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Editorial - 27 noviembre, 2016

Fidel, un personaje de retos, amores y odios

Así fue Fidel Castro Ruz, el líder cubano que durante 48 años gobernó la isla caribeña. Su sueño socialista por el que luchó toda su vida, siendo un mozo estudiante de las ciencias jurídicas, aunque profesó y practicó como dirigente de su país, no alcanzó a consolidarse. En el 1959, los primeros días de enero, […]

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Así fue Fidel Castro Ruz, el líder cubano que durante 48 años gobernó la isla caribeña. Su sueño socialista por el que luchó toda su vida, siendo un mozo estudiante de las ciencias jurídicas, aunque profesó y practicó como dirigente de su país, no alcanzó a consolidarse.

En el 1959, los primeros días de enero, se dio la revolución cubana por la cual cambió el régimen capitalista de Fulgencio Batista y emergió la fuerza intelectual y filosófica de Fidel, ‘El Che’ Guevara, Camilo Cienfuegos y Raúl su hermano, cuando el mundo se debatía en plena guerra fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética, situación política que generó el advenimiento de las guerrillas en los países de América Latina con vivencias semifeudales que generaban mucha inequidad social.

Cuba con Fidel y ‘El Che’ impulsaron el nacimiento del Ejército de Liberación Nacional (Eln), en cabeza de Fabio Vásquez Castaño, Víctor Medina Morón y Jaime Arenas, mientras que la Unión Soviética le dio el aval a las Farc como ejército del pueblo, encabezado por Manuel Marulanda y Jacobo Arenas. El apoyo de la revolución cubana fue fundamental para el desarrollo y la expansión guerrillera en América Latina desde entonces, siendo este país y sus dirigentes testigos directos de su desarrollo y dejación de armas hasta los tiempos actuales con el acuerdo de paz de La Habana y el que se pretende realizar con el Eln en Quito.

Durante su gobierno Fidel sufrió el bloqueo económico de Estados Unidos y sus países aliados con la indiferencia de la mayoría de los países de América Latina, lo que llevó a su nación a vivir una crisis económica que pudo solventarse con el apoyo incondicional de Rusia, algunos países de Europa y Asia, con los que lograron intercambiar productos comerciales y obtener divisas, y a la vez intercambiar ciencia y tecnología para equilibrar su precaria situación. Sin embargo, logró posicionarse como una potencia en la investigación científica, la medicina, el deporte y la cultura.

Este admirable país tiene una gran parte por fuera de su territorio, conformada por los disidentes y sus descendientes, opositores al régimen impuesto por Fidel, que se exiliaron, especialmente en los Estados Unidos.

A partir de 1989 con la caída del Muro de Berlín, Cuba comenzó una crisis profunda por las restricciones económicas que generó la disolución de la Unión Soviética, debiendo buscar aliados que le permitieran atender necesidades básicas y de petróleos, entre ellos Venezuela, que desde 1994 se convirtió en el principal aliado del régimen castrista, en cabeza de Hugo Chávez Frías.

Hoy Cuba con el apoyo de Fidel, dio un viraje flexible para reorganizar el sistema económico y financiero y los Estados Unidos, con el gobierno de Barack Obama, abrieron diálogos para otras oportunidades que Raúl Castro, actual presidente cubano, aspira se logren madurar para avanzar con nuevos enfoques de comercio, ciencia y cultura en el siglo XXI. Fidel muere con la seguridad de que su hermano sabrá conducir los destinos de la Isla en medio de la incertidumbre que produce la figura de Donald Trump que en su campaña tuvo el apoyo de la disidencia cubana, que constituye otro reto más del régimen castrista para avanzar hacía las metas de la equidad social y el pluralismo, con influencias del mundo capitalista.

Sin duda alguna, los diálogos del gobierno colombiano con la guerrilla de las Farc sirvieron de escenario para restablecer lo que en su momento Fidel recomendó a las Farc: que en Colombia el poder no se puede obtener por las armas, sino por la vía democrática.

Con la muerte de Fidel, el balance que tiene Colombia es agridulce porque fue hombre que ayudó a construir la guerra y también a rehacer la paz.

