En el Cesar hay proyectos de explotación de carbón desde hace 27 años, hace una década se comenzó a hablar de hidrocarburos y recientemente de la producción de energía solar. Esto tiene varias lecturas que llevan a una sola conclusión, nuestro departamento es energético por excelencia. Han pasado 27 años desde que iniciaron los primeros […]
En el Cesar hay proyectos de explotación de carbón desde hace 27 años, hace una década se comenzó a hablar de hidrocarburos y recientemente de la producción de energía solar. Esto tiene varias lecturas que llevan a una sola conclusión, nuestro departamento es energético por excelencia.
Han pasado 27 años desde que iniciaron los primeros proyectos mineros y se estima que hay reservas de carbón, por lo menos, para otras tres décadas. Es decir, la dependencia de las actividades extractivistas no es tan a corto plazo como algunos sectores lo han promulgado.
Los recursos del Sistema General de Regalías provienen en su mayoría de la producción de
carbón, recursos que se distribuyen en todo el país y que podrían aumentar de aprobarse el fracking para explotación de petróleo y gas en el sur y norte del territorio cesarense.
Sin embargo, el gran reto es que todos esos indicadores de productividad, como el aporte al Producto Interno Bruto del que tanto sacan pecho las multinacionales y funcionarios del Gobierno en sus rendiciones de cuentas y socialización de proyectos, se reflejen en la vida de los ciudadanos de a pie, que los proyectos tengan licencia social, que los pueblos mineros dejen de ser los más pobres y subdesarrollados. Necesitamos planes de minería que sean acordes con los planes de desarrollo territorial para producir y conservar, conservar y producir; parafraseando un comentario de la presidenta de la Agencia Nacional de Minería, Silvana Habib.
En ese sentido, consideramos que hay que concertar con las comunidades indígenas y demás grupos representativos, para que no se sientan despojados y que por el contrario ayuden a tener proyectos que realmente apunten al desarrollo sostenible. También hay que entender que nos hemos vuelto dependientes de las carboeléctricas, termoeléctricas y de los diferentes productos derivados de la producción minera y de hidrocarburos. Por poner solo un ejemplo, la tinta que en el periódico da forma a estas letras se deriva de materiales fósiles; la tendencia apunta a que el papel y la tinta desaparecerá, pero en un largo proceso.
Entendemos que debe haber un cambio hacia las energías alternativas, y por eso celebramos que Enel Green Power esté desarrollando un proyecto de energía alternativa con paneles solares en el centro del Cesar. Eso muestra que la región tiene pasado, presente y futuro en la producción energética. El Cesar y La Guajira son las zonas del país que ofrecen mayores horas de luminosidad solar en el país, lo que quiere decir que la naturaleza se ha encargado de darle los mayores potenciales energéticos a esta zona del caribe colombiano, donde han puesto sus ojos y recursos los inversionistas italianos y también hay interés de empresarios chinos.
Los 30 años de reservas de carbón, que calculan los expertos, deben ser 30 años de transición; no nos apresuremos, no podremos aunque queramos.
Estos datos, reflexiones y comentarios surgieron del conversatorio sobre el sector minero- energético realizado ayer por la Gobernación del Cesar, en el que participaron líderes gremiales y de opinión, candidatos a alcaldías y a la misma Gobernación, buscando que en los futuros planes de desarrollo se tengan más en cuenta dichas potencialidades de nuestro territorio.
Compartimos la posición de José Miguel Linares Martínez, presidente de Drummond, cuando explicaba que no tiene sentido abandonar recursos del carbón, gas y petróleo, cuando hay un grave problema fiscal en el país que como solución tiene una polémica ley de financiamiento.
Aunque el Cesar sea hoy potencia minero-energética no olvidamos que su vocación es agropecuaria, por lo que exhortamos a los representantes de estos sectores de la producción a trabajar de la mano, en sinergia con las comunidades y el medio ambiente, para que así haya más impulso hacia el camino del desarrollo y la paz.
