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Columnista - 28 julio, 2017

¿Y cómo va el garrote?

La expresión empleada en el título de esta columna era muy común entre los músicos vallenatos como forma de saludarnos por allá por los años 80, por esas épocas todavía los acordeoneros “garroteaban” a los cantantes, pero lo hacían con mucho más contundencia a los demás músicos (guacharaquero, cajero, conguero, etc.), lo cual nos hace […]

La expresión empleada en el título de esta columna era muy común entre los músicos vallenatos como forma de saludarnos por allá por los años 80, por esas épocas todavía los acordeoneros “garroteaban” a los cantantes, pero lo hacían con mucho más contundencia a los demás músicos (guacharaquero, cajero, conguero, etc.), lo cual nos hace concluir que “el garrote” ha existido desde que el conjunto vallenato nació, es decir desde que la actividad se desarrolla en equipo.

“El garrote” no es otra cosa que la explotación de la fuerza de trabajo por parte de quien asume el carácter de líder o de dueño del grupo musical, y por lo tanto, es quien cobra un precio al cliente y se encarga de redistribuir esa paga entre los demás integrantes del grupo que él considera sus trabajadores.

En nuestro territorio hemos tenido explotación laboral desde la colonia con las encomiendas, obrajes y mitas y hoy en la vida laboral común, existe una figura muy peculiar en la que el mismo estado le da “garrote” a sus ciudadanos desconociéndoles derechos fundamentales como las prestaciones sociales y demás, mediante el tan afamado y desprestigiado contrato de prestación de servicios.

Algunos músicos vallenatos alcanzaron una fama de grandes “garroteros” en la región, pero “el garrote” no se inició cuando se comenzó a comercializar la música; ocurrió mucho antes, desde la época de los verdaderos juglares que andaban de correría y en muchas ocasiones lo hacían solos y en el pueblo donde llegaban buscaban a alguien que tocara la caja y la guacharaca y le reconocían algo del dinero que recogían en las parrandas; por supuesto que la plata gruesa se la embolsillaban ellos.

Cuando nuestros cantantes asumieron el liderazgo en las agrupaciones vallenatas, muchos acordeoneros que otrora fueron “garroteros” pasaron a ser “garroteados”; existen infinidad de anécdotas del “garrote” en la que están involucrados los más importantes intérpretes de nuestra música; desde darse por robado, hasta fingir un toque de cortesía, pasando por la presunta estafa del empresario.

Nuestros músicos vallenatos no han sido capaces de organizarse en agremiaciones o sindicatos fuertes que puedan ejercer una eficaz presión para reclamar sus legítimos derechos; históricamente han soportado “garrote” del bueno y el líder explotador ha amasado grandes riquezas, mientras sus compañeros mueren en la pobreza absoluta.

Unos amigos míos músicos que llaman a su artista líder ‘El Patrón’ llevan años recibiendo “garrote”, pero se sienten a gusto porque al parecer este es algo mesurado o como diría el expresidente Turbay, en sus justas proporciones; me pregunto ¿cuánto le estarán pagando por presentación en la actualidad a un cajero o un guacharaquero de una agrupación de esas nuestras que cobra hoy en día más de cincuenta millones de pesos por una hora y qué porcentaje de esa suma se queda en manos del Líder?

Señores artistas, la justicia social no solo se debe esperar del gobierno, se debe implementar en la vida de cada uno y en nuestras empresas; por favor menos “garrote” a sus compañeros.

Por Jorge Nain Ruiz

 

Columnista
28 julio, 2017

¿Y cómo va el garrote?

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jorge Nain

La expresión empleada en el título de esta columna era muy común entre los músicos vallenatos como forma de saludarnos por allá por los años 80, por esas épocas todavía los acordeoneros “garroteaban” a los cantantes, pero lo hacían con mucho más contundencia a los demás músicos (guacharaquero, cajero, conguero, etc.), lo cual nos hace […]


La expresión empleada en el título de esta columna era muy común entre los músicos vallenatos como forma de saludarnos por allá por los años 80, por esas épocas todavía los acordeoneros “garroteaban” a los cantantes, pero lo hacían con mucho más contundencia a los demás músicos (guacharaquero, cajero, conguero, etc.), lo cual nos hace concluir que “el garrote” ha existido desde que el conjunto vallenato nació, es decir desde que la actividad se desarrolla en equipo.

“El garrote” no es otra cosa que la explotación de la fuerza de trabajo por parte de quien asume el carácter de líder o de dueño del grupo musical, y por lo tanto, es quien cobra un precio al cliente y se encarga de redistribuir esa paga entre los demás integrantes del grupo que él considera sus trabajadores.

En nuestro territorio hemos tenido explotación laboral desde la colonia con las encomiendas, obrajes y mitas y hoy en la vida laboral común, existe una figura muy peculiar en la que el mismo estado le da “garrote” a sus ciudadanos desconociéndoles derechos fundamentales como las prestaciones sociales y demás, mediante el tan afamado y desprestigiado contrato de prestación de servicios.

Algunos músicos vallenatos alcanzaron una fama de grandes “garroteros” en la región, pero “el garrote” no se inició cuando se comenzó a comercializar la música; ocurrió mucho antes, desde la época de los verdaderos juglares que andaban de correría y en muchas ocasiones lo hacían solos y en el pueblo donde llegaban buscaban a alguien que tocara la caja y la guacharaca y le reconocían algo del dinero que recogían en las parrandas; por supuesto que la plata gruesa se la embolsillaban ellos.

Cuando nuestros cantantes asumieron el liderazgo en las agrupaciones vallenatas, muchos acordeoneros que otrora fueron “garroteros” pasaron a ser “garroteados”; existen infinidad de anécdotas del “garrote” en la que están involucrados los más importantes intérpretes de nuestra música; desde darse por robado, hasta fingir un toque de cortesía, pasando por la presunta estafa del empresario.

Nuestros músicos vallenatos no han sido capaces de organizarse en agremiaciones o sindicatos fuertes que puedan ejercer una eficaz presión para reclamar sus legítimos derechos; históricamente han soportado “garrote” del bueno y el líder explotador ha amasado grandes riquezas, mientras sus compañeros mueren en la pobreza absoluta.

Unos amigos míos músicos que llaman a su artista líder ‘El Patrón’ llevan años recibiendo “garrote”, pero se sienten a gusto porque al parecer este es algo mesurado o como diría el expresidente Turbay, en sus justas proporciones; me pregunto ¿cuánto le estarán pagando por presentación en la actualidad a un cajero o un guacharaquero de una agrupación de esas nuestras que cobra hoy en día más de cincuenta millones de pesos por una hora y qué porcentaje de esa suma se queda en manos del Líder?

Señores artistas, la justicia social no solo se debe esperar del gobierno, se debe implementar en la vida de cada uno y en nuestras empresas; por favor menos “garrote” a sus compañeros.

Por Jorge Nain Ruiz