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Columnista - 11 abril, 2017

Rey de reyes de acordeón sobre el filo de la navaja

La versión del gigante de medio siglo nos recuerda a los primeros festivales en los cuales concurrieron los más connotados acordeonistas de la región. A propósito de acordeonista he escuchado con mucha atención la afirmación de uno de los más y mejor informado de nuestro folclor, incluso pionero, el cual goza de mi aprecio, respeto […]

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La versión del gigante de medio siglo nos recuerda a los primeros festivales en los cuales concurrieron los más connotados acordeonistas de la región. A propósito de acordeonista he escuchado con mucha atención la afirmación de uno de los más y mejor informado de nuestro folclor, incluso pionero, el cual goza de mi aprecio, respeto y admiración por su capacidad, mejor dicho es un disco duro del vallenato, el hombre dice que si decimos acordeonista y no decimos acordeonero, estamos estropeando el folclor y la tradición, hombre ahí lo único que se está haciendo es remplazar la palabra de la costumbre tradicional por la palabra técnica, en Colombia el uso de las palabras las valida, así se validó la palabra folclor, juglar y otros, hoy se valida acordeonero por el uso.

El mestizo sin ningún pulimento técnico musical le llamó equivocadamente al que toca acordeón, acordeonero y así nos llega hasta el día de hoy. Pero, si de pronto descubrimos que el término correcto es acordeonista, qué hay de malo en usarlo. Nada absolutamente nada, se estropea el folclor cuando lo fusionamos con otra música, cuando se dice que el vallenato es hijo de la música mexicana o cubana, cuando se anuncia para el Festival en un cartel enorme a un reguetonero y a este lo ponen gigante y a los nuestros pequeñitos, cuando llega la temporada carnavalera y todas las agrupaciones corren a grabar música de carnaval y cuando viene el Festival Vallenato nadie graba una puya, un son un paseo y un merengue, se estropea cuando no se hace diferencia entre un juglar urbano y un juglar pionero de la tradición, cuando no se hace diferencia entre un vallenato tradicional y uno de la nueva ola.

Bien hasta ahí sobre esto.

Bueno ¿Por qué el filo de la navaja? Porque difícilmente va a haber un ganador o un perdedor en la plantilla que está inscrita, citemos algunos: Omar Geles, ‘El Pangue’ Maestre, Juan José Granados, Saúl Lalleman, Almes Granados, Álvaro López, Julián Rojas, Navin López, Wilmer Mendoza, ‘Chema’ Ramos hijo, Fredy Sierra, etc. En este grupo el que no camine a paso finito y suba sobre el filo se, corta o se va de lado. Pregunta: ¿Quién los va a calificar? ¿Quién se mete a la candela? ¿Quién quiere quemarse?

Ni modo ‘El Pollito’ Herrera, por lo que se ve no va (va a llorar, Dios lo consuele y le ayude). Con él, el avispero hubiese sido peor, ‘El Pollito’ es como los boxeadores mejicanos, primero se mueren en el ring antes que perder, “hambre” de seguro hay en sus dedos.

Todos los inscritos son merengueros, puyeros, soneros y ejecutan el paseo a la perfección, tiene que ser el más brillante de la noche pues no se puede empañar el medio siglo del acordeón sobre la tarima con un favoritismo o con regalo, un buen resultado es el premio y pago agradecido para la Junta que durante años nos ha ofrecido un buen espectáculo, diga lo que se diga.

‘El Pangue’ es la cuota de la cantera musical, gran cuna de acordeones. ‘Pangue’ mijito tocá, con una mano agarrado del Cristo y con la otra del acordeón.

Rosendo Romero Ospino

 

Columnista
11 abril, 2017

Rey de reyes de acordeón sobre el filo de la navaja

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Rosendo Romero Ospino

La versión del gigante de medio siglo nos recuerda a los primeros festivales en los cuales concurrieron los más connotados acordeonistas de la región. A propósito de acordeonista he escuchado con mucha atención la afirmación de uno de los más y mejor informado de nuestro folclor, incluso pionero, el cual goza de mi aprecio, respeto […]


La versión del gigante de medio siglo nos recuerda a los primeros festivales en los cuales concurrieron los más connotados acordeonistas de la región. A propósito de acordeonista he escuchado con mucha atención la afirmación de uno de los más y mejor informado de nuestro folclor, incluso pionero, el cual goza de mi aprecio, respeto y admiración por su capacidad, mejor dicho es un disco duro del vallenato, el hombre dice que si decimos acordeonista y no decimos acordeonero, estamos estropeando el folclor y la tradición, hombre ahí lo único que se está haciendo es remplazar la palabra de la costumbre tradicional por la palabra técnica, en Colombia el uso de las palabras las valida, así se validó la palabra folclor, juglar y otros, hoy se valida acordeonero por el uso.

El mestizo sin ningún pulimento técnico musical le llamó equivocadamente al que toca acordeón, acordeonero y así nos llega hasta el día de hoy. Pero, si de pronto descubrimos que el término correcto es acordeonista, qué hay de malo en usarlo. Nada absolutamente nada, se estropea el folclor cuando lo fusionamos con otra música, cuando se dice que el vallenato es hijo de la música mexicana o cubana, cuando se anuncia para el Festival en un cartel enorme a un reguetonero y a este lo ponen gigante y a los nuestros pequeñitos, cuando llega la temporada carnavalera y todas las agrupaciones corren a grabar música de carnaval y cuando viene el Festival Vallenato nadie graba una puya, un son un paseo y un merengue, se estropea cuando no se hace diferencia entre un juglar urbano y un juglar pionero de la tradición, cuando no se hace diferencia entre un vallenato tradicional y uno de la nueva ola.

Bien hasta ahí sobre esto.

Bueno ¿Por qué el filo de la navaja? Porque difícilmente va a haber un ganador o un perdedor en la plantilla que está inscrita, citemos algunos: Omar Geles, ‘El Pangue’ Maestre, Juan José Granados, Saúl Lalleman, Almes Granados, Álvaro López, Julián Rojas, Navin López, Wilmer Mendoza, ‘Chema’ Ramos hijo, Fredy Sierra, etc. En este grupo el que no camine a paso finito y suba sobre el filo se, corta o se va de lado. Pregunta: ¿Quién los va a calificar? ¿Quién se mete a la candela? ¿Quién quiere quemarse?

Ni modo ‘El Pollito’ Herrera, por lo que se ve no va (va a llorar, Dios lo consuele y le ayude). Con él, el avispero hubiese sido peor, ‘El Pollito’ es como los boxeadores mejicanos, primero se mueren en el ring antes que perder, “hambre” de seguro hay en sus dedos.

Todos los inscritos son merengueros, puyeros, soneros y ejecutan el paseo a la perfección, tiene que ser el más brillante de la noche pues no se puede empañar el medio siglo del acordeón sobre la tarima con un favoritismo o con regalo, un buen resultado es el premio y pago agradecido para la Junta que durante años nos ha ofrecido un buen espectáculo, diga lo que se diga.

‘El Pangue’ es la cuota de la cantera musical, gran cuna de acordeones. ‘Pangue’ mijito tocá, con una mano agarrado del Cristo y con la otra del acordeón.

Rosendo Romero Ospino