En el Cesar hay proyectos de explotación de carbón desde hace 27 años, hace una década se comenzó a hablar de hidrocarburos y recientemente de la producción de energía solar. Esto tiene varias lecturas que llevan a una sola conclusión, nuestro departamento es energético por excelencia. Han pasado 27 años desde que iniciaron los primeros […]
En el Cesar hay proyectos de explotación de carbón desde hace 27 años, hace una década se comenzó a hablar de hidrocarburos y recientemente de la producción de energía solar. Esto tiene varias lecturas que llevan a una sola conclusión, nuestro departamento es energético por excelencia.
Han pasado 27 años desde que iniciaron los primeros proyectos mineros y se estima que hay reservas de carbón, por lo menos, para otras tres décadas. Es decir, la dependencia de las actividades extractivistas no es tan a corto plazo como algunos sectores lo han promulgado.
Los recursos del Sistema General de Regalías provienen en su mayoría de la producción de
carbón, recursos que se distribuyen en todo el país y que podrían aumentar de aprobarse el fracking para explotación de petróleo y gas en el sur y norte del territorio cesarense.
Sin embargo, el gran reto es que todos esos indicadores de productividad, como el aporte al Producto Interno Bruto del que tanto sacan pecho las multinacionales y funcionarios del Gobierno en sus rendiciones de cuentas y socialización de proyectos, se reflejen en la vida de los ciudadanos de a pie, que los proyectos tengan licencia social, que los pueblos mineros dejen de ser los más pobres y subdesarrollados. Necesitamos planes de minería que sean acordes con los planes de desarrollo territorial para producir y conservar, conservar y producir; parafraseando un comentario de la presidenta de la Agencia Nacional de Minería, Silvana Habib.
En ese sentido, consideramos que hay que concertar con las comunidades indígenas y demás grupos representativos, para que no se sientan despojados y que por el contrario ayuden a tener proyectos que realmente apunten al desarrollo sostenible. También hay que entender que nos hemos vuelto dependientes de las carboeléctricas, termoeléctricas y de los diferentes productos derivados de la producción minera y de hidrocarburos. Por poner solo un ejemplo, la tinta que en el periódico da forma a estas letras se deriva de materiales fósiles; la tendencia apunta a que el papel y la tinta desaparecerá, pero en un largo proceso.
Entendemos que debe haber un cambio hacia las energías alternativas, y por eso celebramos que Enel Green Power esté desarrollando un proyecto de energía alternativa con paneles solares en el centro del Cesar. Eso muestra que la región tiene pasado, presente y futuro en la producción energética. El Cesar y La Guajira son las zonas del país que ofrecen mayores horas de luminosidad solar en el país, lo que quiere decir que la naturaleza se ha encargado de darle los mayores potenciales energéticos a esta zona del caribe colombiano, donde han puesto sus ojos y recursos los inversionistas italianos y también hay interés de empresarios chinos.
Los 30 años de reservas de carbón, que calculan los expertos, deben ser 30 años de transición; no nos apresuremos, no podremos aunque queramos.
Estos datos, reflexiones y comentarios surgieron del conversatorio sobre el sector minero- energético realizado ayer por la Gobernación del Cesar, en el que participaron líderes gremiales y de opinión, candidatos a alcaldías y a la misma Gobernación, buscando que en los futuros planes de desarrollo se tengan más en cuenta dichas potencialidades de nuestro territorio.
Compartimos la posición de José Miguel Linares Martínez, presidente de Drummond, cuando explicaba que no tiene sentido abandonar recursos del carbón, gas y petróleo, cuando hay un grave problema fiscal en el país que como solución tiene una polémica ley de financiamiento.
Aunque el Cesar sea hoy potencia minero-energética no olvidamos que su vocación es agropecuaria, por lo que exhortamos a los representantes de estos sectores de la producción a trabajar de la mano, en sinergia con las comunidades y el medio ambiente, para que así haya más impulso hacia el camino del desarrollo y la paz.