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Columnista - 28 diciembre, 2020

Décimas de Fin de Año

I Pronto se va el dos mil veinte y nos deja preocupados el mundo está acorralado por la pandemia inclemente.   Tenemos que ser prudentes porque el virus no se ha ido él  permanece escondido con su poder invisible, y todos somos sensibles debemos estar prevenidos.                  II Esperemos la llegada del año dos mil veintiuno, […]

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I

Pronto se va el dos mil veinte

y nos deja preocupados

el mundo está acorralado

por la pandemia inclemente.  

Tenemos que ser prudentes

porque el virus no se ha ido

él  permanece escondido

con su poder invisible,

y todos somos sensibles

debemos estar prevenidos.

                 II

Esperemos la llegada

del año dos mil veintiuno,

que no se quede ninguno

con la esperanza apagada.  

La vida siempre es sagrada

es un precepto divino,

que la luz del peregrino

sea una guitarra en el alma

y el viento silbe en la palma

bendiciendo los  caminos.  

               III

Que Dios nos dé el esplendor

para embellecer el bien,

y edificar nuestro edén

con las bases del amor.

Que el perfume del albor

sea un espiral de azucenas;

que brillen las cosas buenas

en el dintel del hogar,

y la alegría no ha de faltar

para sopesar las penas.

             IV

Y nuestra Patria querida

de belleza y de quimera,

de sus hijos siempre espera

la dignidad por la vida.

Ya basta de tantas heridas

de arrogancia y de terror;

respetar es lo mejor

y aceptar las diferencias

para que en nuestra conciencia

brille la paz y el amor.

Columnista
28 diciembre, 2020

Décimas de Fin de Año

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José Atuesta Mindiola

I Pronto se va el dos mil veinte y nos deja preocupados el mundo está acorralado por la pandemia inclemente.   Tenemos que ser prudentes porque el virus no se ha ido él  permanece escondido con su poder invisible, y todos somos sensibles debemos estar prevenidos.                  II Esperemos la llegada del año dos mil veintiuno, […]


I

Pronto se va el dos mil veinte

y nos deja preocupados

el mundo está acorralado

por la pandemia inclemente.  

Tenemos que ser prudentes

porque el virus no se ha ido

él  permanece escondido

con su poder invisible,

y todos somos sensibles

debemos estar prevenidos.

                 II

Esperemos la llegada

del año dos mil veintiuno,

que no se quede ninguno

con la esperanza apagada.  

La vida siempre es sagrada

es un precepto divino,

que la luz del peregrino

sea una guitarra en el alma

y el viento silbe en la palma

bendiciendo los  caminos.  

               III

Que Dios nos dé el esplendor

para embellecer el bien,

y edificar nuestro edén

con las bases del amor.

Que el perfume del albor

sea un espiral de azucenas;

que brillen las cosas buenas

en el dintel del hogar,

y la alegría no ha de faltar

para sopesar las penas.

             IV

Y nuestra Patria querida

de belleza y de quimera,

de sus hijos siempre espera

la dignidad por la vida.

Ya basta de tantas heridas

de arrogancia y de terror;

respetar es lo mejor

y aceptar las diferencias

para que en nuestra conciencia

brille la paz y el amor.