Editorial
27 noviembre, 2016

Fidel, un personaje de retos, amores y odios

Así fue Fidel Castro Ruz, el líder cubano que durante 48 años gobernó la isla caribeña. Su sueño socialista por el que luchó toda su vida, siendo un mozo estudiante de las ciencias jurídicas, aunque profesó y practicó como dirigente de su país, no alcanzó a consolidarse. En el 1959, los primeros días de enero, […]


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Así fue Fidel Castro Ruz, el líder cubano que durante 48 años gobernó la isla caribeña. Su sueño socialista por el que luchó toda su vida, siendo un mozo estudiante de las ciencias jurídicas, aunque profesó y practicó como dirigente de su país, no alcanzó a consolidarse.

En el 1959, los primeros días de enero, se dio la revolución cubana por la cual cambió el régimen capitalista de Fulgencio Batista y emergió la fuerza intelectual y filosófica de Fidel, ‘El Che’ Guevara, Camilo Cienfuegos y Raúl su hermano, cuando el mundo se debatía en plena guerra fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética, situación política que generó el advenimiento de las guerrillas en los países de América Latina con vivencias semifeudales que generaban mucha inequidad social.

Cuba con Fidel y ‘El Che’ impulsaron el nacimiento del Ejército de Liberación Nacional (Eln), en cabeza de Fabio Vásquez Castaño, Víctor Medina Morón y Jaime Arenas, mientras que la Unión Soviética le dio el aval a las Farc como ejército del pueblo, encabezado por Manuel Marulanda y Jacobo Arenas. El apoyo de la revolución cubana fue fundamental para el desarrollo y la expansión guerrillera en América Latina desde entonces, siendo este país y sus dirigentes testigos directos de su desarrollo y dejación de armas hasta los tiempos actuales con el acuerdo de paz de La Habana y el que se pretende realizar con el Eln en Quito.

Durante su gobierno Fidel sufrió el bloqueo económico de Estados Unidos y sus países aliados con la indiferencia de la mayoría de los países de América Latina, lo que llevó a su nación a vivir una crisis económica que pudo solventarse con el apoyo incondicional de Rusia, algunos países de Europa y Asia, con los que lograron intercambiar productos comerciales y obtener divisas, y a la vez intercambiar ciencia y tecnología para equilibrar su precaria situación. Sin embargo, logró posicionarse como una potencia en la investigación científica, la medicina, el deporte y la cultura.

Este admirable país tiene una gran parte por fuera de su territorio, conformada por los disidentes y sus descendientes, opositores al régimen impuesto por Fidel, que se exiliaron, especialmente en los Estados Unidos.

A partir de 1989 con la caída del Muro de Berlín, Cuba comenzó una crisis profunda por las restricciones económicas que generó la disolución de la Unión Soviética, debiendo buscar aliados que le permitieran atender necesidades básicas y de petróleos, entre ellos Venezuela, que desde 1994 se convirtió en el principal aliado del régimen castrista, en cabeza de Hugo Chávez Frías.

Hoy Cuba con el apoyo de Fidel, dio un viraje flexible para reorganizar el sistema económico y financiero y los Estados Unidos, con el gobierno de Barack Obama, abrieron diálogos para otras oportunidades que Raúl Castro, actual presidente cubano, aspira se logren madurar para avanzar con nuevos enfoques de comercio, ciencia y cultura en el siglo XXI. Fidel muere con la seguridad de que su hermano sabrá conducir los destinos de la Isla en medio de la incertidumbre que produce la figura de Donald Trump que en su campaña tuvo el apoyo de la disidencia cubana, que constituye otro reto más del régimen castrista para avanzar hacía las metas de la equidad social y el pluralismo, con influencias del mundo capitalista.

Sin duda alguna, los diálogos del gobierno colombiano con la guerrilla de las Farc sirvieron de escenario para restablecer lo que en su momento Fidel recomendó a las Farc: que en Colombia el poder no se puede obtener por las armas, sino por la vía democrática.

Con la muerte de Fidel, el balance que tiene Colombia es agridulce porque fue hombre que ayudó a construir la guerra y también a rehacer la paz.