Para mañana 21 de noviembre está anunciado un paro nacional. Miles de gentes saldrán a marchar. Paro que tiene en ascuas al país. Diferentes movimientos sociales han expresado su desacuerdo con el Gobierno Nacional. Saldrán a marchar las centrales obreras CUT, CGTD, LGBTI, apoyada por grupos estudiantiles, partidos de oposición, sindicatos, comunidades indígenas, afrodescendientes y […]
Para mañana 21 de noviembre está anunciado un paro nacional. Miles de gentes saldrán a marchar. Paro que tiene en ascuas al país. Diferentes movimientos sociales han expresado su desacuerdo con el Gobierno Nacional. Saldrán a marchar las centrales obreras CUT, CGTD, LGBTI, apoyada por grupos estudiantiles, partidos de oposición, sindicatos, comunidades indígenas, afrodescendientes y personalidades de la farándula nacional.
Siempre he considerado que las marchas sociales son importantes siempre y cuando su finalidad sea lograr un gran impacto ante la opinión y al mismo tiempo se pueda conseguir su objetivo. Igual tengan un verdadero sentido y “apuntar al bien común y no prestarse a intereses personales o de grupos, ni a la implantación de ideologías o propósitos ajenos a la vida de nuestras comunidades”. Sabemos que es un derecho ciudadano a salir a las calles a expresar peticiones y descontentos.
Aquí en Valledupar se ha marchado en muchas ocasiones: Para lograr la construcción pro-sede de la Universidad Nacional, contra el abuso sexual a niños, niñas y adolescentes. Para el 21, entre las razones que señalan los movimientos sociales para sumarse al paro están la corrupción, las privatizaciones, el aumento de las tarifas de energía, la violencia contra los líderes sociales, indígenas y sindicalistas y a la oposición a reformas como la laboral, la pensional y tributaria, incumplimiento de acuerdos con trabajadores estatales y estudiantes, y rechazo al holding financiero.
Mucho se ha dicho y analizado sobre la conveniencia y utilidad de las marchas sociales. Hay quienes opinan que muchas de esas marchas aglutinan la repugnancia que genera la violencia indiscriminada. Para un observador con independencia, las marchas ciudadanas enmarcan innumerables sentimientos contra la anormalidad cotidiana, que ha sentado orondamente sus reales en nuestro país.
Además se marcha para que el inmenso aparato institucional entienda la necesidad inmediata de autopurificarse. Se marcha para que el grupo de jóvenes que terminan su preparación académica tenga la oportunidad de demostrar sus capacidades y realizar sus sueños. Se marcha contra la usura, los abogados deshonestos, para que el profesor enseñe, para que el Ejército y Policía nos den seguridad y para que el comerciante no altere los precios. En fin, sería innumerable el listado de clamor ciudadano que se expresan en las marchas.
Personalmente respeto el derecho a la protesta social. Pero invitamos a los colombianos a vivir estos momentos con responsabilidad ciudadana, pensando en el bien común y evitemos que este paro se convierta en marchas violentas, que puedan causar nerviosismo. Que sea una jornada pacífica y evitar el saqueo, vandalismo y la muerte. No toleren al violento, qué bueno poderlo hacer en paz, el paro no puede ser a base de piedra y de encapuchados.
Y finalmente, hacer un llamado a los ciudadanos a que mañana 21 de noviembre sean responsables del destino del país.
Y como es mi costumbre, trataré otro temita: La carrera 7ª o Calle del Cesar es tierra de nadie. Ha faltado mano fuerte del Gobierno.
Allí encontramos de todo. Está invadida de mototaxistas, ladrones, vendedores ambulantes y estacionarios, vendedores de toda clase de artículos, muchos negocios en los andenes y calzadas. Así como van las cosas, todos los almacenes de la carrera 7ª seguirán los pasos de su competencia. Por esta vía será difícil transitar en vehículo. Y nadie dice nada y nadie protesta. Estamos jodidos. Por eso es que hay marchas, por falta de autoridad. Ya los motociclistas circulan por el centro como si nada. ¿Se acabó el control que había?
