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Columnista - 30 octubre, 2011

P E R I S C O P I O Por: JAIME GNECCO HERNANDEZ “La pared y la muralla son el papel del canalla” me advertían mis padres de manera frecuente y después me lo confirmaron mis maestros Luis B. Dangond y José M. “El Macho” Aponte, en mi  colegio de Villanueva, el Liceo Colombia; […]

P E R I S C O P I O
Por: JAIME GNECCO HERNANDEZ
“La pared y la muralla son el papel del canalla” me advertían mis padres de manera frecuente y después me lo confirmaron mis maestros Luis B. Dangond y José M. “El Macho” Aponte, en mi  colegio de Villanueva, el Liceo Colombia; y oportunidades he tenido en la vida para confirmar que eso es  verdad.
Desde las épocas del Imperio Romano, tras la muerte de un gladiador valeroso de nombre Pasquino, a quien le fue erigida una estatua, el pedestal de ésta sirvió para que maldicientes colocaran escritos contra sus enemigos o simplemente contra el poder, cuya característica era (sic) que eran anónimos y calumniosos.
Desde entonces, se llama pasquín a ésta clase de escritos que refleja la inconformidad de ciertas gentes contra sus enemigos o contra el poder establecido legalmente y hoy contra las encuestas de opinión que cumplen  el deber de informar a la opinión pública el palpitar de un pueblo que quiere sacudirse del poder de los malos ciudadanos que aspiran a gobernar  para su enseñoramiento personal, mientras se olvidan de cumplirle al pueblo sus promesas y a veces hasta las cosas más sencillas de su deber como funcionarios.
Pero lo que más demuestra la aparición de los pasquines es, lamentablemente, lisa y llanamente, la falta de “pantalones” de quienes escriben o dirigen los pasquines que no son capaces de dar la cara, como las mascaritas de carnaval de las cuales no se sabe sin son hombres o mujeres, y otra cosa que les es característica es la falta de sindéresis al no poder aceptar que alguien esté por encima de ellos en ninguna circunstancia y al comprobar que lo que temían está sucediendo, se intranquilizan, les entra el desasosiego, se alían con gente no recomendable, que ha desafiado y sigue desafiando a la Justicia por el solo hecho de que creen que están por encima de Ella; viven amenazando y haciendo bravatas contra gente que no les ha hecho ningún mal y ni se acuerda de ellos. La pérdida segura en unas elecciones dentro del juego democrático que los marginará durante cuatro años de las mieles del poder a las que están acostumbrados a sacarle buen jugo, los convierte en “indignados” y en esa condición, son hasta capaces de cometer locuras. Por favor, templanza, buen juicio si es posible y tranquilos, pues no creo que entre civiles debemos dar el mismo espectáculo de los violentos, al final somos gentes civilizadas, ¿o no?
Y volviendo a la política, la presencia de Luis Alberto Monsalvo en ésta campaña para la Gobernación del Cesar y la posición que ocupa en ella desde el comienzo, me hace recordar algo que vi por mucho tiempo en mis épocas de muchacho y que ya casi había olvidado; creo que mis contemporáneos deben acordarse de ello y si no, se los voy a recordar: era un afiche en papel donde se veía un gran pedestal encima del cual no estaba una estatua ecuestre, sino dos letras: O.K. y debajo, Gómez Plata, era la propaganda de una aspirina que era la O,K, y Gómez Plata quien la producía y abajo, embistiéndole a la base del pedestal que se veía poderoso e indestructible, una cabra que se mostraba escuálida y débil ante el poderío del pedestal que era su base; y había una frase que decía: “Contra la base de su prestigio, se estrella en vano la competencia”.
Así estamos viendo ésta campaña, quizá me tilden de parcial  y lo acepto; aquí todos tenemos nuestro candidato y no lo vamos a negar, pero sucede que los datos concretos que la campaña ha tenido  a través del tiempo de su duración, tanto en las encuestas imparciales como en las parcializadas y amañadas que no han podido ocultar el sol de la dignidad con los dedos de la mentira, la ignominia y la provocación, me dan la razón porque en todas aparece Monsalvo en primer lugar con una buena diferencia sobre quien ocupa el segundo; lo que se confirma de manera fácil si Ud. sale de su casa y habla con  gente de la condición y status que Ud. elija o le toque en suerte; no hay nada que hacer, éste muchacho es el Hombre del Año, por lo menos aquí en el Cesar y será nuestro próximo Gobernador.
Tenemos que acabar con la corrupción que corroe la administración del país y la del Cesar en forma especial como se ha demostrado, cada ciudadano debe convertirse en veedor vigilante de los dineros de  todos en la seguridad que tendrán la atención de las autoridades pertinentes y hay que exigirles a los políticos que lleguen a los cargos que aspiran, el cumplimiento de las promesas que han hecho en su campaña porque se les elige y luego político y pueblo se olvidan mutuamente del otro y así no vamos a ninguna parte; si juntos nos proponemos acabar con los pícaros, promeseros mentirosos y ladrones del erario, tenemos que estar juntos, como una piña, para defender lo que se ha conquistado y eso se hace cerrando filas alrededor de quienes nos representan. Porque, no sé en el Cielo pero aquí los pícaros se meten por un hueco más chiquito que el ojo de una aguja.

