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Columnista - 30 octubre, 2017

¡Y olé!

A su llegada de Europa, recibí como obsequio de mi dilecto amigo Alberto Esmeral Ariza, la Constitución española aprobada el 31 de octubre hace 39 años. Imbuido en su lectura, pude observar, entre otras cosas que, en el preámbulo no se invoca para nada, la protección de Dios, a diferencia de nuestra Carta Magna, lo […]

A su llegada de Europa, recibí como obsequio de mi dilecto amigo Alberto Esmeral Ariza, la Constitución española aprobada el 31 de octubre hace 39 años. Imbuido en su lectura, pude observar, entre otras cosas que, en el preámbulo no se invoca para nada, la protección de Dios, a diferencia de nuestra Carta Magna, lo que no deja de ser paradójico toda vez que nuestra vocación religiosa se la debemos justamente a la Madre Patria. De otra parte, pude advertir que el desarrollo normativo en lo que hace al tema soberanía, nacionalidad, ordenamiento territorial y derechos fundamentales, tanto la Constitución española como la nuestra son bastante simétricas, salvo por el hecho de que España se define como una Monarquía Parlamentaria y nosotros como un Estado Social de Derecho organizado en forma de República unitaria y democrática.

Ahora bien, si alguna particularidad tiene la Constitución Española, es la relacionada con el tema de las Comunidades Autónomas(existen actualmente 17 en España y se distinguen con la sigla CC.AA.), una especie de ordenación territorial regional, que goza de cierta independencia en lo que hace a sus competencias legislativas, judiciales, administrativas y financieras, limitadas por la propia Constitución que, dicho sea de paso, es fruto de un gran consenso social que le ha permitido por más de tres décadas sufrir tantas reformas como dedos tiene una mano.
Y siguiendo con la lectura, llego al punto neurálgico que explica el momento actual por el que atraviesan los españoles, pues sucede que la Constitución de España en su Artículo 2° se declara como una Nación indivisible que garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran. Pues bien, una de estas comunidades es Cataluña, que tuvo a bien en celebrar el pasado 1° de octubre, un referendo para independizarse de España, el cual fue aprobado por mayoría, pero fue declarado ilegal por el gobierno del Presidente Mariano Rajoy.

Además, el Senado en votación del pasado viernes, aprobó también por mayoría (214 contra 47), la aplicación, por vez primera, del Artículo 155 de la Constitución. Pero ¿qué dice el Artículo 155 de La Constitución española? Establece que si una Comunidad Autónoma no cumple con la Constitución y la ley y atenta gravemente contra el interés general, y el Gobierno, se podrán tomar medidas que limiten su autonomía. Es así como se procedió al cierre del Parlamento de Cataluña y se convoca a nuevas elecciones autonómicas, para el 21 de diciembre. Esperamos que este asunto se solucione de forma tal, que no se vean afectados los intereses de la Nación ni la autonomía del pueblo catalán, por el bien del pueblo español ¡Y olé!

Por Darío Arregocés

 

Columnista
30 octubre, 2017

¡Y olé!

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Dario Arregoces

A su llegada de Europa, recibí como obsequio de mi dilecto amigo Alberto Esmeral Ariza, la Constitución española aprobada el 31 de octubre hace 39 años. Imbuido en su lectura, pude observar, entre otras cosas que, en el preámbulo no se invoca para nada, la protección de Dios, a diferencia de nuestra Carta Magna, lo […]


A su llegada de Europa, recibí como obsequio de mi dilecto amigo Alberto Esmeral Ariza, la Constitución española aprobada el 31 de octubre hace 39 años. Imbuido en su lectura, pude observar, entre otras cosas que, en el preámbulo no se invoca para nada, la protección de Dios, a diferencia de nuestra Carta Magna, lo que no deja de ser paradójico toda vez que nuestra vocación religiosa se la debemos justamente a la Madre Patria. De otra parte, pude advertir que el desarrollo normativo en lo que hace al tema soberanía, nacionalidad, ordenamiento territorial y derechos fundamentales, tanto la Constitución española como la nuestra son bastante simétricas, salvo por el hecho de que España se define como una Monarquía Parlamentaria y nosotros como un Estado Social de Derecho organizado en forma de República unitaria y democrática.

Ahora bien, si alguna particularidad tiene la Constitución Española, es la relacionada con el tema de las Comunidades Autónomas(existen actualmente 17 en España y se distinguen con la sigla CC.AA.), una especie de ordenación territorial regional, que goza de cierta independencia en lo que hace a sus competencias legislativas, judiciales, administrativas y financieras, limitadas por la propia Constitución que, dicho sea de paso, es fruto de un gran consenso social que le ha permitido por más de tres décadas sufrir tantas reformas como dedos tiene una mano.
Y siguiendo con la lectura, llego al punto neurálgico que explica el momento actual por el que atraviesan los españoles, pues sucede que la Constitución de España en su Artículo 2° se declara como una Nación indivisible que garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran. Pues bien, una de estas comunidades es Cataluña, que tuvo a bien en celebrar el pasado 1° de octubre, un referendo para independizarse de España, el cual fue aprobado por mayoría, pero fue declarado ilegal por el gobierno del Presidente Mariano Rajoy.

Además, el Senado en votación del pasado viernes, aprobó también por mayoría (214 contra 47), la aplicación, por vez primera, del Artículo 155 de la Constitución. Pero ¿qué dice el Artículo 155 de La Constitución española? Establece que si una Comunidad Autónoma no cumple con la Constitución y la ley y atenta gravemente contra el interés general, y el Gobierno, se podrán tomar medidas que limiten su autonomía. Es así como se procedió al cierre del Parlamento de Cataluña y se convoca a nuevas elecciones autonómicas, para el 21 de diciembre. Esperamos que este asunto se solucione de forma tal, que no se vean afectados los intereses de la Nación ni la autonomía del pueblo catalán, por el bien del pueblo español ¡Y olé!

Por Darío Arregocés