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Columnista - 20 abril, 2019

Algunas reflexiones ambientales para Semana Santa

“Hágase tu voluntad en la Tierra como en el cielo” dice Jesús en el Padrenuestro. Si esto es así, entonces deberíamos traer los valores del cielo a la Tierra. En el cielo las cosas no se extinguen. La sostenibilidad significa que no haces que las cosas se extingan. Y, sin embargo, eso es lo que […]

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“Hágase tu voluntad en la Tierra como en el cielo” dice Jesús en el Padrenuestro. Si esto es así, entonces deberíamos traer los valores del cielo a la Tierra. En el cielo las cosas no se extinguen. La sostenibilidad significa que no haces que las cosas se extingan. Y, sin embargo, eso es lo que hacemos, a especies enteras. Solo que no nos damos cuenta de ello a menos que escuchemos a los científicos que ayudan a explicar lo que la Creación no puede decirnos, aunque nos está hablando. Ese es el valor de la ciencia ayudarnos a entender lo que la Creación dice sobre sí misma.

Debemos poner atención a los que nos remite el apocalipsis, 11, 18 en su visión del final de los tiempos, el Apóstol Juan predice que Dios destruirá a quienes destruyen la Tierra, de modo, que tenemos la obligación moral de cuidarla, y vivir como si nuestra propia vida y nuestro propio futuro dependieran totalmente de ello. Tenemos que tener claro que las Escrituras no predicen un mundo que arde y desaparece, sino una Tierra refinada, purificada. La cuestión ahora, cuando nuestra especie está forzando los límites de tolerancia de la naturaleza, es si redunda en el beneficio nuestro y de nuestras especies hermanas de este planeta acelerar ese proceso. En otras palabras, cabe preguntarnos ¿estamos reduciendo nuestro número de habitantes lo bastante rápido como para salvarnos de la irreversible y posiblemente desastroso cambio del que nuestro mejores científicos están tratarnos de advertirnos? En el futuro podemos influir en el mundo de nuestros hijos y nietos por medio de lo que hagamos aquí y ahora.

El planeta es como una empresa que ha crecido más allá de sus medios y cuya cafetería es incapaz de alimentar a todo el personal, que se ha vuelto demasiado numeroso como para que se pueda pagar adecuadamente a todo el mundo como se merece. La Tierra no puede sustentar al actual número de seres humanos e inevitablemente, de una forma u otra, por tanto, dicho número debe reducirse. Lo ideal es una vida larga y saludable a todos los seres humanos que pueblan el planeta, para ello, debemos tomar el control nosotros mismos y reduciendo humanitariamente nuestro número reclutando a menos nuevos miembros de la especie humana para ocupar nuestro sitio o la naturaleza va a repartir infinidad de carta de despido.

Digamos finalmente que nos han dado este asombroso planeta con vastos recursos y unas increíbles dotaciones de energía, biología y agua, pero muchos de los recursos los estamos utilizando en la dirección equivocada y tenemos demasiada gente que quieren demasiadas cosas en un planeta cuya base de recursos se está empequeñeciendo. Entonces para esta Semana Mayor es menester reflexionar sobre nuestro cambio de aptitud y actitud frente a nuestro planeta.
*Especializado en gestión ambiental.

Columnista
20 abril, 2019

Algunas reflexiones ambientales para Semana Santa

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Hernán Maestre Martínez

“Hágase tu voluntad en la Tierra como en el cielo” dice Jesús en el Padrenuestro. Si esto es así, entonces deberíamos traer los valores del cielo a la Tierra. En el cielo las cosas no se extinguen. La sostenibilidad significa que no haces que las cosas se extingan. Y, sin embargo, eso es lo que […]


“Hágase tu voluntad en la Tierra como en el cielo” dice Jesús en el Padrenuestro. Si esto es así, entonces deberíamos traer los valores del cielo a la Tierra. En el cielo las cosas no se extinguen. La sostenibilidad significa que no haces que las cosas se extingan. Y, sin embargo, eso es lo que hacemos, a especies enteras. Solo que no nos damos cuenta de ello a menos que escuchemos a los científicos que ayudan a explicar lo que la Creación no puede decirnos, aunque nos está hablando. Ese es el valor de la ciencia ayudarnos a entender lo que la Creación dice sobre sí misma.

Debemos poner atención a los que nos remite el apocalipsis, 11, 18 en su visión del final de los tiempos, el Apóstol Juan predice que Dios destruirá a quienes destruyen la Tierra, de modo, que tenemos la obligación moral de cuidarla, y vivir como si nuestra propia vida y nuestro propio futuro dependieran totalmente de ello. Tenemos que tener claro que las Escrituras no predicen un mundo que arde y desaparece, sino una Tierra refinada, purificada. La cuestión ahora, cuando nuestra especie está forzando los límites de tolerancia de la naturaleza, es si redunda en el beneficio nuestro y de nuestras especies hermanas de este planeta acelerar ese proceso. En otras palabras, cabe preguntarnos ¿estamos reduciendo nuestro número de habitantes lo bastante rápido como para salvarnos de la irreversible y posiblemente desastroso cambio del que nuestro mejores científicos están tratarnos de advertirnos? En el futuro podemos influir en el mundo de nuestros hijos y nietos por medio de lo que hagamos aquí y ahora.

El planeta es como una empresa que ha crecido más allá de sus medios y cuya cafetería es incapaz de alimentar a todo el personal, que se ha vuelto demasiado numeroso como para que se pueda pagar adecuadamente a todo el mundo como se merece. La Tierra no puede sustentar al actual número de seres humanos e inevitablemente, de una forma u otra, por tanto, dicho número debe reducirse. Lo ideal es una vida larga y saludable a todos los seres humanos que pueblan el planeta, para ello, debemos tomar el control nosotros mismos y reduciendo humanitariamente nuestro número reclutando a menos nuevos miembros de la especie humana para ocupar nuestro sitio o la naturaleza va a repartir infinidad de carta de despido.

Digamos finalmente que nos han dado este asombroso planeta con vastos recursos y unas increíbles dotaciones de energía, biología y agua, pero muchos de los recursos los estamos utilizando en la dirección equivocada y tenemos demasiada gente que quieren demasiadas cosas en un planeta cuya base de recursos se está empequeñeciendo. Entonces para esta Semana Mayor es menester reflexionar sobre nuestro cambio de aptitud y actitud frente a nuestro planeta.
*Especializado en gestión ambiental.