Dos días antes de terminar su gestión, el contralor Maya envió una carta al ministro de Agricultura, Andrés Valencia, improcedente, malintencionada y llena de falsedades, para arrogarse luego la pretensión de impartir una irrespetuosa “orden” al Ministerio, que “deberá imperiosamente”, garantizar que la administración parafiscal no recaiga nuevamente en Fedegán. A raíz de la elección […]
Dos días antes de terminar su gestión, el contralor Maya envió una carta al ministro de Agricultura, Andrés Valencia, improcedente, malintencionada y llena de falsedades, para arrogarse luego la pretensión de impartir una irrespetuosa “orden” al Ministerio, que “deberá imperiosamente”, garantizar que la administración parafiscal no recaiga nuevamente en Fedegán.
A raíz de la elección de su sucesor, Maya había dado otra demostración de su “mala leche”, al incidir indebidamente en el proceso, echando mano de la difamación embozada pero evidente, ante lo cual un periodista dio con las causas de tal animadversión, que yo confirmé recientemente.
Es una razón privada, relacionada con una vieja deuda impagada por parte del hoy adalid de la pulcritud. Se pierde la plata y el amigo, reza el proverbio, pues el señor Maya se convirtió en enemigo de oficio. Una historia prosaica, de no ser porque, en su afán persecutorio, usó y abusó de las instituciones a su cargo, durante ocho años como procurador y cuatro como contralor.
Durante su cuestionada Procuraduría, no solo me impuso una sanción injustificada, sino que chuzó mis teléfonos durante seis meses, primero buscando un “rabo de paja” que nunca encontró porque no existía, y luego para bloquear mi designación como presidente de Fedegán en favor de su cuñado.
Durante su etapa de Contralor, se sumó a la persecución del gobierno Santos contra Fedegán. No obstante, como le manifesté en carta al ministro Valencia, después de cuatro años de auditorías al FNG, el contralor no encontró un solo hecho que le permitiera endilgar alguna responsabilidad fiscal a Fedegán.
En su carta, acusa a Fedegán de bloquear el proceso licitatorio para la adjudicación de la administración parafiscal, de tergiversar las calificaciones de la CGR y de la liquidación del FNG, por haber puesto en riesgo su patrimonio con unos avales a Friogán. En la nuestra, demostramos con hechos y argumentos la falsedad de sus acusaciones, que si fueran ciertas, la Contraloría a su cargo no habría archivado todas las investigaciones.
Como corolario, le señalamos al ministro la paradoja de esta persecución. Friogán se salvó de la liquidación y es una promisoria empresa, mientras el FNG fue liquidado, sus empleados despedidos, se perdió el estatus de país libre de aftosa y se le causó lesión enorme a Fedegán y a la ganadería.
En su obsesiva persecución, ya de salida, Maya decide prevaricar, violentando normas constitucionales e incurriendo en desacato de la sentencia que prohíbe a la CGR el control de advertencia; una conducta abusiva, con la intención de presionar mediáticamente las decisiones del Ministerio.
Infame el adiós desesperado de Maya contra Fedegán; ejemplo aberrante de abuso de poder por parte de quien posa como adalid anticorrupción. A Dios gracias, no hay mal que dure cien años.
José Félix Lafaurie Rivera
@jflafaurie
Dos días antes de terminar su gestión, el contralor Maya envió una carta al ministro de Agricultura, Andrés Valencia, improcedente, malintencionada y llena de falsedades, para arrogarse luego la pretensión de impartir una irrespetuosa “orden” al Ministerio, que “deberá imperiosamente”, garantizar que la administración parafiscal no recaiga nuevamente en Fedegán. A raíz de la elección […]
Dos días antes de terminar su gestión, el contralor Maya envió una carta al ministro de Agricultura, Andrés Valencia, improcedente, malintencionada y llena de falsedades, para arrogarse luego la pretensión de impartir una irrespetuosa “orden” al Ministerio, que “deberá imperiosamente”, garantizar que la administración parafiscal no recaiga nuevamente en Fedegán.
A raíz de la elección de su sucesor, Maya había dado otra demostración de su “mala leche”, al incidir indebidamente en el proceso, echando mano de la difamación embozada pero evidente, ante lo cual un periodista dio con las causas de tal animadversión, que yo confirmé recientemente.
Es una razón privada, relacionada con una vieja deuda impagada por parte del hoy adalid de la pulcritud. Se pierde la plata y el amigo, reza el proverbio, pues el señor Maya se convirtió en enemigo de oficio. Una historia prosaica, de no ser porque, en su afán persecutorio, usó y abusó de las instituciones a su cargo, durante ocho años como procurador y cuatro como contralor.
Durante su cuestionada Procuraduría, no solo me impuso una sanción injustificada, sino que chuzó mis teléfonos durante seis meses, primero buscando un “rabo de paja” que nunca encontró porque no existía, y luego para bloquear mi designación como presidente de Fedegán en favor de su cuñado.
Durante su etapa de Contralor, se sumó a la persecución del gobierno Santos contra Fedegán. No obstante, como le manifesté en carta al ministro Valencia, después de cuatro años de auditorías al FNG, el contralor no encontró un solo hecho que le permitiera endilgar alguna responsabilidad fiscal a Fedegán.
En su carta, acusa a Fedegán de bloquear el proceso licitatorio para la adjudicación de la administración parafiscal, de tergiversar las calificaciones de la CGR y de la liquidación del FNG, por haber puesto en riesgo su patrimonio con unos avales a Friogán. En la nuestra, demostramos con hechos y argumentos la falsedad de sus acusaciones, que si fueran ciertas, la Contraloría a su cargo no habría archivado todas las investigaciones.
Como corolario, le señalamos al ministro la paradoja de esta persecución. Friogán se salvó de la liquidación y es una promisoria empresa, mientras el FNG fue liquidado, sus empleados despedidos, se perdió el estatus de país libre de aftosa y se le causó lesión enorme a Fedegán y a la ganadería.
En su obsesiva persecución, ya de salida, Maya decide prevaricar, violentando normas constitucionales e incurriendo en desacato de la sentencia que prohíbe a la CGR el control de advertencia; una conducta abusiva, con la intención de presionar mediáticamente las decisiones del Ministerio.
Infame el adiós desesperado de Maya contra Fedegán; ejemplo aberrante de abuso de poder por parte de quien posa como adalid anticorrupción. A Dios gracias, no hay mal que dure cien años.
José Félix Lafaurie Rivera
@jflafaurie