La comercialización de sustancias alucinógenas al interior de la Penitenciaría de Alta y Mediana Seguridad de Valledupar, es un negocio que genera millonarios recursos para las bandas dedicadas a este ilícito, en el cual es fundamental el trabajo de las llamadas ‘mulas’, mujeres que domingo a domingo tratan de evadir los controles del INPEC para ingresar los cargamentos de droga.
Una de las más importantes incautaciones que el INPEC ha realizado este año, se llevó a cabo el pasado domingo, a las 9:50 de la mañana, cuando los reclusos celebraban las fiestas de ‘La Virgen de las Mercedes’.
‘Bruno’ y ‘Bacus’, dos caninos de raza labrador expertos en detectar narcóticos, dejaron al descubierto a una joven identificada como Idamis Patricia Jiménez Arbeláez, quien de inmediato fue sacada de la fila de visitantes. Al ser sometida a una rigurosa requisa por parte de la guardia le encontraron un bulto ovalado de látex, que estaba camuflado en sus genitales.
De acuerdo al reporte de Policía Judicial del INPEC, la bolsa de látex contenía tres empaques más en su interior, con 68 gramos de marihuana, 38 gramos de bazuco y 19 gramos de cocaína.
Ayer, la mujer fue presentada ante un juez de control de garantías que le legalizó la captura, dejó en firme la imputación de cargos que hizo la Fiscalía por los delitos de tráfico, fabricación y porte de estupefacientes, y finalmente le dictó medida de aseguramiento, consistente en detención domiciliaria, al considerar que es madre de cuatro menores.
Negocio redondo
En la Penitenciaría de Alta y Mediana Seguridad de Valledupar, el INPEC el año pasado detuvo a 36 ‘mulas’ y en lo que va corrido de la presente anualidad han capturado 14. Según informes de inteligencia, la mayoría de las ‘mulas’ son madres cabeza de hogar de los barrios subnormales, a quienes bandas dedicas al ‘microtráfico’ al interior de la cárcel le pagan entre 300 y 400 mil pesos por cada cargamento.
“En la Penitenciaría una libra de marihuana puede valer hasta cuatro millones de pesos, un gramo de coca se consigue a ocho mil pesos y el bazuco a siete. En alto precio se debe a lo complicado que es pasar los controles sin que las ‘mulas’ sean descubiertas”, aseguró a EL PILÓN uno de los investigadores que le sigue la pista a las redes de ‘microtráfico’ que funcionan en este penal de alta seguridad.