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Columnista - 30 agosto, 2012

A los oídos del alcalde y otras dignidades

Algo sobre Por: José Romero Churio El periodista Celso Guerra Gutiérrez, versado en música vernácula, en una columna publicada en  este periódico el pasado 20 de julio, con justa razón, reclama a los alcaldes de Valledupar, a los políticos locales y a otras dignidades gubernamentales, lo poco que han hecho por los juglares campesinos regionales, […]

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Algo sobre

Por: José Romero Churio

El periodista Celso Guerra Gutiérrez, versado en música vernácula, en una columna publicada en  este periódico el pasado 20 de julio, con justa razón, reclama a los alcaldes de Valledupar, a los políticos locales y a otras dignidades gubernamentales, lo poco que han hecho por los juglares campesinos regionales, que con sus cantares crearon un género musical autóctono reconocido como música vallenata.
También reprocha que en Valledupar, la meca de la música vallenata, falta enaltecimiento a estos juglares, quienes a pesar de  la discriminación, la pobreza y otras adversidades, le han dado realce a la ciudad y por ende bienestar a su gente, ya que la música vallenata se ha encumbrado en el ámbito nacional y tiene amplia resonancia internacional.
Sin embargo, en los parques y en los centros de las múltiples glorietas que engalanan a la ciudad capital  de la música vallenata, escasean los monumentosde sus juglares, en cambio abundan los de otros personajes y de efigies sin ningún valor en el contexto del folclor vallenato.

En realidad, se ha desaprovechado el auge de la música vallenata y también el Parque de la Leyenda Vallenata, que si lo terminan de construir con el diseño original, concebido por la siempre recordada, Consuelo Araujo Noguera, conocida como  ´La Cacica’ vallenata, agregándole el Centro de Convenciones en proyectado, serían atracciones turísticas y fuentes de trabajo permanentes.
El terreno del parque es extenso con ubicación estratégica, en dondese puede hacer un maravilloso museo que muestre todo lo relacionado con el folclor vallenato. En cuanto a la construcción del hotel plasmado en sudiseño, se le podría dar cabida a una cadena hotelera con prestigio mundial. Ideas e imaginación hay, lo que falta es voluntad en la búsqueda del dinero para  terminar el proyecto diseñado, que a la fija, es inversión recuperable en un plazo más temprano que tardío.

En la citada columna, su autor dice que le comentó al alcalde Fredys Socarrás sobre el abandono en que se encuentran la mayoría de los artífices delamúsica vallenata. Aunque se sabe que anda sumamente ocupado en la administración municipal, cuyo erario lo encontró embargado y con vigencias futuras comprometidas, por lo cual, para la financiación de su ambicioso Plan de Desarrollo, ha recurrido a las instancias competentes en procura de la aprobación que le permita administrar la alcaldía bajo la ley 550, que le habilitaría la ejecución de los programas destinados al progreso del municipio.
Ojalá, tenga en cuenta el comentario, por que en verdad, los homenajes conmemorativos, que anualmente le ofrece la Fundación del Festival de la Leyenda Vallenata a los grandes del folclor vallenato, no mejoran las condiciones de los juglares pobres, que viven con necesidades básicas insatisfechas.
Señor Alcalde, ya usted demostró su sensibilidad social con la entrega de una vivienda digna al joven taekwondista Oscar Muñoz Oviedo, quien ganó medalla de bronce en los pasados juegos olímpicos y la ha confirmado con el inicio del programa de alfabetización “Yo si puedo”, en convenio con el Ministerio de Educación de Cuba, para que la población analfabeta del municipio además de aprender a leer y escribir, tenga la oportunidad de alcanzar mayor educación, con la cual se puede superar la calamitosa situación de pobreza.

A todos los juglares que han engrandecido la música, especialmente los que no adquirieron riqueza o no la hayan conservado, con el amparo de un subsidio  estatal mensual pasarían una  vejez confortable, obviamente, si se les brinda vivienda cómoda y servicios de salud gratuitos.

