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Editorial - 8 enero, 2019

Un río generoso

Los miembros de la Asociación de vendedores ambulantes del río Guatapurí reportan que la fila de vehículos para disfrutar del sitio turístico llega, por momentos, hasta la DPA, y las fotografías en las redes sociales evidencian la increíble afluencia de público a este sitio emblemático de los vallenatos que es disfrutado por visitantes de varios […]

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Los miembros de la Asociación de vendedores ambulantes del río Guatapurí reportan que la fila de vehículos para disfrutar del sitio turístico llega, por momentos, hasta la DPA, y las fotografías en las redes sociales evidencian la increíble afluencia de público a este sitio emblemático de los vallenatos que es disfrutado por visitantes de varios continentes.

Es indudable que el balneario está ‘a reventar’, que el rumor de una Valledupar cultural atrae a miles de personas y que esta temporada se extiende hasta mediados de enero; la silla del Cacique y el monumento al ‘Gran Martín Elías’, así como todo lo que compone la glorieta Los Juglares son los atractivos de moda en la región, sin desconocer ‘La Ventana del Mundo’ que han construido en Barranquilla, y la belleza natural que desde hace siglos nos acompaña, y por eso gracias a Dios.

Sin embargo, nos asiste una preocupación: ¿hay socorristas suficientes para la multitud?, ¿brigada de limpieza durante la temporada?, (no la que al parecer está programada para hoy), ¿personal logístico que oriente, controle, informe a los bañistas lo que se puede y no se puede hacer?, ¿señalización?, no. No hay todo lo anteriormente mencionado. Y es que es importante por las razones que se vienen exponiendo año tras año: somos ejemplo nacional por nuestro río de agua limpia, fría e inspiradora. Y nos enorgullecemos de tenerlo sin retribuirle.

Aproximadamente kilómetro y medio que compone al balneario desde el puente vehicular hasta el bosque del Amor Amor está lleno de gente atraída por nuestra riqueza natural y cultural. ¿Será posible aprovechar la coyuntura para hacer un estudio pormenorizado de la oferta y la demanda turística?, que no sea solamente el fenómeno natural de la concurrencia y que el río nos permita lo que nos permite. El balneario y el Guatapurí son generosos, así es la naturaleza, mientras tanto los seres humanos somos aprovechamos desmedidamente, y sin orden ni control cualquier cosa es posible.

Es un éxito que nos visiten cada día más, y es una oportunidad de oro, casualmente en medio del naciente debate sobre la economía naranja, el hecho de que podamos estructurar de una vez por todas la oferta turística, clara, precisa, atractiva y sostenible. Cada persona que llega se va llevándose un pedacito de nuestra cultura y nuestra riqueza natural; ambas son, en cierta medida, renovables, y ambas sufren cambios insospechados sino hay control. Esperamos que nuestras autoridades estén diseñando desde ya el método que garantice a los miles de turistas la posibilidad de volver, pues los esperamos con los brazos abiertos y sin que nos tiemble la mano para exigirles cultura y limpieza, y que ese método también garantice que la cultura se enriquezca y que la riqueza natural no merme ante la masa hoy convertida en una torre de Babel. Hoy y mañana todos a limpiar el río.

Editorial
8 enero, 2019

Un río generoso

Los miembros de la Asociación de vendedores ambulantes del río Guatapurí reportan que la fila de vehículos para disfrutar del sitio turístico llega, por momentos, hasta la DPA, y las fotografías en las redes sociales evidencian la increíble afluencia de público a este sitio emblemático de los vallenatos que es disfrutado por visitantes de varios […]


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Los miembros de la Asociación de vendedores ambulantes del río Guatapurí reportan que la fila de vehículos para disfrutar del sitio turístico llega, por momentos, hasta la DPA, y las fotografías en las redes sociales evidencian la increíble afluencia de público a este sitio emblemático de los vallenatos que es disfrutado por visitantes de varios continentes.

Es indudable que el balneario está ‘a reventar’, que el rumor de una Valledupar cultural atrae a miles de personas y que esta temporada se extiende hasta mediados de enero; la silla del Cacique y el monumento al ‘Gran Martín Elías’, así como todo lo que compone la glorieta Los Juglares son los atractivos de moda en la región, sin desconocer ‘La Ventana del Mundo’ que han construido en Barranquilla, y la belleza natural que desde hace siglos nos acompaña, y por eso gracias a Dios.

Sin embargo, nos asiste una preocupación: ¿hay socorristas suficientes para la multitud?, ¿brigada de limpieza durante la temporada?, (no la que al parecer está programada para hoy), ¿personal logístico que oriente, controle, informe a los bañistas lo que se puede y no se puede hacer?, ¿señalización?, no. No hay todo lo anteriormente mencionado. Y es que es importante por las razones que se vienen exponiendo año tras año: somos ejemplo nacional por nuestro río de agua limpia, fría e inspiradora. Y nos enorgullecemos de tenerlo sin retribuirle.

Aproximadamente kilómetro y medio que compone al balneario desde el puente vehicular hasta el bosque del Amor Amor está lleno de gente atraída por nuestra riqueza natural y cultural. ¿Será posible aprovechar la coyuntura para hacer un estudio pormenorizado de la oferta y la demanda turística?, que no sea solamente el fenómeno natural de la concurrencia y que el río nos permita lo que nos permite. El balneario y el Guatapurí son generosos, así es la naturaleza, mientras tanto los seres humanos somos aprovechamos desmedidamente, y sin orden ni control cualquier cosa es posible.

Es un éxito que nos visiten cada día más, y es una oportunidad de oro, casualmente en medio del naciente debate sobre la economía naranja, el hecho de que podamos estructurar de una vez por todas la oferta turística, clara, precisa, atractiva y sostenible. Cada persona que llega se va llevándose un pedacito de nuestra cultura y nuestra riqueza natural; ambas son, en cierta medida, renovables, y ambas sufren cambios insospechados sino hay control. Esperamos que nuestras autoridades estén diseñando desde ya el método que garantice a los miles de turistas la posibilidad de volver, pues los esperamos con los brazos abiertos y sin que nos tiemble la mano para exigirles cultura y limpieza, y que ese método también garantice que la cultura se enriquezca y que la riqueza natural no merme ante la masa hoy convertida en una torre de Babel. Hoy y mañana todos a limpiar el río.