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Columnista - 29 abril, 2017

Versión 50, Rey de Reyes

El encuentro con la espesura de la montaña, la melodía de los ríos que descienden de esa pendiente, el aspecto colonial del centro de Valledupar, el coqueteo del brillo de las nieves perpetuas de la Sierra Nevada, mujeres musas, el olor a naturaleza y las manos de hombres y mujeres del campo, combinan insumos para […]

El encuentro con la espesura de la montaña, la melodía de los ríos que descienden de esa pendiente, el aspecto colonial del centro de Valledupar, el coqueteo del brillo de las nieves perpetuas de la Sierra Nevada, mujeres musas, el olor a naturaleza y las manos de hombres y mujeres del campo, combinan insumos para construir historias costumbristas revestidas de rima, naturalidad ancestral y autóctona, interpretada por voces incipientes con instrumentos nativos, posteriormente nutrida con la aparición del acordeón y fortalecida por la sapiencia y cadencia del Juglar, concibieron el diseño del folclor vallenato: Sin falsas modestias el de mayor importancia en Colombia.

La Versión 50 del Festival Vallenato coronará un nuevo Rey de Reyes. Los acordeoneros hacen del acordeón la extensión del corazón, es el amor eterno y como los labios venerables de una mujer. El acordeón de nobleza europea encontró en las manos provincianas el mejor provecho para enviarle al mundo un mensaje de gratitud y sentimiento capaz de aliviar dolores.

No ha sido fácil transcender para el acordeonero del folclor vallenato, han sido largos los caminos surcados, pedregosos y polvorientos. Resistió el descrédito de las zonas inexpugnables fundadas por las elites nacientes, sin embargo, raudos continuaron los juglares plantando en tierra fértil las notas del acordeón escribiendo y cantando historias con mensajes desinteresados, primaba el interés propio de los cultores de poesía y del escritor contador de historias, conservando la nobleza y estirpe campesina, pero ambicioso para complacer, enamorar y sin imaginar los límites que traspasaría. Ni siquiera la habitual aparición del astro luminoso mitigaba los deseos del intérprete, al contrario, felices resistieron su fogosidad ofreciendo versos por doquier sin distingo como muestra perenne de gratitud.

El Festival de la Música Vallenata mantiene su originalidad a través del espíritu del concurso que con notas auténticas en la interpretación de los cuatro aires (merengue, paseo, son y puya) corona al rey vallenato en procura de mantener vigente el legado. Conservar la esencia tradicional es una consigna inmarcesible que debe cargar sobre sus hombros la Fundación del Festival de La Leyenda Vallenata y las escuelas como las de Andrés ‘El Turco Gil, para que las nuevas generaciones enfrenten con nota pura las embestidas de la inevitable comercialización del folclor.

Es normal que los avances y cambios traducidos en la modernidad musical, hayan tocado los linderos de la música vallenata, no es producto del azar que nuestro folclor sea galardonado en los Premios Grammy Latino y que haya sido reconocido por la Unesco como patrimonio cultural de la humanidad, estos distinguidos logros representan una merecida recompensa para los forjadores del folclor que aun gozan de la vida, asimismo, para los que están en la eternidad. Del mismo modo, para los nuevos intérpretes, en ellos está el deber de mantener encumbrado el folclor y continuar entregando a las siguientes generaciones el testigo de la esencia folclórica.
Valledupar, la capital mundial del vallenato, cada mes de abril viste sus mejores galas para recibir turistas de todo el país y del extranjero, caja, guacharaca y acordeón, anfitriones de lujo, para los que vienen de afuera a disfrutar de la velada a modo de acordeón, caminar por la emblemática plaza Alfonso López, degustar de la gastronomía vallenata, visitar el Coliseo de Ferias donde convergen la vocación agropecuaria y el folclor, y cómo no dejarse consentir por el susurro del río Guatapuri y disfrutar de los espectáculos organizados en el parque de la Leyenda.

La versión 50 del Festival Vallenato es una conmemoración histórica y trascendental para el país vallenato, particularmente, para nuestros acordeoneros, no obstante, nadie puede despedirse de nuestra ciudad sin llevarse en su memoria que aquí rendimos tributo a la amistad a través de la expresión musical y del inagotable calor humano.

