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Columnista - 25 marzo, 2017

Usufructuando el nombre Dios

La apertura de la Constitución de 1991 estableció como derecho fundamental la libertad de cultos. Los ciudadanos colombianos tenemos la opción de elegir libremente la religión, también no elegir ninguna o de no creer en la existencia de Dios y ejercer esa creencia públicamente sin ser objeto de discriminación. La separación Iglesia–Estado no desvinculó los […]

La apertura de la Constitución de 1991 estableció como derecho fundamental la libertad de cultos. Los ciudadanos colombianos tenemos la opción de elegir libremente la religión, también no elegir ninguna o de no creer en la existencia de Dios y ejercer esa creencia públicamente sin ser objeto de discriminación.

La separación Iglesia–Estado no desvinculó los argumentos religiosos para fundamentar posiciones políticas. Las posiciones políticas, ideológicas, religiosas o laicas están amparadas en la libertad de expresión. Este esguince legal bien fundamentado y constituido como Derecho Fundamental, cobija al Pastor Miguel Arrazola, de la Iglesia Ríos de Vida en Cartagena, para profesar la fe desde el pulpito y al mismo tiempo participar en política.

Los hechos recientes del Pastor Arrazola vienen de tiempo atrás, solo que sus incursiones cada vez toman resonancia e importancia mediática, sobre todo por sus preferencias políticas, las cuales hace extensivas a su larga lista de seguidores. Estos hechos me hacen recordar el caso de discriminación de la líder Neo-pentecostal María Luisa Piraquive, y nos conduce a la lectura del libro del Apóstol San Mateo; capitulo 24, versículo 5: “Porque muchos vendrán en mi nombre, diciendo: “Yo soy el Cristo y engañaran a muchos”.

Dios, Jesucristo y Jehová, son nombres que cautivan, pese al paso del tiempo no pierden vigencia, inspiran credibilidad y encuentran sintonía en la gente, inclusive sirven para alcanzar escaños en instituciones del Estado.

En nombre de Dios, la familia Piraquive encontró espacios en el Congreso de la República, desde allí defendían los preceptos de la ética y la moral, no obstante, paralelamente amasaron una fortuna que ha sido motivo de investigación por parte de la fiscalía.

Dios, Jesucristo y Jehová, son tres nombres que cualquier especialista en publicidad quisiera patentar en sus invenciones para desarrollar sus campañas. Nuestra sociedad ha visto de cerca las dificultades y el sufrimiento, sobrellevarlo ha sido una constante. La presencia de Dios en nuestras vidas constituye un nutriente que nos deleita el alma, esa es la base que define la fe según el libro de los hebreos, capitulo 11, versículo 1: “Ahora bien, la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”.

Nuestra Constitución Política invoca el nombre de Dios desde su preámbulo. La historia universal revela que Martin Luther King y Mahatma Gandhi con argumentos cristianos e hinduistas, defendieron sus posiciones políticas. El Papa Juan Pablo II fue un personaje de notable participación política, particularmente, en el fin de la guerra fría. Recientemente el Papa Francisco acompañó los acercamientos entre Estados Unidos y Cuba.

Aprovechar los permisos legales o los derechos fundamentales no es el problema, el peligro en este caso es la intención invisible detrás de un líder religioso, porque el usufructo de la fe para configurar discursos políticos inverosímiles en procura de réditos electorales, no debe de ninguna manera mezclarse con las preferencias políticas, porque se constituye en engaño y en pecado.

Por Luis Elquis Díaz

@LuchoDiaz12

Columnista
25 marzo, 2017

Usufructuando el nombre Dios

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Elquis Diaz

La apertura de la Constitución de 1991 estableció como derecho fundamental la libertad de cultos. Los ciudadanos colombianos tenemos la opción de elegir libremente la religión, también no elegir ninguna o de no creer en la existencia de Dios y ejercer esa creencia públicamente sin ser objeto de discriminación. La separación Iglesia–Estado no desvinculó los […]


La apertura de la Constitución de 1991 estableció como derecho fundamental la libertad de cultos. Los ciudadanos colombianos tenemos la opción de elegir libremente la religión, también no elegir ninguna o de no creer en la existencia de Dios y ejercer esa creencia públicamente sin ser objeto de discriminación.

La separación Iglesia–Estado no desvinculó los argumentos religiosos para fundamentar posiciones políticas. Las posiciones políticas, ideológicas, religiosas o laicas están amparadas en la libertad de expresión. Este esguince legal bien fundamentado y constituido como Derecho Fundamental, cobija al Pastor Miguel Arrazola, de la Iglesia Ríos de Vida en Cartagena, para profesar la fe desde el pulpito y al mismo tiempo participar en política.

Los hechos recientes del Pastor Arrazola vienen de tiempo atrás, solo que sus incursiones cada vez toman resonancia e importancia mediática, sobre todo por sus preferencias políticas, las cuales hace extensivas a su larga lista de seguidores. Estos hechos me hacen recordar el caso de discriminación de la líder Neo-pentecostal María Luisa Piraquive, y nos conduce a la lectura del libro del Apóstol San Mateo; capitulo 24, versículo 5: “Porque muchos vendrán en mi nombre, diciendo: “Yo soy el Cristo y engañaran a muchos”.

Dios, Jesucristo y Jehová, son nombres que cautivan, pese al paso del tiempo no pierden vigencia, inspiran credibilidad y encuentran sintonía en la gente, inclusive sirven para alcanzar escaños en instituciones del Estado.

En nombre de Dios, la familia Piraquive encontró espacios en el Congreso de la República, desde allí defendían los preceptos de la ética y la moral, no obstante, paralelamente amasaron una fortuna que ha sido motivo de investigación por parte de la fiscalía.

Dios, Jesucristo y Jehová, son tres nombres que cualquier especialista en publicidad quisiera patentar en sus invenciones para desarrollar sus campañas. Nuestra sociedad ha visto de cerca las dificultades y el sufrimiento, sobrellevarlo ha sido una constante. La presencia de Dios en nuestras vidas constituye un nutriente que nos deleita el alma, esa es la base que define la fe según el libro de los hebreos, capitulo 11, versículo 1: “Ahora bien, la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”.

Nuestra Constitución Política invoca el nombre de Dios desde su preámbulo. La historia universal revela que Martin Luther King y Mahatma Gandhi con argumentos cristianos e hinduistas, defendieron sus posiciones políticas. El Papa Juan Pablo II fue un personaje de notable participación política, particularmente, en el fin de la guerra fría. Recientemente el Papa Francisco acompañó los acercamientos entre Estados Unidos y Cuba.

Aprovechar los permisos legales o los derechos fundamentales no es el problema, el peligro en este caso es la intención invisible detrás de un líder religioso, porque el usufructo de la fe para configurar discursos políticos inverosímiles en procura de réditos electorales, no debe de ninguna manera mezclarse con las preferencias políticas, porque se constituye en engaño y en pecado.

Por Luis Elquis Díaz

@LuchoDiaz12