Columnista
30 octubre, 2011

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jaime Gnecco Hernandez

P E R I S C O P I O Por: JAIME GNECCO HERNANDEZ “La pared y la muralla son el papel del canalla” me advertían mis padres de manera frecuente y después me lo confirmaron mis maestros Luis B. Dangond y José M. “El Macho” Aponte, en mi  colegio de Villanueva, el Liceo Colombia; […]


P E R I S C O P I O
Por: JAIME GNECCO HERNANDEZ
“La pared y la muralla son el papel del canalla” me advertían mis padres de manera frecuente y después me lo confirmaron mis maestros Luis B. Dangond y José M. “El Macho” Aponte, en mi  colegio de Villanueva, el Liceo Colombia; y oportunidades he tenido en la vida para confirmar que eso es  verdad.
Desde las épocas del Imperio Romano, tras la muerte de un gladiador valeroso de nombre Pasquino, a quien le fue erigida una estatua, el pedestal de ésta sirvió para que maldicientes colocaran escritos contra sus enemigos o simplemente contra el poder, cuya característica era (sic) que eran anónimos y calumniosos.
Desde entonces, se llama pasquín a ésta clase de escritos que refleja la inconformidad de ciertas gentes contra sus enemigos o contra el poder establecido legalmente y hoy contra las encuestas de opinión que cumplen  el deber de informar a la opinión pública el palpitar de un pueblo que quiere sacudirse del poder de los malos ciudadanos que aspiran a gobernar  para su enseñoramiento personal, mientras se olvidan de cumplirle al pueblo sus promesas y a veces hasta las cosas más sencillas de su deber como funcionarios.
Pero lo que más demuestra la aparición de los pasquines es, lamentablemente, lisa y llanamente, la falta de “pantalones” de quienes escriben o dirigen los pasquines que no son capaces de dar la cara, como las mascaritas de carnaval de las cuales no se sabe sin son hombres o mujeres, y otra cosa que les es característica es la falta de sindéresis al no poder aceptar que alguien esté por encima de ellos en ninguna circunstancia y al comprobar que lo que temían está sucediendo, se intranquilizan, les entra el desasosiego, se alían con gente no recomendable, que ha desafiado y sigue desafiando a la Justicia por el solo hecho de que creen que están por encima de Ella; viven amenazando y haciendo bravatas contra gente que no les ha hecho ningún mal y ni se acuerda de ellos. La pérdida segura en unas elecciones dentro del juego democrático que los marginará durante cuatro años de las mieles del poder a las que están acostumbrados a sacarle buen jugo, los convierte en “indignados” y en esa condición, son hasta capaces de cometer locuras. Por favor, templanza, buen juicio si es posible y tranquilos, pues no creo que entre civiles debemos dar el mismo espectáculo de los violentos, al final somos gentes civilizadas, ¿o no?
Y volviendo a la política, la presencia de Luis Alberto Monsalvo en ésta campaña para la Gobernación del Cesar y la posición que ocupa en ella desde el comienzo, me hace recordar algo que vi por mucho tiempo en mis épocas de muchacho y que ya casi había olvidado; creo que mis contemporáneos deben acordarse de ello y si no, se los voy a recordar: era un afiche en papel donde se veía un gran pedestal encima del cual no estaba una estatua ecuestre, sino dos letras: O.K. y debajo, Gómez Plata, era la propaganda de una aspirina que era la O,K, y Gómez Plata quien la producía y abajo, embistiéndole a la base del pedestal que se veía poderoso e indestructible, una cabra que se mostraba escuálida y débil ante el poderío del pedestal que era su base; y había una frase que decía: “Contra la base de su prestigio, se estrella en vano la competencia”.
Así estamos viendo ésta campaña, quizá me tilden de parcial  y lo acepto; aquí todos tenemos nuestro candidato y no lo vamos a negar, pero sucede que los datos concretos que la campaña ha tenido  a través del tiempo de su duración, tanto en las encuestas imparciales como en las parcializadas y amañadas que no han podido ocultar el sol de la dignidad con los dedos de la mentira, la ignominia y la provocación, me dan la razón porque en todas aparece Monsalvo en primer lugar con una buena diferencia sobre quien ocupa el segundo; lo que se confirma de manera fácil si Ud. sale de su casa y habla con  gente de la condición y status que Ud. elija o le toque en suerte; no hay nada que hacer, éste muchacho es el Hombre del Año, por lo menos aquí en el Cesar y será nuestro próximo Gobernador.
Tenemos que acabar con la corrupción que corroe la administración del país y la del Cesar en forma especial como se ha demostrado, cada ciudadano debe convertirse en veedor vigilante de los dineros de  todos en la seguridad que tendrán la atención de las autoridades pertinentes y hay que exigirles a los políticos que lleguen a los cargos que aspiran, el cumplimiento de las promesas que han hecho en su campaña porque se les elige y luego político y pueblo se olvidan mutuamente del otro y así no vamos a ninguna parte; si juntos nos proponemos acabar con los pícaros, promeseros mentirosos y ladrones del erario, tenemos que estar juntos, como una piña, para defender lo que se ha conquistado y eso se hace cerrando filas alrededor de quienes nos representan. Porque, no sé en el Cielo pero aquí los pícaros se meten por un hueco más chiquito que el ojo de una aguja.