Por Luis Elquis Díaz

@LuchoDiaz12

Columnista
29 abril, 2017

Versión 50, Rey de Reyes

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Elquis Diaz

El encuentro con la espesura de la montaña, la melodía de los ríos que descienden de esa pendiente, el aspecto colonial del centro de Valledupar, el coqueteo del brillo de las nieves perpetuas de la Sierra Nevada, mujeres musas, el olor a naturaleza y las manos de hombres y mujeres del campo, combinan insumos para […]


El encuentro con la espesura de la montaña, la melodía de los ríos que descienden de esa pendiente, el aspecto colonial del centro de Valledupar, el coqueteo del brillo de las nieves perpetuas de la Sierra Nevada, mujeres musas, el olor a naturaleza y las manos de hombres y mujeres del campo, combinan insumos para construir historias costumbristas revestidas de rima, naturalidad ancestral y autóctona, interpretada por voces incipientes con instrumentos nativos, posteriormente nutrida con la aparición del acordeón y fortalecida por la sapiencia y cadencia del Juglar, concibieron el diseño del folclor vallenato: Sin falsas modestias el de mayor importancia en Colombia.

La Versión 50 del Festival Vallenato coronará un nuevo Rey de Reyes. Los acordeoneros hacen del acordeón la extensión del corazón, es el amor eterno y como los labios venerables de una mujer. El acordeón de nobleza europea encontró en las manos provincianas el mejor provecho para enviarle al mundo un mensaje de gratitud y sentimiento capaz de aliviar dolores.

No ha sido fácil transcender para el acordeonero del folclor vallenato, han sido largos los caminos surcados, pedregosos y polvorientos. Resistió el descrédito de las zonas inexpugnables fundadas por las elites nacientes, sin embargo, raudos continuaron los juglares plantando en tierra fértil las notas del acordeón escribiendo y cantando historias con mensajes desinteresados, primaba el interés propio de los cultores de poesía y del escritor contador de historias, conservando la nobleza y estirpe campesina, pero ambicioso para complacer, enamorar y sin imaginar los límites que traspasaría. Ni siquiera la habitual aparición del astro luminoso mitigaba los deseos del intérprete, al contrario, felices resistieron su fogosidad ofreciendo versos por doquier sin distingo como muestra perenne de gratitud.

El Festival de la Música Vallenata mantiene su originalidad a través del espíritu del concurso que con notas auténticas en la interpretación de los cuatro aires (merengue, paseo, son y puya) corona al rey vallenato en procura de mantener vigente el legado. Conservar la esencia tradicional es una consigna inmarcesible que debe cargar sobre sus hombros la Fundación del Festival de La Leyenda Vallenata y las escuelas como las de Andrés ‘El Turco Gil, para que las nuevas generaciones enfrenten con nota pura las embestidas de la inevitable comercialización del folclor.

Es normal que los avances y cambios traducidos en la modernidad musical, hayan tocado los linderos de la música vallenata, no es producto del azar que nuestro folclor sea galardonado en los Premios Grammy Latino y que haya sido reconocido por la Unesco como patrimonio cultural de la humanidad, estos distinguidos logros representan una merecida recompensa para los forjadores del folclor que aun gozan de la vida, asimismo, para los que están en la eternidad. Del mismo modo, para los nuevos intérpretes, en ellos está el deber de mantener encumbrado el folclor y continuar entregando a las siguientes generaciones el testigo de la esencia folclórica.
Valledupar, la capital mundial del vallenato, cada mes de abril viste sus mejores galas para recibir turistas de todo el país y del extranjero, caja, guacharaca y acordeón, anfitriones de lujo, para los que vienen de afuera a disfrutar de la velada a modo de acordeón, caminar por la emblemática plaza Alfonso López, degustar de la gastronomía vallenata, visitar el Coliseo de Ferias donde convergen la vocación agropecuaria y el folclor, y cómo no dejarse consentir por el susurro del río Guatapuri y disfrutar de los espectáculos organizados en el parque de la Leyenda.

La versión 50 del Festival Vallenato es una conmemoración histórica y trascendental para el país vallenato, particularmente, para nuestros acordeoneros, no obstante, nadie puede despedirse de nuestra ciudad sin llevarse en su memoria que aquí rendimos tributo a la amistad a través de la expresión musical y del inagotable calor humano.

Por Luis Elquis Díaz

@LuchoDiaz12