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Columnista - 5 marzo, 2020

Recursos hídricos, recursos estratégicos

Al desarrollar este tema, cabe la obligación de sentar la premisa que la estrategia de apropiación y dominio en el mundo son los recursos hídricos. Para argumentar esta afirmación, hacemos mención de lo que decía el entonces vicepresidente del Banco Mundial, Ismail Serageldin en 1999 en una entrevista publicada en el semanario Newsweek, quien observaba […]

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Al desarrollar este tema, cabe la obligación de sentar la premisa que la estrategia de apropiación y dominio en el mundo son los recursos hídricos. Para argumentar esta afirmación, hacemos mención de lo que decía el entonces vicepresidente del Banco Mundial, Ismail Serageldin en 1999 en una entrevista publicada en el semanario Newsweek, quien observaba que, si muchas de las guerras del siglo XX fueron por petróleo, las del siglo XXI serán por agua (ya se han dado).

Quizás esta sea una declaración apropiada para quien desempeñó un alto cargo de dirección de una de las instituciones más comprometidas con la privatización del agua dulce en el mundo. Por su parte, el geógrafo brasileño Carlos Walter Porto Concalves, llama la atención sobre la dimensión global de la disputa por la apropiación y el control del agua, que se profundizó a partir de la segunda mitad de la década de 1990.

Podemos decir que hoy la cuestión del agua no se presenta como un problema localizado, manipulado, sea por oligarquías latifundistas regionales o por políticos populistas. Los antiguos protagonistas que durante tanto tiempo manejaron la escasez del agua intermediando sequias y caños, están siendo sustituidos en el control de la gestión de este recurso para nuevos protagonistas.

Digamos que los protagonistas de esta disputa ya no son más actores políticos locales, sino globales, entre ellas, las grandes corporaciones transnacionales, las grandes organizaciones no gubernamentales y los gestores globales.

Estos protagonistas configuran lo que se denomina un nuevo territorio global, donde operan en escala mundial articulando los intereses, por un lado, de los gestores técnicos que se atribuyen la tarea “mejorar la eficacia del aprovechamiento del agua” y, por otro de los empresarios interesados en el proceso de privatización de este recurso natural.

El argumento central está en la base ideológica de este recurso escaso que se hace imprescindible su gestión eficiente. Luego la mejor manera de asegurar esta eficiencia es a través de una política de precios adecuado y un proceso de privatización. Este argumento, que el neoliberalismo usó hasta últimas décadas del siglo pasado para aplicar su modelo económico en América Latina, fue el sustento para la privatización de gran parte de las empresas públicas a precios muy por debajo del valor real en la región. El agua no fue una excepción.

Así los sistemas de conducción de agua potable en las ciudades se pusieron en manos de empresas privadas (que esto no pase con Emdupar), cuya “eficiencia” en el tratamiento adecuado y la calidad del agua condujo a la expansión de un nuevo sector, el del agua potable embotellada que funciona como un oligopolio global.

NOTA: ¿Cuándo empezará a operar el sistema de recolección de escombros en Valledupar, la construcción de un coso y el reemplazo de los carro mulas?

Columnista
5 marzo, 2020

Recursos hídricos, recursos estratégicos

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Hernán Maestre Martínez

Al desarrollar este tema, cabe la obligación de sentar la premisa que la estrategia de apropiación y dominio en el mundo son los recursos hídricos. Para argumentar esta afirmación, hacemos mención de lo que decía el entonces vicepresidente del Banco Mundial, Ismail Serageldin en 1999 en una entrevista publicada en el semanario Newsweek, quien observaba […]


Al desarrollar este tema, cabe la obligación de sentar la premisa que la estrategia de apropiación y dominio en el mundo son los recursos hídricos. Para argumentar esta afirmación, hacemos mención de lo que decía el entonces vicepresidente del Banco Mundial, Ismail Serageldin en 1999 en una entrevista publicada en el semanario Newsweek, quien observaba que, si muchas de las guerras del siglo XX fueron por petróleo, las del siglo XXI serán por agua (ya se han dado).

Quizás esta sea una declaración apropiada para quien desempeñó un alto cargo de dirección de una de las instituciones más comprometidas con la privatización del agua dulce en el mundo. Por su parte, el geógrafo brasileño Carlos Walter Porto Concalves, llama la atención sobre la dimensión global de la disputa por la apropiación y el control del agua, que se profundizó a partir de la segunda mitad de la década de 1990.

Podemos decir que hoy la cuestión del agua no se presenta como un problema localizado, manipulado, sea por oligarquías latifundistas regionales o por políticos populistas. Los antiguos protagonistas que durante tanto tiempo manejaron la escasez del agua intermediando sequias y caños, están siendo sustituidos en el control de la gestión de este recurso para nuevos protagonistas.

Digamos que los protagonistas de esta disputa ya no son más actores políticos locales, sino globales, entre ellas, las grandes corporaciones transnacionales, las grandes organizaciones no gubernamentales y los gestores globales.

Estos protagonistas configuran lo que se denomina un nuevo territorio global, donde operan en escala mundial articulando los intereses, por un lado, de los gestores técnicos que se atribuyen la tarea “mejorar la eficacia del aprovechamiento del agua” y, por otro de los empresarios interesados en el proceso de privatización de este recurso natural.

El argumento central está en la base ideológica de este recurso escaso que se hace imprescindible su gestión eficiente. Luego la mejor manera de asegurar esta eficiencia es a través de una política de precios adecuado y un proceso de privatización. Este argumento, que el neoliberalismo usó hasta últimas décadas del siglo pasado para aplicar su modelo económico en América Latina, fue el sustento para la privatización de gran parte de las empresas públicas a precios muy por debajo del valor real en la región. El agua no fue una excepción.

Así los sistemas de conducción de agua potable en las ciudades se pusieron en manos de empresas privadas (que esto no pase con Emdupar), cuya “eficiencia” en el tratamiento adecuado y la calidad del agua condujo a la expansión de un nuevo sector, el del agua potable embotellada que funciona como un oligopolio global.

NOTA: ¿Cuándo empezará a operar el sistema de recolección de escombros en Valledupar, la construcción de un coso y el reemplazo de los carro mulas?