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Columnista - 29 abril, 2010

Una encrucijada en el alma

Por: Alberto Montoya Hoy entiendo la afirmación del presidente Uribe cuando manifestaba este sentimiento, en el momento en que le preguntaban por la reelección, pensaba en nuestro país y no sabía qué decisión tomar. En este momento, la pelota de la encrucijada en el alma esta en el campo del pueblo Colombiano, es el momento […]

Por: Alberto Montoya
Hoy entiendo la afirmación del presidente Uribe cuando manifestaba este sentimiento, en el momento en que le preguntaban por la reelección, pensaba en nuestro país y no sabía qué decisión tomar. En este momento, la pelota de la encrucijada en el alma esta en el campo del pueblo Colombiano, es el momento de tomar el toro por los cuernos y participar del proceso de elección del nuevo Presidente de Colombia.
Una excelente baraja de candidatos, como pocas elecciones en Latinoamérica. Es indispensable que pensemos hasta el último día quien es el candidato que más le conviene al país como Presidente, definitivamente el tema ya está entre Santos y Mockus, y es ahí donde nace la encrucijada, ya que para la gran mayoría de los simpatizantes de Mockus, se mantiene una incertidumbre permanente frente a la situación de orden público y como será manejada por su candidato, y para colmo el candidato de la U no les es indiferente; de igual manera los electores de Santos mantienen incertidumbre frente al manejo de temas sociales y de educación propuestos por su candidato, pero lo más complicado es que ven en Mockus la solución.
Si a esa situación le agregamos las permanentes intervenciones del Presidente Chávez, generando incertidumbre frente a las relaciones futuras con el hermano país, prácticamente nos está obligando a no votar por Santos porque eso rompería toda posibilidad de restaurar las ya maltrechas relaciones. De esa forma tendríamos que poner en una balanza si al país le conviene más tener unas excelentes relaciones con Venezuela y Ecuador, con dos mandatarios que también dejaran el poder como está pasando con el Presidente Uribe, o terminar – de una vez por todas- con el conflicto armado que ha mantenido la guerrilla colombiana por más de cuarenta años.
El futuro de nuestra patria no puede estar influenciado por encuestas que sesgan la libertad de voto, ni mucho menos por Presidentes vecinos medio alocados e inestables emocionalmente, tampoco por los flechazos equivocados del presidente Uribe tratando de influenciar en sus simpatizantes para lograr el voto para su candidato.
Llegado el momento debe aflorar la sensatez que nos permita reflexionar y analizar cómo cada candidato afrontaría el tema que para medio país genera la encrucijada en el alma, hagamos los debates en nuestra familia, con los amigos; y sobre todo démonos la oportunidad de escuchar en forma directa los planteamientos de los candidatos. Es Colombia entera la que necesita continuar con una política de seguridad mejorada en lo social, y basada en el fortalecimiento de la educación, decida pues quien va a ser su presidente, pero decidida sin dejarse influenciar.

Columnista
29 abril, 2010

Una encrucijada en el alma

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Alberto Montoya P

Por: Alberto Montoya Hoy entiendo la afirmación del presidente Uribe cuando manifestaba este sentimiento, en el momento en que le preguntaban por la reelección, pensaba en nuestro país y no sabía qué decisión tomar. En este momento, la pelota de la encrucijada en el alma esta en el campo del pueblo Colombiano, es el momento […]


Por: Alberto Montoya
Hoy entiendo la afirmación del presidente Uribe cuando manifestaba este sentimiento, en el momento en que le preguntaban por la reelección, pensaba en nuestro país y no sabía qué decisión tomar. En este momento, la pelota de la encrucijada en el alma esta en el campo del pueblo Colombiano, es el momento de tomar el toro por los cuernos y participar del proceso de elección del nuevo Presidente de Colombia.
Una excelente baraja de candidatos, como pocas elecciones en Latinoamérica. Es indispensable que pensemos hasta el último día quien es el candidato que más le conviene al país como Presidente, definitivamente el tema ya está entre Santos y Mockus, y es ahí donde nace la encrucijada, ya que para la gran mayoría de los simpatizantes de Mockus, se mantiene una incertidumbre permanente frente a la situación de orden público y como será manejada por su candidato, y para colmo el candidato de la U no les es indiferente; de igual manera los electores de Santos mantienen incertidumbre frente al manejo de temas sociales y de educación propuestos por su candidato, pero lo más complicado es que ven en Mockus la solución.
Si a esa situación le agregamos las permanentes intervenciones del Presidente Chávez, generando incertidumbre frente a las relaciones futuras con el hermano país, prácticamente nos está obligando a no votar por Santos porque eso rompería toda posibilidad de restaurar las ya maltrechas relaciones. De esa forma tendríamos que poner en una balanza si al país le conviene más tener unas excelentes relaciones con Venezuela y Ecuador, con dos mandatarios que también dejaran el poder como está pasando con el Presidente Uribe, o terminar – de una vez por todas- con el conflicto armado que ha mantenido la guerrilla colombiana por más de cuarenta años.
El futuro de nuestra patria no puede estar influenciado por encuestas que sesgan la libertad de voto, ni mucho menos por Presidentes vecinos medio alocados e inestables emocionalmente, tampoco por los flechazos equivocados del presidente Uribe tratando de influenciar en sus simpatizantes para lograr el voto para su candidato.
Llegado el momento debe aflorar la sensatez que nos permita reflexionar y analizar cómo cada candidato afrontaría el tema que para medio país genera la encrucijada en el alma, hagamos los debates en nuestra familia, con los amigos; y sobre todo démonos la oportunidad de escuchar en forma directa los planteamientos de los candidatos. Es Colombia entera la que necesita continuar con una política de seguridad mejorada en lo social, y basada en el fortalecimiento de la educación, decida pues quien va a ser su presidente, pero decidida sin dejarse influenciar.