Después de una parsimonia y letargo donde se permitió el ingreso de vuelos y pasajeros provenientes de países donde el Covid-19 estaba realizando estragos y posterior a las medidas tomadas por algunos alcaldes y gobernadores de adelantar un simulacro de aislamiento preventivo, el Gobierno nacional decide tomar medidas contundentes y afrontar de una vez por […]
Después de una parsimonia y letargo donde se permitió el ingreso de vuelos y pasajeros provenientes de países donde el Covid-19 estaba realizando estragos y posterior a las medidas tomadas por algunos alcaldes y gobernadores de adelantar un simulacro de aislamiento preventivo, el Gobierno nacional decide tomar medidas contundentes y afrontar de una vez por toda la amenaza de la pandemia decretando la cuarentena obligatoria.
Esta cuarentena total sorprendió a todos, hasta al mismo Gobierno, quienes no previeron la situación de millones de compatriotas que viven en condiciones de vulnerabilidad, sin empleo, sin ingresos, los cuales perciben su sustento de la labor diaria (rebusque), de ahí que tuvieron que agilizar las entregas de subsidios, enviando a nuestros adultos mayores, mujeres cabezas de familias y jóvenes a exponerse realizando largas filas para poder cobrarlos y contar con un mínimo recurso para subsistir.
Durante la cuarentena hemos evidenciado como el Gobierno planea su política al aislamiento, con la expedición de múltiples decretos con el propósito de brindar solución a la problemática causada por la epidemia y por la cuarentena, pero hemos comprobado la inconciencia y falta de responsabilidad de muchos, con nosotros mismos, nuestras familias y con la sociedad, con el incumpliendo de la medida y la disposición de no quedarnos en casa.
Ahora después de padecer el daño de la máquina que realiza las pruebas del Covid-19 y el llamado de atención del procurador donde expresa que “las bases de datos no muestran la realidad más cercana del avance del virus en el país”, el presidente Duque sorprende al país abriendo la puerta para que, una vez concluya la cuarentena actual, implementar una “cuarentena inteligente”.
Este aislamiento inteligente no es otro que dejar a los adultos mayores, niños y jóvenes en cuarentena, asi mismo permitir la reactivación de la actividad laboral y productiva de algunos sectores para reavivar la economía, toda vez que si el desarrollo social se deteriora también trae una gran afectación a la salud.
Ante este panorama me asaltan algunas inquietudes. ¿Estamos preparados para acatar el tal aislamiento inteligente?, ¿será que el Gobierno represó las pruebas del Covid-19 para aplanar la curva de contagio?, ¿se aplanó la curva de contagio para poder reactivar el sector productivo y laboral, beneficiando a los empresarios?, ¿con esta medida es la clase obrera y vulnerable las que asumirán las consecuencias nefastas de la pandemia para que los pudientes del país puedan vivir su vida a su ritmo y tranquilidad?
El Gobierno nacional toma como referencia o espejo el caso de Corea del Sur, olvidándose que los colombianos no tenemos la tecnología, ingreso per cápita, facilidades, disciplina y cultura de esta nación, además carecemos de los elementos de bioseguridad para nuestro personal médico y población en general, no contamos con el número de camas en UCI y respiradores artificiales suficientes para atender una crisis.
Dios gracia, la iniciativa no tuvo la acogida en ningún sector de la sociedad a excepción de gremios económicos y empresarios fue desestimada, el Gobierno decreto la ampliación de la cuarentena total, porque la experiencia demuestra que países en desarrollo como Italia, España e incluso nuestro ídolo Estados Unidos han sucumbido ante la pandemia, menos mal no cometimos el mismo y garrafal error de anteponer la economía y productividad de unos pocos por la salud de la mayoría, seamos responsable con nuestra gente, con nuestro país y tomemos la mejor decisión para todos.
Después de una parsimonia y letargo donde se permitió el ingreso de vuelos y pasajeros provenientes de países donde el Covid-19 estaba realizando estragos y posterior a las medidas tomadas por algunos alcaldes y gobernadores de adelantar un simulacro de aislamiento preventivo, el Gobierno nacional decide tomar medidas contundentes y afrontar de una vez por […]
Después de una parsimonia y letargo donde se permitió el ingreso de vuelos y pasajeros provenientes de países donde el Covid-19 estaba realizando estragos y posterior a las medidas tomadas por algunos alcaldes y gobernadores de adelantar un simulacro de aislamiento preventivo, el Gobierno nacional decide tomar medidas contundentes y afrontar de una vez por toda la amenaza de la pandemia decretando la cuarentena obligatoria.
Esta cuarentena total sorprendió a todos, hasta al mismo Gobierno, quienes no previeron la situación de millones de compatriotas que viven en condiciones de vulnerabilidad, sin empleo, sin ingresos, los cuales perciben su sustento de la labor diaria (rebusque), de ahí que tuvieron que agilizar las entregas de subsidios, enviando a nuestros adultos mayores, mujeres cabezas de familias y jóvenes a exponerse realizando largas filas para poder cobrarlos y contar con un mínimo recurso para subsistir.
Durante la cuarentena hemos evidenciado como el Gobierno planea su política al aislamiento, con la expedición de múltiples decretos con el propósito de brindar solución a la problemática causada por la epidemia y por la cuarentena, pero hemos comprobado la inconciencia y falta de responsabilidad de muchos, con nosotros mismos, nuestras familias y con la sociedad, con el incumpliendo de la medida y la disposición de no quedarnos en casa.
Ahora después de padecer el daño de la máquina que realiza las pruebas del Covid-19 y el llamado de atención del procurador donde expresa que “las bases de datos no muestran la realidad más cercana del avance del virus en el país”, el presidente Duque sorprende al país abriendo la puerta para que, una vez concluya la cuarentena actual, implementar una “cuarentena inteligente”.
Este aislamiento inteligente no es otro que dejar a los adultos mayores, niños y jóvenes en cuarentena, asi mismo permitir la reactivación de la actividad laboral y productiva de algunos sectores para reavivar la economía, toda vez que si el desarrollo social se deteriora también trae una gran afectación a la salud.
Ante este panorama me asaltan algunas inquietudes. ¿Estamos preparados para acatar el tal aislamiento inteligente?, ¿será que el Gobierno represó las pruebas del Covid-19 para aplanar la curva de contagio?, ¿se aplanó la curva de contagio para poder reactivar el sector productivo y laboral, beneficiando a los empresarios?, ¿con esta medida es la clase obrera y vulnerable las que asumirán las consecuencias nefastas de la pandemia para que los pudientes del país puedan vivir su vida a su ritmo y tranquilidad?
El Gobierno nacional toma como referencia o espejo el caso de Corea del Sur, olvidándose que los colombianos no tenemos la tecnología, ingreso per cápita, facilidades, disciplina y cultura de esta nación, además carecemos de los elementos de bioseguridad para nuestro personal médico y población en general, no contamos con el número de camas en UCI y respiradores artificiales suficientes para atender una crisis.
Dios gracia, la iniciativa no tuvo la acogida en ningún sector de la sociedad a excepción de gremios económicos y empresarios fue desestimada, el Gobierno decreto la ampliación de la cuarentena total, porque la experiencia demuestra que países en desarrollo como Italia, España e incluso nuestro ídolo Estados Unidos han sucumbido ante la pandemia, menos mal no cometimos el mismo y garrafal error de anteponer la economía y productividad de unos pocos por la salud de la mayoría, seamos responsable con nuestra gente, con nuestro país y tomemos la mejor decisión para todos.