Otra vez Los Besotes, “un proyecto que cada vez se hace más necesario para la región pero que cada vez se aleja más, no solo porque los indígenas han dicho en innumerables ocasiones que no están de acuerdo, sino porque cuesta millonarios recursos y nadie le garantiza su funcionamiento debido a que la experiencia como […]
Otra vez Los Besotes, “un proyecto que cada vez se hace más necesario para la región pero que cada vez se aleja más, no solo porque los indígenas han dicho en innumerables ocasiones que no están de acuerdo, sino porque cuesta millonarios recursos y nadie le garantiza su funcionamiento debido a que la experiencia como en La Guajira, así lo demuestran”, como me alegra esa noticia, no con el lente pesimista de Sandra Santiago y Maira Manosalva, sino con la lupa optimista de quien está convencido, que por fin se destinarán los recursos para comenzar esta obra redentora para la industria, el comercio y el agro de esta capital y municipios vecinos y que con seguridad se terminará e implementará la represa del Ranchería en La Guajira, la cual fue vista con indolencia, yo diría que con mala fe para el pueblo guajiro por parte del gobierno Santos.
En cuanto a los indígenas, concretamente los arhuacos, yo he hablado con muchos de ellos y su oposición no es ancestral ni religiosa, así lo manifestó su cabildo gobernador José María “Chema” Arroyo, quien me dijo que él no tomaba decisión personal sino democrática a través de su Consejo Consultor, una especie de Sanedrín compuesto por los más respetables de su etnia como son: Nolbelto Torres, Felix Lúquez, Juan Torres Villafañe, Kunchanawingumu Izquierdo, Kingumu Niño, entre otros y asesorados por las autorizadas voces de Zarwawiko y Arukin Torres, el polémico pintor y famoso fotógrafo Villafañe, el profesor Román Villafañe y el joven politólogo, figura importante de esa etnia, Raúl Fuentes y por último las consultas populares. Todos coinciden, lo mismo que yo, que a nadie se le pueden meter a su casa a hacerle remodelaciones o transformaciones sin pedir permiso o comprar el bien. Los Besotes es una finca que tiene aproximadamente 400 hectáreas que el municipio compró y se las adjudicó a ellos, allí hay unas setenta familias con parcelas de cinco o seis hectáreas, hay un bello pueblito llamado Ikarwa o Besotes construido por la antigua Caja Agraria y cultivan de manera rústica y sin ayuda frutos como el limón, papaya, mango, naranja y productos de pancoger como yuca, plátano, guineo, ñame, malanga y hortalizas, tienen unos chivos y gallinas, pero viven en una pobreza extrema y pasan muchas necesidades “valdrá esa finca veinte mil millones de pesos”. No lo creo, ¿y que es esa suma para un proyecto que ya llega al medio billón? Nada, pero a ellos hay que proponerles formula y no llegar a invadirlos y a quitarles sus bienes no más por mi bonita cara. No, lo que hay es que comprarles o con su beneplácito reubicarlo en mejores condiciones como ha pasado en el Huila, Tolima, Antioquia y otras partes que a los propietarios de los terrenos los reubicaron con buenas parcelas, casas nuevas con sus instalaciones sanitarias, algunas vacas, chivos y gallinas y lo más importante con asistencia técnica, médica y social para todos. Si comenzamos por ahí con seguridad que Los Besotes que tiene otros enemigos agazapados, que no son los arhuacos será una realidad. Ojalá que el gobernador Franco Ovalle y el alcalde Tuto Uhia se empeñaran en comenzar a hacer realidad esta obsesión que siempre me ha acompañado para el bienestar de todos.
Otra vez Los Besotes, “un proyecto que cada vez se hace más necesario para la región pero que cada vez se aleja más, no solo porque los indígenas han dicho en innumerables ocasiones que no están de acuerdo, sino porque cuesta millonarios recursos y nadie le garantiza su funcionamiento debido a que la experiencia como […]
Otra vez Los Besotes, “un proyecto que cada vez se hace más necesario para la región pero que cada vez se aleja más, no solo porque los indígenas han dicho en innumerables ocasiones que no están de acuerdo, sino porque cuesta millonarios recursos y nadie le garantiza su funcionamiento debido a que la experiencia como en La Guajira, así lo demuestran”, como me alegra esa noticia, no con el lente pesimista de Sandra Santiago y Maira Manosalva, sino con la lupa optimista de quien está convencido, que por fin se destinarán los recursos para comenzar esta obra redentora para la industria, el comercio y el agro de esta capital y municipios vecinos y que con seguridad se terminará e implementará la represa del Ranchería en La Guajira, la cual fue vista con indolencia, yo diría que con mala fe para el pueblo guajiro por parte del gobierno Santos.
En cuanto a los indígenas, concretamente los arhuacos, yo he hablado con muchos de ellos y su oposición no es ancestral ni religiosa, así lo manifestó su cabildo gobernador José María “Chema” Arroyo, quien me dijo que él no tomaba decisión personal sino democrática a través de su Consejo Consultor, una especie de Sanedrín compuesto por los más respetables de su etnia como son: Nolbelto Torres, Felix Lúquez, Juan Torres Villafañe, Kunchanawingumu Izquierdo, Kingumu Niño, entre otros y asesorados por las autorizadas voces de Zarwawiko y Arukin Torres, el polémico pintor y famoso fotógrafo Villafañe, el profesor Román Villafañe y el joven politólogo, figura importante de esa etnia, Raúl Fuentes y por último las consultas populares. Todos coinciden, lo mismo que yo, que a nadie se le pueden meter a su casa a hacerle remodelaciones o transformaciones sin pedir permiso o comprar el bien. Los Besotes es una finca que tiene aproximadamente 400 hectáreas que el municipio compró y se las adjudicó a ellos, allí hay unas setenta familias con parcelas de cinco o seis hectáreas, hay un bello pueblito llamado Ikarwa o Besotes construido por la antigua Caja Agraria y cultivan de manera rústica y sin ayuda frutos como el limón, papaya, mango, naranja y productos de pancoger como yuca, plátano, guineo, ñame, malanga y hortalizas, tienen unos chivos y gallinas, pero viven en una pobreza extrema y pasan muchas necesidades “valdrá esa finca veinte mil millones de pesos”. No lo creo, ¿y que es esa suma para un proyecto que ya llega al medio billón? Nada, pero a ellos hay que proponerles formula y no llegar a invadirlos y a quitarles sus bienes no más por mi bonita cara. No, lo que hay es que comprarles o con su beneplácito reubicarlo en mejores condiciones como ha pasado en el Huila, Tolima, Antioquia y otras partes que a los propietarios de los terrenos los reubicaron con buenas parcelas, casas nuevas con sus instalaciones sanitarias, algunas vacas, chivos y gallinas y lo más importante con asistencia técnica, médica y social para todos. Si comenzamos por ahí con seguridad que Los Besotes que tiene otros enemigos agazapados, que no son los arhuacos será una realidad. Ojalá que el gobernador Franco Ovalle y el alcalde Tuto Uhia se empeñaran en comenzar a hacer realidad esta obsesión que siempre me ha acompañado para el bienestar de todos.