Columnista
30 agosto, 2012

A los oídos del alcalde y otras dignidades

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José Romero Churio

Algo sobre Por: José Romero Churio El periodista Celso Guerra Gutiérrez, versado en música vernácula, en una columna publicada en  este periódico el pasado 20 de julio, con justa razón, reclama a los alcaldes de Valledupar, a los políticos locales y a otras dignidades gubernamentales, lo poco que han hecho por los juglares campesinos regionales, […]


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Por: José Romero Churio

El periodista Celso Guerra Gutiérrez, versado en música vernácula, en una columna publicada en  este periódico el pasado 20 de julio, con justa razón, reclama a los alcaldes de Valledupar, a los políticos locales y a otras dignidades gubernamentales, lo poco que han hecho por los juglares campesinos regionales, que con sus cantares crearon un género musical autóctono reconocido como música vallenata.
También reprocha que en Valledupar, la meca de la música vallenata, falta enaltecimiento a estos juglares, quienes a pesar de  la discriminación, la pobreza y otras adversidades, le han dado realce a la ciudad y por ende bienestar a su gente, ya que la música vallenata se ha encumbrado en el ámbito nacional y tiene amplia resonancia internacional.
Sin embargo, en los parques y en los centros de las múltiples glorietas que engalanan a la ciudad capital  de la música vallenata, escasean los monumentosde sus juglares, en cambio abundan los de otros personajes y de efigies sin ningún valor en el contexto del folclor vallenato.

En realidad, se ha desaprovechado el auge de la música vallenata y también el Parque de la Leyenda Vallenata, que si lo terminan de construir con el diseño original, concebido por la siempre recordada, Consuelo Araujo Noguera, conocida como  ´La Cacica’ vallenata, agregándole el Centro de Convenciones en proyectado, serían atracciones turísticas y fuentes de trabajo permanentes.
El terreno del parque es extenso con ubicación estratégica, en dondese puede hacer un maravilloso museo que muestre todo lo relacionado con el folclor vallenato. En cuanto a la construcción del hotel plasmado en sudiseño, se le podría dar cabida a una cadena hotelera con prestigio mundial. Ideas e imaginación hay, lo que falta es voluntad en la búsqueda del dinero para  terminar el proyecto diseñado, que a la fija, es inversión recuperable en un plazo más temprano que tardío.

En la citada columna, su autor dice que le comentó al alcalde Fredys Socarrás sobre el abandono en que se encuentran la mayoría de los artífices delamúsica vallenata. Aunque se sabe que anda sumamente ocupado en la administración municipal, cuyo erario lo encontró embargado y con vigencias futuras comprometidas, por lo cual, para la financiación de su ambicioso Plan de Desarrollo, ha recurrido a las instancias competentes en procura de la aprobación que le permita administrar la alcaldía bajo la ley 550, que le habilitaría la ejecución de los programas destinados al progreso del municipio.
Ojalá, tenga en cuenta el comentario, por que en verdad, los homenajes conmemorativos, que anualmente le ofrece la Fundación del Festival de la Leyenda Vallenata a los grandes del folclor vallenato, no mejoran las condiciones de los juglares pobres, que viven con necesidades básicas insatisfechas.
Señor Alcalde, ya usted demostró su sensibilidad social con la entrega de una vivienda digna al joven taekwondista Oscar Muñoz Oviedo, quien ganó medalla de bronce en los pasados juegos olímpicos y la ha confirmado con el inicio del programa de alfabetización “Yo si puedo”, en convenio con el Ministerio de Educación de Cuba, para que la población analfabeta del municipio además de aprender a leer y escribir, tenga la oportunidad de alcanzar mayor educación, con la cual se puede superar la calamitosa situación de pobreza.

A todos los juglares que han engrandecido la música, especialmente los que no adquirieron riqueza o no la hayan conservado, con el amparo de un subsidio  estatal mensual pasarían una  vejez confortable, obviamente, si se les brinda vivienda cómoda y servicios de salud gratuitos.