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Columnista - 5 noviembre, 2016

El Zanjón- Pueblo Bello (se busca un doliente)

Sí de verdad se piensa en Pueblo Bello como centro agrícola y comercial y un destino turístico de importancia, hay que brindarle una vía siempre en buen estado. Pero ese aseguramiento no va a depender exclusivamente del papá gobierno, cuyas finanzas son cada vez más flacas, allí como en Fuente Ovejuna va resultando todos a […]

Sí de verdad se piensa en Pueblo Bello como centro agrícola y comercial y un destino turístico de importancia, hay que brindarle una vía siempre en buen estado. Pero ese aseguramiento no va a depender exclusivamente del papá gobierno, cuyas finanzas son cada vez más flacas, allí como en Fuente Ovejuna va resultando todos a una.

Ya vimos cómo lo que fue un buen tramo vial finalizó convertido en un trazado de horror en donde predominaban los huecos y derrumbes .No hubo mantenimiento adecuado y así una importante iniciativa quedó convertida en una ruina vergonzosa y peligrosa.

Esperamos que con el concurso del gobierno departamental esta se concluya y que los siete kilómetros que hacen falta sean pronto una realidad; pero no se está pensando en lo que viene. Pronto y cuando por el deterioro normal de las cosas, comiencen a salir huecos o se produzcan los muy previsibles derrumbes tendrá que salirse a buscar quien la mantenga y cuando eso se logre entonces ya no será eso sino una nueva carretera que demorará varios años en licitación y muchos más en construcción, para terminar en una de las tantas sinfonías inconclusas, cómo la de hoy, y la cómoda posición de “ese muerto no lo cargo yo”.

Aquí hay una oportunidad histórica para que sean los directos beneficiarios quienes en una actitud admirable y previsiva organicen una Junta o Asociación que se responsabilice, ya sea por su mantenimiento y conservación o por los menos como procuradores de las gestiones que garanticen las iniciativas para no dejar salir a esta importante obra pública como de primera prioridad.

Lo del cobro de un peaje de tipo social no debe considerarse cómo una idea sin fundamento porque como mínimo, el fondo que se logre sería la siempre evasiva contra partida que cada vez más imponen los poderes centrales para adelantar la construcción de la infraestructura regional.

Lo primero es calcular el posible producto de ese cobro y mirar para qué podría servir y con base en eso saber a qué no, o a que sí puede dedicarse la Junta o Asociación. Pero algo es muy cierto, existirán unos fondos que como mínimo debería utilizarse para enfrentar los pequeños grandes problemas que se presentan y que no tienen doliente, como la limpieza de las orillas, el reparcheo, despeje de derrumbes y caídas de árboles en la vía. Pensemos en que los huecos grandes fueron alguna vez pequeños. Pero por algo hay que comenzar.

 

Columnista
5 noviembre, 2016

El Zanjón- Pueblo Bello (se busca un doliente)

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jaime García Chadid.

Sí de verdad se piensa en Pueblo Bello como centro agrícola y comercial y un destino turístico de importancia, hay que brindarle una vía siempre en buen estado. Pero ese aseguramiento no va a depender exclusivamente del papá gobierno, cuyas finanzas son cada vez más flacas, allí como en Fuente Ovejuna va resultando todos a […]


Sí de verdad se piensa en Pueblo Bello como centro agrícola y comercial y un destino turístico de importancia, hay que brindarle una vía siempre en buen estado. Pero ese aseguramiento no va a depender exclusivamente del papá gobierno, cuyas finanzas son cada vez más flacas, allí como en Fuente Ovejuna va resultando todos a una.

Ya vimos cómo lo que fue un buen tramo vial finalizó convertido en un trazado de horror en donde predominaban los huecos y derrumbes .No hubo mantenimiento adecuado y así una importante iniciativa quedó convertida en una ruina vergonzosa y peligrosa.

Esperamos que con el concurso del gobierno departamental esta se concluya y que los siete kilómetros que hacen falta sean pronto una realidad; pero no se está pensando en lo que viene. Pronto y cuando por el deterioro normal de las cosas, comiencen a salir huecos o se produzcan los muy previsibles derrumbes tendrá que salirse a buscar quien la mantenga y cuando eso se logre entonces ya no será eso sino una nueva carretera que demorará varios años en licitación y muchos más en construcción, para terminar en una de las tantas sinfonías inconclusas, cómo la de hoy, y la cómoda posición de “ese muerto no lo cargo yo”.

Aquí hay una oportunidad histórica para que sean los directos beneficiarios quienes en una actitud admirable y previsiva organicen una Junta o Asociación que se responsabilice, ya sea por su mantenimiento y conservación o por los menos como procuradores de las gestiones que garanticen las iniciativas para no dejar salir a esta importante obra pública como de primera prioridad.

Lo del cobro de un peaje de tipo social no debe considerarse cómo una idea sin fundamento porque como mínimo, el fondo que se logre sería la siempre evasiva contra partida que cada vez más imponen los poderes centrales para adelantar la construcción de la infraestructura regional.

Lo primero es calcular el posible producto de ese cobro y mirar para qué podría servir y con base en eso saber a qué no, o a que sí puede dedicarse la Junta o Asociación. Pero algo es muy cierto, existirán unos fondos que como mínimo debería utilizarse para enfrentar los pequeños grandes problemas que se presentan y que no tienen doliente, como la limpieza de las orillas, el reparcheo, despeje de derrumbes y caídas de árboles en la vía. Pensemos en que los huecos grandes fueron alguna vez pequeños. Pero por algo hay que comenzar.