Por Julio Oñate Martínez Nunca he tenido mascotas en mi casa, pero irónicamente es una colonia de comején escondida en el interior del marco de la puerta de entrada, la encargada de dar la bienvenida a los visitantes. El comején es un insecto del orden Isóptero conocido también como Termita, Terme u Hormiga Blanca por […]
Por Julio Oñate Martínez
Nunca he tenido mascotas en mi casa, pero irónicamente es una colonia de comején escondida en el interior del marco de la puerta de entrada, la encargada de dar la bienvenida a los visitantes.
El comején es un insecto del orden Isóptero conocido también como Termita, Terme u Hormiga Blanca por su semejanza superficial con algunas hormigas aunque evolutivamente no tienen ninguna relación. Se alimenta de la celulosa contenida en la madera y sus derivados y se encuentra abundante en climas tropicales de África, Australia y América del Sur. Es una plaga urbana aunque también tiene hábitos arbóreos, o vive en grandes montículos de tierra en bosques y sabanas. Una colonia adulta puede tener hasta tres millones de individuos, detestan la luz y prefieren espacios subterráneos, pero cuando se muestran ya el daño esta hecho.
Aun no me explico en que momento aterrizo en mi residencia si mi esposa es maniática con el aseo y semanalmente la voltea patas arriba y de un lado a otro donde no hay chance para alimaña alguna. Fue la muchacha del servicio quien descubrió a tan indeseable colono por un caminito de esos que van dejando en sus incursiones. Observé que un listón del mueble de la biblioteca sonaba hueco y al golpearlo, fácilmente se rompió. Allí estaba el villano con toda su parentela, me impresiono su quijada protuberante repleta de microseguetas y su aspecto robusto, algunos hasta con palillo en boca evidenciando la hartura que se estaban pegando, la pieza de madera estaba completamente horadada y sentí pavor y frio al seguirles el rastro y ver el desastre que encontré en varios libros, pero curiosamente fueron solo los de García Márquez los devorados, lo que me hace pensar que es algún tipo de Comején con ínfulas de intelectual. De Cien Años de Soledad solo quedo el titulo en la tapa dura, al general en su laberinto lo desintegraron por completo y al coronel si le escribieron pero a diente limpio, además de las brechas que abrieron en otros ejemplares de “El Gabo”.
Con mucho pesar me tocó fumigarlos pensando quizás, que a lo mejor con el festín literario que se dieron, allá en el mundo del comején se hubieran podido ganar el premio nobel de literatura.
Actualmente la explosión urbanística que enfrenta Valledupar ha disparado los niveles de infestación de esta plaga quizás por las grandes cantidades de madera que en patios y bodegas permanecen expuestas largo tiempo, propiciando su alebrestamiento, al punto que en cualquier estrato social de la cuidad, el que no tenga comején en su casa está en nada.
Es tan bellaco y dañino el comején que lo han comparado hasta con una mala mujer según la canción del dominicano Wilfrido Vargas: mi mujer ya me esta consumiendo, y destruye como el comején mis sentimientos.
Bien podemos comparar el efecto devastador y terrorífico de esta plaga voraz con el insaciable apetito de tantos y tantos corruptos que en este país socaban y destruyen nuestra economía.
Por Julio Oñate Martínez Nunca he tenido mascotas en mi casa, pero irónicamente es una colonia de comején escondida en el interior del marco de la puerta de entrada, la encargada de dar la bienvenida a los visitantes. El comején es un insecto del orden Isóptero conocido también como Termita, Terme u Hormiga Blanca por […]
Por Julio Oñate Martínez
Nunca he tenido mascotas en mi casa, pero irónicamente es una colonia de comején escondida en el interior del marco de la puerta de entrada, la encargada de dar la bienvenida a los visitantes.
El comején es un insecto del orden Isóptero conocido también como Termita, Terme u Hormiga Blanca por su semejanza superficial con algunas hormigas aunque evolutivamente no tienen ninguna relación. Se alimenta de la celulosa contenida en la madera y sus derivados y se encuentra abundante en climas tropicales de África, Australia y América del Sur. Es una plaga urbana aunque también tiene hábitos arbóreos, o vive en grandes montículos de tierra en bosques y sabanas. Una colonia adulta puede tener hasta tres millones de individuos, detestan la luz y prefieren espacios subterráneos, pero cuando se muestran ya el daño esta hecho.
Aun no me explico en que momento aterrizo en mi residencia si mi esposa es maniática con el aseo y semanalmente la voltea patas arriba y de un lado a otro donde no hay chance para alimaña alguna. Fue la muchacha del servicio quien descubrió a tan indeseable colono por un caminito de esos que van dejando en sus incursiones. Observé que un listón del mueble de la biblioteca sonaba hueco y al golpearlo, fácilmente se rompió. Allí estaba el villano con toda su parentela, me impresiono su quijada protuberante repleta de microseguetas y su aspecto robusto, algunos hasta con palillo en boca evidenciando la hartura que se estaban pegando, la pieza de madera estaba completamente horadada y sentí pavor y frio al seguirles el rastro y ver el desastre que encontré en varios libros, pero curiosamente fueron solo los de García Márquez los devorados, lo que me hace pensar que es algún tipo de Comején con ínfulas de intelectual. De Cien Años de Soledad solo quedo el titulo en la tapa dura, al general en su laberinto lo desintegraron por completo y al coronel si le escribieron pero a diente limpio, además de las brechas que abrieron en otros ejemplares de “El Gabo”.
Con mucho pesar me tocó fumigarlos pensando quizás, que a lo mejor con el festín literario que se dieron, allá en el mundo del comején se hubieran podido ganar el premio nobel de literatura.
Actualmente la explosión urbanística que enfrenta Valledupar ha disparado los niveles de infestación de esta plaga quizás por las grandes cantidades de madera que en patios y bodegas permanecen expuestas largo tiempo, propiciando su alebrestamiento, al punto que en cualquier estrato social de la cuidad, el que no tenga comején en su casa está en nada.
Es tan bellaco y dañino el comején que lo han comparado hasta con una mala mujer según la canción del dominicano Wilfrido Vargas: mi mujer ya me esta consumiendo, y destruye como el comején mis sentimientos.
Bien podemos comparar el efecto devastador y terrorífico de esta plaga voraz con el insaciable apetito de tantos y tantos corruptos que en este país socaban y destruyen nuestra economía.