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Columnista - 24 febrero, 2017

Verdadero gozo

“…para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido”: San Juan 15,11. La vida no se trata solamente de alcanzar nuestros sueños y llegar a nuestro destino, también se trata de recrearse en el camino y de disfrutar en el proceso. Es fácil enfocarnos tanto en las metas y sueños que perdamos […]

“…para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido”: San Juan 15,11.

La vida no se trata solamente de alcanzar nuestros sueños y llegar a nuestro destino, también se trata de recrearse en el camino y de disfrutar en el proceso. Es fácil enfocarnos tanto en las metas y sueños que perdamos el contento de las cosas sencillas que hay en el camino.

La vida es como un viaje, importa no solamente llegar, sino disfrutar el esfuerzo de lograrlo. Como cuando de niños jugábamos boliche: el asunto no solamente era ganar, sino disfrutar el momento del juego en la amistad, las risas, las burlas y el esparcimiento.

Si cometemos el error de vivir solamente para alcanzar metas, un día nos daremos cuenta de cuanto del disfrute hemos perdido. Por supuesto que es bueno tener metas en la vida, pero no debemos poner nuestra vida en pausa hasta haberlas alcanzado, sino alegrarnos a lo largo del recorrido.

Amados amigos lectores, es tiempo de disminuir la velocidad y disfrutar más del viaje. La vida es más que pagar cuentas y cumplir compromisos. Aprendamos a deleitarnos de los agrados del camino. Muchos, invertimos nuestra vida intentando alcanzar algo, solo para descubrir que no era eso exactamente lo que pensábamos que sería. El verdadero gozo está en las cosas sencillas de la vida: Disfrutar de la familia, ver el amanecer, almorzar en el río, viajar juntos.

La gran tragedia de nuestro tiempo es que el éxito se consigue a expensas de la familia. El lamento común de los exitosos es que, si pudieran volver atrás, tomarían más tiempo para aminorar el paso y disfrutar más de las cosas sencillas de la vida. No podemos jactarnos del día de mañana, porque no sabemos que nos deparará. Ciertamente, nuestra vida es como neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece.

Mi invitación reflexiva de hoy es a enfocarnos en lo verdaderamente importante. No se trata solamente de ganarnos la vida, sino de hacer de nuestra vida una delicia. Las tensiones y el estrés del trabajo nos impiden disfrutar de lo que Dios nos ha dado. Hagamos de la familia y de aquellos a quienes queremos una prioridad para disfrutar, pasar tiempo, en quienes invertir nuestros esfuerzos para hacerlos felices.

Claro que sí… deberíamos tener un sano equilibrio entre trabajar inteligentemente, estar enfocado, lograr sueños y tomar tiempo para detenernos a ver la lluvia. Si cambiamos nuestro enfoque y aminoramos la marcha y disfrutamos el viaje, seguro que llegaremos donde debemos estar, pero nuestra vida será más satisfactoria. Sonriamos más, cantemos más, divirtámonos más y disfrutemos más los unos de los otros.

Comprendamos que algunas cosas nunca las recuperaremos. Nuestros hijos crecen y se van, tomemos tiempo para ellos. Seamos generosos en los abrazos, los besos y la atención a ellos; algún día ya no estarán y los extrañaremos. No demos por sentado el presente, nuestras familias necesitan lo que tenemos ahora. Necesitan nuestra risa, el aliento, el apoyo y la sabiduría propia para poder guiarlos.

Sí recordar es vivir, lo más significativo son las cosas sencillas de la vida. Y como la vida es lo que hacemos de ella, es importante crear ocasiones para recordar. Es tan importante el tiempo que pasamos juntos, como los momentos que creamos para hacer recuerdos.

Tomemos tiempo para lo que más importa. No nos permitamos ser tan acartonados, tan importantes, tan orientados a los logros, tan ocupados en trabajar, trabajar y trabajar, que nos perdamos los milagros a lo largo del camino.

Una vez leí, que no era que la vida fuese muy corta, sino que nosotros esperábamos demasiado para comenzar a vivir. ¡No estaremos aquí para siempre, comencemos hoy!

Abraza hoy a tus hijos, dale un beso a tu pareja, llama a tus padres, visita a tus familiares y bendice a tus amigos. ¡Hoy es el día del gozo del Señor! Abrazos y muchas bendiciones en Cristo.

