonitorio al deseo de la senadora María Fernanda Cabal cuando murió el nobel Gabriel García Márquez, de quien cuestionó su afinidad política con el líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro. “Pronto estarán juntos en el infierno”, profetizó Cabal, lo que generó ola de indignación y explosión de ira.

Y claro, aunque intentó edulcorar o matizar su veneno, no podía desmeritar la grandeza literaria del nobel, que no fue indiferente a macondo al describir la matanza de las bananeras, hecho que trató de minimizar la legisladora del Centro Democrático.

La muerte es ganancia cuando se muere en Cristo, lo que implica un Plan de Salvación en vida, y somos salvos por la gracia y la infinita misericordia del Todopoderoso, para reencontrarnos con fe y esperanza, así el nobel proclame que no hay mayor victoria que la de estar vivo, pero Eclesiastés 7:1 en el libro imprescindible y más leído del mundo (la Biblia), lo contradice: “Es mejor el día de la muerte, que el día del nacimiento”.

“Cuando los vicios envejecen en el anciano solo la avaricia permanece joven”. El avaro se lleva esas bajas pasiones a la tumba, pero parece que el odio también, conforme la ambición, la envidia, la ira y el orgullo, son 5 grandes enemigos de la humanidad.

La vida es muy corta para anidar odios tan largos en la eterna pugna de ideologías de izquierda y de derecha, junto a derivaciones partidistas de centro, medio lado, a lo costado, boca arriba, media vuelta, vuelta entera, boquita de ternera, la Tercera Vía de Tony Blair y pare de contar, que nos impiden vivir a plenitud, sin egoísmos y mezquindades, pero no aprendemos de una guerra fratricida y anacrónica engendrada en la falta de oportunidades y demandas tercermundistas que no escapan a la corrupción, con ribetes más preocupantes cada día, habida cuenta de que no terminamos de sobreponernos a un escándalo cuando llega el otro, por ahora el más vergonzoso, el hecho de que 10 mil procesos disciplinarios vayan a la caneca de la basura por vencimiento de términos, casos emblemáticos, entre otros, como el robo a Córdoba, el PAE, Reficar, Ruta del Sol y Odebrecht, tras el cual en Perú se han caído 5 presidentes y está en vilo la excandidata Keiko Fujimori, pero en Colombia no pasa nada.