Todos al unísono clamamos que se empiece a generar cambios en el consciente individual o colectivo. Sin embargo, para ello debemos reflexionar indagando en nuestro interior ¿Te dejas fluir con los cambios o te resistes a ellos? ¿Eres de los que comienza a quejarse y sufrir al ver que debes dar un paso para hacer […]
Todos al unísono clamamos que se empiece a generar cambios en el consciente individual o colectivo. Sin embargo, para ello debemos reflexionar indagando en nuestro interior ¿Te dejas fluir con los cambios o te resistes a ellos? ¿Eres de los que comienza a quejarse y sufrir al ver que debes dar un paso para hacer algo diferente por ti o por tu entorno o lo aceptas con fe, alegría, optimismo y gratitud?
Todo cambio conlleva una transformación y un posterior aprendizaje. La verdad es que todo cambio, toda transformación, depende de cada uno de nosotros. Con quejas y lamentos no logramos focalizar y centrar nuestra energía para trascender y liberar las negativas que nos rodean, porque no se trata que lleguemos al infierno o al cielo luego de morir, creo que podemos hacer de nuestro ser, de nuestro hogar, de nuestro país, de nuestro planeta Tierra el cielo o el infierno.
Ya es hora de que asumamos la responsabilidad de nuestros actos y de nuestra vida. Es hora de que dejemos de culpar al de al lado por nuestras penurias o angustias. Es hora de dejar de ser víctima. Me pregunto ¿puede acabarse la corrupción o el ventajismo, acudiendo a las viejas prácticas de utilizar recomendaciones para acceder a un trabajo, a un cupo universitario, o para evadir la cola en un banco? ¿Habrá paz en nuestro país si continuamos con los espíritus caldeados y con actitudes individualistas? ¿Viviremos en paz con nosotros mismos, si no dedicamos tiempo para cultivar nuestro interior?
Si el gobernante fracasa, sus efectos se traduce en todos los habitantes, por eso no entiendo por qué esa costumbre mesiánica que cada persona adopta creyendo que solo puede lograrlo todo y el que no está en su causa es su enemigo. Así no debe funcionar la sociedad, por ejemplo, muchos abogamos por que este país pueda vivir sintiendo que no existen colombianos armados en ningún rincón del país. Otros abogan por que la forma y los estilos de hacerlo no corresponden y que el camino es el que ellos proponen, el resultado de esta confrontación es el círculo vicioso de frustración como sociedad.
Si del hogar se trata, nuestra actitud mesiánica se manifiesta, toda diferencia que pueda existir entre una pareja de esposos, se resuelve a través del egocentrismo.
Si queremos vivir mejor comencemos a ser más proactivos y menos reactivos, busquemos soluciones y no problemas, porque tu vida y la concreción de tus metas dependen de ti, de nadie más. Deja de esperar a que el de al lado te resuelva la vida y busca en tu interior, porque allí está la respuesta y el inicio de la transformación.
Pd. Gran trabajo viene haciendo la parroquia de Villalba (por citar un caso) y algunos pastores de la ciudad, al abrir espacios de reflexión a través de sus actividades.
Todos al unísono clamamos que se empiece a generar cambios en el consciente individual o colectivo. Sin embargo, para ello debemos reflexionar indagando en nuestro interior ¿Te dejas fluir con los cambios o te resistes a ellos? ¿Eres de los que comienza a quejarse y sufrir al ver que debes dar un paso para hacer […]
Todos al unísono clamamos que se empiece a generar cambios en el consciente individual o colectivo. Sin embargo, para ello debemos reflexionar indagando en nuestro interior ¿Te dejas fluir con los cambios o te resistes a ellos? ¿Eres de los que comienza a quejarse y sufrir al ver que debes dar un paso para hacer algo diferente por ti o por tu entorno o lo aceptas con fe, alegría, optimismo y gratitud?
Todo cambio conlleva una transformación y un posterior aprendizaje. La verdad es que todo cambio, toda transformación, depende de cada uno de nosotros. Con quejas y lamentos no logramos focalizar y centrar nuestra energía para trascender y liberar las negativas que nos rodean, porque no se trata que lleguemos al infierno o al cielo luego de morir, creo que podemos hacer de nuestro ser, de nuestro hogar, de nuestro país, de nuestro planeta Tierra el cielo o el infierno.
Ya es hora de que asumamos la responsabilidad de nuestros actos y de nuestra vida. Es hora de que dejemos de culpar al de al lado por nuestras penurias o angustias. Es hora de dejar de ser víctima. Me pregunto ¿puede acabarse la corrupción o el ventajismo, acudiendo a las viejas prácticas de utilizar recomendaciones para acceder a un trabajo, a un cupo universitario, o para evadir la cola en un banco? ¿Habrá paz en nuestro país si continuamos con los espíritus caldeados y con actitudes individualistas? ¿Viviremos en paz con nosotros mismos, si no dedicamos tiempo para cultivar nuestro interior?
Si el gobernante fracasa, sus efectos se traduce en todos los habitantes, por eso no entiendo por qué esa costumbre mesiánica que cada persona adopta creyendo que solo puede lograrlo todo y el que no está en su causa es su enemigo. Así no debe funcionar la sociedad, por ejemplo, muchos abogamos por que este país pueda vivir sintiendo que no existen colombianos armados en ningún rincón del país. Otros abogan por que la forma y los estilos de hacerlo no corresponden y que el camino es el que ellos proponen, el resultado de esta confrontación es el círculo vicioso de frustración como sociedad.
Si del hogar se trata, nuestra actitud mesiánica se manifiesta, toda diferencia que pueda existir entre una pareja de esposos, se resuelve a través del egocentrismo.
Si queremos vivir mejor comencemos a ser más proactivos y menos reactivos, busquemos soluciones y no problemas, porque tu vida y la concreción de tus metas dependen de ti, de nadie más. Deja de esperar a que el de al lado te resuelva la vida y busca en tu interior, porque allí está la respuesta y el inicio de la transformación.
Pd. Gran trabajo viene haciendo la parroquia de Villalba (por citar un caso) y algunos pastores de la ciudad, al abrir espacios de reflexión a través de sus actividades.