Una costumbre rosa para adquirir en Valledupar
Se abrió en Valledupar un nuevo espacio de inclusión arte y cultura. Una oportunidad para que los miembros de la comunidad LGBTI, puedan ver cine con temática relacionada a esta comunidad y compartirlo con los que no pertenecen a ella.
Se abrió en Valledupar un nuevo espacio de inclusión arte y cultura. Una oportunidad para que los miembros de la comunidad de Lesbianas, Gay, Bisexuales, Transexuales e Intersexuales, LGBTI, puedan ver cine con temática relacionada a esta comunidad y compartirlo con los que no pertenecen a ella.
La iniciativa, que entra dentro del programa LGBTI + H del departamento del Cesar y la Fundación Matices, busca incluir en la jornada a los heterosexuales, una estrategia que les permitirá conocer un poco más a fondo lo que realmente significa pertenecer a esta comunidad. Con eso se pretende disminuir los prejuicios y la discriminación, producidos, en muchas ocasiones, por paradigmas sociales y creencias que carecen de fundamento y sustento sociológico.
La idea se concretó gracias a una alianza estratégica que hizo la Universidad del Área Andina con la mesa administrativa de la comunidad LGBTI en Valledupar y la discoteca Freedom lugar en el que se exponen las películas y se discute su contenido.
Para apoyar el funcionamiento de esta idea, la trasmisión de la película no tiene costo. A modo de dinámica y con el fin de potencializar su intención, la única condición que tienen los asistentes que pertenezcan a la comunidad es llevar consigo a una persona heterosexual quienes también son parte fundamental de este proyecto.
La trasmisión de las películas se realizará los domingos y sólo un día antes se dará a conocer el nombre del film a mostrar.
En su primera entrega, la jornada mostró la película ‘Los niños están bien’ una cinta que demuestra que desde hace ya varias décadas el discurso progresista en Estados Unidos ha sido dominado por lo que en ese país se conoce como ‘identitypolitics’, es decir la reivindicación de las minorías raciales, sexuales, religiosas, etc.
Esta lucha ha tenido grandes aciertos y también ha llegado a excesos, por ejemplo, escribir womyn en lugar de women, porque según las feministas radicales la ortografía normal subordina a las mujeres y es un producto de lo que ellas llaman el‘patriarcado opresor’.
Por Pepe Morón Reales