Para mañana 21 de noviembre está anunciado un paro nacional. Miles de gentes saldrán a marchar. Paro que tiene en ascuas al país. Diferentes movimientos sociales han expresado su desacuerdo con el Gobierno Nacional. Saldrán a marchar las centrales obreras CUT, CGTD, LGBTI, apoyada por grupos estudiantiles, partidos de oposición, sindicatos, comunidades indígenas, afrodescendientes y […]
Para mañana 21 de noviembre está anunciado un paro nacional. Miles de gentes saldrán a marchar. Paro que tiene en ascuas al país. Diferentes movimientos sociales han expresado su desacuerdo con el Gobierno Nacional. Saldrán a marchar las centrales obreras CUT, CGTD, LGBTI, apoyada por grupos estudiantiles, partidos de oposición, sindicatos, comunidades indígenas, afrodescendientes y personalidades de la farándula nacional.
Siempre he considerado que las marchas sociales son importantes siempre y cuando su finalidad sea lograr un gran impacto ante la opinión y al mismo tiempo se pueda conseguir su objetivo. Igual tengan un verdadero sentido y “apuntar al bien común y no prestarse a intereses personales o de grupos, ni a la implantación de ideologías o propósitos ajenos a la vida de nuestras comunidades”. Sabemos que es un derecho ciudadano a salir a las calles a expresar peticiones y descontentos.
Aquí en Valledupar se ha marchado en muchas ocasiones: Para lograr la construcción pro-sede de la Universidad Nacional, contra el abuso sexual a niños, niñas y adolescentes. Para el 21, entre las razones que señalan los movimientos sociales para sumarse al paro están la corrupción, las privatizaciones, el aumento de las tarifas de energía, la violencia contra los líderes sociales, indígenas y sindicalistas y a la oposición a reformas como la laboral, la pensional y tributaria, incumplimiento de acuerdos con trabajadores estatales y estudiantes, y rechazo al holding financiero.
Mucho se ha dicho y analizado sobre la conveniencia y utilidad de las marchas sociales. Hay quienes opinan que muchas de esas marchas aglutinan la repugnancia que genera la violencia indiscriminada. Para un observador con independencia, las marchas ciudadanas enmarcan innumerables sentimientos contra la anormalidad cotidiana, que ha sentado orondamente sus reales en nuestro país.
Además se marcha para que el inmenso aparato institucional entienda la necesidad inmediata de autopurificarse. Se marcha para que el grupo de jóvenes que terminan su preparación académica tenga la oportunidad de demostrar sus capacidades y realizar sus sueños. Se marcha contra la usura, los abogados deshonestos, para que el profesor enseñe, para que el Ejército y Policía nos den seguridad y para que el comerciante no altere los precios. En fin, sería innumerable el listado de clamor ciudadano que se expresan en las marchas.
Personalmente respeto el derecho a la protesta social. Pero invitamos a los colombianos a vivir estos momentos con responsabilidad ciudadana, pensando en el bien común y evitemos que este paro se convierta en marchas violentas, que puedan causar nerviosismo. Que sea una jornada pacífica y evitar el saqueo, vandalismo y la muerte. No toleren al violento, qué bueno poderlo hacer en paz, el paro no puede ser a base de piedra y de encapuchados.
Y finalmente, hacer un llamado a los ciudadanos a que mañana 21 de noviembre sean responsables del destino del país.
Y como es mi costumbre, trataré otro temita: La carrera 7ª o Calle del Cesar es tierra de nadie. Ha faltado mano fuerte del Gobierno.
Allí encontramos de todo. Está invadida de mototaxistas, ladrones, vendedores ambulantes y estacionarios, vendedores de toda clase de artículos, muchos negocios en los andenes y calzadas. Así como van las cosas, todos los almacenes de la carrera 7ª seguirán los pasos de su competencia. Por esta vía será difícil transitar en vehículo. Y nadie dice nada y nadie protesta. Estamos jodidos. Por eso es que hay marchas, por falta de autoridad. Ya los motociclistas circulan por el centro como si nada. ¿Se acabó el control que había?