Columnista
24 febrero, 2017

Verdadero gozo

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Valerio Mejía Araújo

“…para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido”: San Juan 15,11. La vida no se trata solamente de alcanzar nuestros sueños y llegar a nuestro destino, también se trata de recrearse en el camino y de disfrutar en el proceso. Es fácil enfocarnos tanto en las metas y sueños que perdamos […]


“…para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido”: San Juan 15,11.

La vida no se trata solamente de alcanzar nuestros sueños y llegar a nuestro destino, también se trata de recrearse en el camino y de disfrutar en el proceso. Es fácil enfocarnos tanto en las metas y sueños que perdamos el contento de las cosas sencillas que hay en el camino.

La vida es como un viaje, importa no solamente llegar, sino disfrutar el esfuerzo de lograrlo. Como cuando de niños jugábamos boliche: el asunto no solamente era ganar, sino disfrutar el momento del juego en la amistad, las risas, las burlas y el esparcimiento.

Si cometemos el error de vivir solamente para alcanzar metas, un día nos daremos cuenta de cuanto del disfrute hemos perdido. Por supuesto que es bueno tener metas en la vida, pero no debemos poner nuestra vida en pausa hasta haberlas alcanzado, sino alegrarnos a lo largo del recorrido.

Amados amigos lectores, es tiempo de disminuir la velocidad y disfrutar más del viaje. La vida es más que pagar cuentas y cumplir compromisos. Aprendamos a deleitarnos de los agrados del camino. Muchos, invertimos nuestra vida intentando alcanzar algo, solo para descubrir que no era eso exactamente lo que pensábamos que sería. El verdadero gozo está en las cosas sencillas de la vida: Disfrutar de la familia, ver el amanecer, almorzar en el río, viajar juntos.

La gran tragedia de nuestro tiempo es que el éxito se consigue a expensas de la familia. El lamento común de los exitosos es que, si pudieran volver atrás, tomarían más tiempo para aminorar el paso y disfrutar más de las cosas sencillas de la vida. No podemos jactarnos del día de mañana, porque no sabemos que nos deparará. Ciertamente, nuestra vida es como neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece.

Mi invitación reflexiva de hoy es a enfocarnos en lo verdaderamente importante. No se trata solamente de ganarnos la vida, sino de hacer de nuestra vida una delicia. Las tensiones y el estrés del trabajo nos impiden disfrutar de lo que Dios nos ha dado. Hagamos de la familia y de aquellos a quienes queremos una prioridad para disfrutar, pasar tiempo, en quienes invertir nuestros esfuerzos para hacerlos felices.

Claro que sí… deberíamos tener un sano equilibrio entre trabajar inteligentemente, estar enfocado, lograr sueños y tomar tiempo para detenernos a ver la lluvia. Si cambiamos nuestro enfoque y aminoramos la marcha y disfrutamos el viaje, seguro que llegaremos donde debemos estar, pero nuestra vida será más satisfactoria. Sonriamos más, cantemos más, divirtámonos más y disfrutemos más los unos de los otros.

Comprendamos que algunas cosas nunca las recuperaremos. Nuestros hijos crecen y se van, tomemos tiempo para ellos. Seamos generosos en los abrazos, los besos y la atención a ellos; algún día ya no estarán y los extrañaremos. No demos por sentado el presente, nuestras familias necesitan lo que tenemos ahora. Necesitan nuestra risa, el aliento, el apoyo y la sabiduría propia para poder guiarlos.

Sí recordar es vivir, lo más significativo son las cosas sencillas de la vida. Y como la vida es lo que hacemos de ella, es importante crear ocasiones para recordar. Es tan importante el tiempo que pasamos juntos, como los momentos que creamos para hacer recuerdos.

Tomemos tiempo para lo que más importa. No nos permitamos ser tan acartonados, tan importantes, tan orientados a los logros, tan ocupados en trabajar, trabajar y trabajar, que nos perdamos los milagros a lo largo del camino.

Una vez leí, que no era que la vida fuese muy corta, sino que nosotros esperábamos demasiado para comenzar a vivir. ¡No estaremos aquí para siempre, comencemos hoy!

Abraza hoy a tus hijos, dale un beso a tu pareja, llama a tus padres, visita a tus familiares y bendice a tus amigos. ¡Hoy es el día del gozo del Señor! Abrazos y muchas bendiciones en Cristo.