Cuando pensé que ya sabía todo de empanadas caras, recordé a mi amiga Martha Navarro Bentham, que en cierta oportunidad consumió una de camarones que costó la módica suma de siete mil quinientos pesos. Para mí ésta lideraba la lista de las caras, aunque deliciosa, según Martruja, yo seguía pensando que era costosa. Pero llega […]
Cuando pensé que ya sabía todo de empanadas caras, recordé a mi amiga Martha Navarro Bentham, que en cierta oportunidad consumió una de camarones que costó la módica suma de siete mil quinientos pesos. Para mí ésta lideraba la lista de las caras, aunque deliciosa, según Martruja, yo seguía pensando que era costosa. Pero llega por cuenta del Código de Policía una que superó todas las expectativas, ochocientos mil pesos; ¿ochocientos mil pesos? Increíble. Esto ha sido noticia en los medios, tema para memes de toda clase que marcó tendencia en las redes sociales. Los medios anunciaron: “el joven Steven Claros, y tres amigos más, en el sector de la castellana en Bogotá, decidieron darse un receso en la oficina y salieron a comer empanadas, sin imaginar que terminarían comiéndose la empanada más cara del mundo. Unos policías los vieron y los multaron con ochocientos treinta y cuatro mil pesos, según estipula el Código de Policía”. Mientras en Colombia hay cosas de mayor trascendencia, a las cuales la Policía debería dedicarse con mayor efectividad, además de perseguir y quitar motos, si es necesario que nos hagamos la pregunta del millón ¿Es éste acaso el modelo de autoridad que nuestro país necesita? Empezando porque es el Congreso quien pone a funcionar el Código de Policía a través de la Ley 1801 de 2016, que establece como objetivo convertirla en una herramienta para resolver los conflictos que afectan la convivencia y evitar que las conductas y sus consecuencias se conviertan en problemas de carácter judicial o incluso de tipo penal. ¿Será que comprar una empanada donde las Mahomas, o en cualquier mesa de frito de una esquina en un lugar de Colombia es un problema social? Según el código, el conocimiento y aplicación de esta normativa permitirá generar las condiciones de seguridad y tranquilidad que son tan anheladas por todos los colombianos. Sin embargo el tema de inseguridad sigue vigente y galopante: atracos y asesinatos de líderes, fleteo, intimidación de grupos ilegales, prostitución infantil; la movilidad y caos en la ciudad es latente. La corrupción pulula sin consideración y vemos que nada pasa. La ley es para los de ruana dice el adagio popular. En una clara manifestación de desafío a la justicia Colombiana el exministro Arias expreso “Me hubiera ido mejor estando en un grupo armado” tema de análisis, como este caso de las empanadas. ¿Colombia está sumida en una anarquía crónica, es acaso el Código de Policía el indicio de un autoritarismo nefasto? Hay que traer de Bogotá a los policías de las empanadas y soltarlos en la calle del Cesar para que con comparendos hagan ochas y panochas. Sólo Eso.
Cuando pensé que ya sabía todo de empanadas caras, recordé a mi amiga Martha Navarro Bentham, que en cierta oportunidad consumió una de camarones que costó la módica suma de siete mil quinientos pesos. Para mí ésta lideraba la lista de las caras, aunque deliciosa, según Martruja, yo seguía pensando que era costosa. Pero llega […]
Cuando pensé que ya sabía todo de empanadas caras, recordé a mi amiga Martha Navarro Bentham, que en cierta oportunidad consumió una de camarones que costó la módica suma de siete mil quinientos pesos. Para mí ésta lideraba la lista de las caras, aunque deliciosa, según Martruja, yo seguía pensando que era costosa. Pero llega por cuenta del Código de Policía una que superó todas las expectativas, ochocientos mil pesos; ¿ochocientos mil pesos? Increíble. Esto ha sido noticia en los medios, tema para memes de toda clase que marcó tendencia en las redes sociales. Los medios anunciaron: “el joven Steven Claros, y tres amigos más, en el sector de la castellana en Bogotá, decidieron darse un receso en la oficina y salieron a comer empanadas, sin imaginar que terminarían comiéndose la empanada más cara del mundo. Unos policías los vieron y los multaron con ochocientos treinta y cuatro mil pesos, según estipula el Código de Policía”. Mientras en Colombia hay cosas de mayor trascendencia, a las cuales la Policía debería dedicarse con mayor efectividad, además de perseguir y quitar motos, si es necesario que nos hagamos la pregunta del millón ¿Es éste acaso el modelo de autoridad que nuestro país necesita? Empezando porque es el Congreso quien pone a funcionar el Código de Policía a través de la Ley 1801 de 2016, que establece como objetivo convertirla en una herramienta para resolver los conflictos que afectan la convivencia y evitar que las conductas y sus consecuencias se conviertan en problemas de carácter judicial o incluso de tipo penal. ¿Será que comprar una empanada donde las Mahomas, o en cualquier mesa de frito de una esquina en un lugar de Colombia es un problema social? Según el código, el conocimiento y aplicación de esta normativa permitirá generar las condiciones de seguridad y tranquilidad que son tan anheladas por todos los colombianos. Sin embargo el tema de inseguridad sigue vigente y galopante: atracos y asesinatos de líderes, fleteo, intimidación de grupos ilegales, prostitución infantil; la movilidad y caos en la ciudad es latente. La corrupción pulula sin consideración y vemos que nada pasa. La ley es para los de ruana dice el adagio popular. En una clara manifestación de desafío a la justicia Colombiana el exministro Arias expreso “Me hubiera ido mejor estando en un grupo armado” tema de análisis, como este caso de las empanadas. ¿Colombia está sumida en una anarquía crónica, es acaso el Código de Policía el indicio de un autoritarismo nefasto? Hay que traer de Bogotá a los policías de las empanadas y soltarlos en la calle del Cesar para que con comparendos hagan ochas y panochas. Sólo Eso.