Los comicios del pasado domingo volvieron a ser la reafirmación de que este país está muy lejos de tener a una mujer a la cabeza y muchas mujeres en el legislativo. Hay un momento en que uno ya, embebido en sus propios pensamientos, no quiere seguir consolándose con “hemos logrado mucho, antes no podíamos ni […]
Los comicios del pasado domingo volvieron a ser la reafirmación de que este país está muy lejos de tener a una mujer a la cabeza y muchas mujeres en el legislativo. Hay un momento en que uno ya, embebido en sus propios pensamientos, no quiere seguir consolándose con “hemos logrado mucho, antes no podíamos ni votar”.
El único chance para tener una candidata presidencial viable lo teníamos con Martha Lucía Ramírez, pero este país parece no haber visto eso. La Consulta por Colombia terminó dejando de lado al personaje del trío que se había contado, al de mayor experiencia en el ejecutivo, al mejor conocedor del país. Era mujer, no había oportunidad. Al final del día tuvimos que ver a Martha Lucía dejándose alzar la mano por Duque con una sonrisa forzada, la de ella, en su presentación como fórmula vicepresidencial, sumándose a las otras segundas de los otros candidatos y, lo siento, el segundo puesto es el segundo, punto. Solo hay una medalla de oro.
Las cosas para las mujeres terminaron estas elecciones en que en el Congreso se posesionarán el próximo 20 de julio 56 mujeres, lo cual corresponde al 21.7 % del total de 258 congresistas. Un porcentaje que deja, en términos de elección popular, a las mujeres por debajo del 30 % de la cuota femenina de participación. El asunto es lamentable, no somos capaces de sacar el mínimo, no somos representativas y una golondrina no hace verano. Para qué nos vamos a decir mentiras. De las 308 mujeres candidatas al Senado, 25 obtuvieron curul y de las 637 aspirantes a la Cámara, 31 lo consiguieron. Solo se logró, entre las dos cámaras, 2 escaños más que en las elecciones de 2014. Solo tres partidos tuvieron una mujer a la cabeza de lista.
Ahora veamos lo que pasó en nuestro Caribe: de los siete departamentos, seis sacaron mujeres a la cámara. Fueron en total tres por el partido Conservador, una del partido Liberal, otra de Opción Ciudadana, dos de la U, y finalmente, una más de Cambio Radical. Para un total de 8 mujeres. Ninguna pertenece al Cesar. El Cesar no sacó mujeres a la Cámara. Fuimos el único departamento del Caribe en el que no elegimos a ninguna mujer. Vergonzoso, por decir lo menos, con todas las mujeres infinitamente valiosas que han hecho tanto por el departamento.
Margaret Thatcher decía que “cualquier mujer que entienda los problemas de llevar una casa está muy cerca de entender los de llevar un país”. Sobran las explicaciones. Hasta los hombres entienden.
Los comicios del pasado domingo volvieron a ser la reafirmación de que este país está muy lejos de tener a una mujer a la cabeza y muchas mujeres en el legislativo. Hay un momento en que uno ya, embebido en sus propios pensamientos, no quiere seguir consolándose con “hemos logrado mucho, antes no podíamos ni […]
Los comicios del pasado domingo volvieron a ser la reafirmación de que este país está muy lejos de tener a una mujer a la cabeza y muchas mujeres en el legislativo. Hay un momento en que uno ya, embebido en sus propios pensamientos, no quiere seguir consolándose con “hemos logrado mucho, antes no podíamos ni votar”.
El único chance para tener una candidata presidencial viable lo teníamos con Martha Lucía Ramírez, pero este país parece no haber visto eso. La Consulta por Colombia terminó dejando de lado al personaje del trío que se había contado, al de mayor experiencia en el ejecutivo, al mejor conocedor del país. Era mujer, no había oportunidad. Al final del día tuvimos que ver a Martha Lucía dejándose alzar la mano por Duque con una sonrisa forzada, la de ella, en su presentación como fórmula vicepresidencial, sumándose a las otras segundas de los otros candidatos y, lo siento, el segundo puesto es el segundo, punto. Solo hay una medalla de oro.
Las cosas para las mujeres terminaron estas elecciones en que en el Congreso se posesionarán el próximo 20 de julio 56 mujeres, lo cual corresponde al 21.7 % del total de 258 congresistas. Un porcentaje que deja, en términos de elección popular, a las mujeres por debajo del 30 % de la cuota femenina de participación. El asunto es lamentable, no somos capaces de sacar el mínimo, no somos representativas y una golondrina no hace verano. Para qué nos vamos a decir mentiras. De las 308 mujeres candidatas al Senado, 25 obtuvieron curul y de las 637 aspirantes a la Cámara, 31 lo consiguieron. Solo se logró, entre las dos cámaras, 2 escaños más que en las elecciones de 2014. Solo tres partidos tuvieron una mujer a la cabeza de lista.
Ahora veamos lo que pasó en nuestro Caribe: de los siete departamentos, seis sacaron mujeres a la cámara. Fueron en total tres por el partido Conservador, una del partido Liberal, otra de Opción Ciudadana, dos de la U, y finalmente, una más de Cambio Radical. Para un total de 8 mujeres. Ninguna pertenece al Cesar. El Cesar no sacó mujeres a la Cámara. Fuimos el único departamento del Caribe en el que no elegimos a ninguna mujer. Vergonzoso, por decir lo menos, con todas las mujeres infinitamente valiosas que han hecho tanto por el departamento.
Margaret Thatcher decía que “cualquier mujer que entienda los problemas de llevar una casa está muy cerca de entender los de llevar un país”. Sobran las explicaciones. Hasta los hombres entienden.