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Editorial - 2 septiembre, 2013

Un caos en el que todos tenemos culpa

Por las vías de Valledupar circulan diariamente cerca de 60 mil carros y 80 mil motos -aunque en la Secretaría de Tránsito solo están registradas 76 mil-, para un promedio aproximado de 140 vehículos, que bien puede aumentarse debido a que transitan muchos más que no están registrados aquí.

Por las vías de Valledupar circulan diariamente cerca de 60 mil carros y 80 mil motos -aunque en la Secretaría de Tránsito solo están registradas 76 mil-, para un promedio aproximado de 140 vehículos, que bien puede aumentarse debido a que transitan muchos más que no están registrados aquí. Es una ciudad con una población que no supera los 500 mil habitantes, un comercio dinámico y una alta demanda de compra de viviendas nuevas que ha disparado el sector de la construcción, atrayendo inversionistas que le dan un nuevo aire con los nuevos centros comerciales.

Valledupar es una ciudad que hace dos décadas era envidiada por los habitantes de las grandes capitales colombianas, como Bogotá, Cali, Medellín o Barranquilla. El tranquilo tráfico, la fácil movilidad por sus calles y andenes, su buena planeación, su arborización y sus excelentes servicios públicos eran elementos diferenciadores de otras ciudades.

El panorama actual dista mucho de esa ciudad pequeña y apacible. Así se percibe en sus vías, en el centro de la ciudad, en las intersecciones semafóricas, de norte a sur, y de oriente a occidente. El caos vehicular es uno de los elementos más visible y ruidoso, al lado del deterioro físico de la ciudad, los pésimos servicios públicos, el abuso de la autoridad, entre otros.

Dependiendo del enfoque con que se vea el problema vehicular, por un lado la culpa es de los conductores de carros particulares que se creen los dueños de calles y andenes, no respetan espacios públicos ni señales de tránsito, y por otro, un buen porcentaje de la población le echa la culpa al mototaxismo que se apoderó de la ciudad, que finalmente pertenece al sector más vulnerable de la sociedad.

El fenómeno del mototaxismo es consecuencia de factores como la desmovilización de miembros de grupos armados ilegales y del desplazamiento originado por el conflicto armado, que ha generado la llegada a Valledupar de miles de personas en busca de mejores oportunidades.  Precisamente el mototaxismo es una alternativa nacida del casi nulo servicio transporte público urbano y la alta demanda del mismo, unido a la expansión horizontal de la ciudad en forma acelerada. El bajo nivel de escolaridad para conocer y respetar las normas de tránsito y transporte, sumado a la falta de control preventivo y correctivo de los gobiernos de turno y demás autoridades del Estado, que no ejecutan políticas públicas para atender ese impacto tan alto con efectos negativos para la planificación y el desarrollo urbano, hacen que se perciba una ciudad desordenada.

Por ello el Sistema Integrado de Transporte de Valledupar –SIVA- debe constituirse en la oportunidad histórica para crear y desarrollar mejores niveles de cultura ciudadana, frente a la estética, el respeto entre las personas, el conocimiento de las normas, y el respeto al espacio público, con una planificación que desde ya incluya esas actividades y no al momento de entrar en operación para prevenir conflictos e intolerancia que ya están afectando dicho proyecto.

En ese orden, el servicio de taxi juega un papel fundamental y debe involucrarse en las mismas actividades, manteniendo tarifas moderadas, con equipo actualizado y acorde con las exigencias del mercado. Igual para los usuarios particulares y desde luego que no puede olvidarse el papel fundamental de quienes deben realizar la actividad de reguladores de tránsito y de las oficinas administrativas. 

Editorial
2 septiembre, 2013

Un caos en el que todos tenemos culpa

Por las vías de Valledupar circulan diariamente cerca de 60 mil carros y 80 mil motos -aunque en la Secretaría de Tránsito solo están registradas 76 mil-, para un promedio aproximado de 140 vehículos, que bien puede aumentarse debido a que transitan muchos más que no están registrados aquí.


Por las vías de Valledupar circulan diariamente cerca de 60 mil carros y 80 mil motos -aunque en la Secretaría de Tránsito solo están registradas 76 mil-, para un promedio aproximado de 140 vehículos, que bien puede aumentarse debido a que transitan muchos más que no están registrados aquí. Es una ciudad con una población que no supera los 500 mil habitantes, un comercio dinámico y una alta demanda de compra de viviendas nuevas que ha disparado el sector de la construcción, atrayendo inversionistas que le dan un nuevo aire con los nuevos centros comerciales.

Valledupar es una ciudad que hace dos décadas era envidiada por los habitantes de las grandes capitales colombianas, como Bogotá, Cali, Medellín o Barranquilla. El tranquilo tráfico, la fácil movilidad por sus calles y andenes, su buena planeación, su arborización y sus excelentes servicios públicos eran elementos diferenciadores de otras ciudades.

El panorama actual dista mucho de esa ciudad pequeña y apacible. Así se percibe en sus vías, en el centro de la ciudad, en las intersecciones semafóricas, de norte a sur, y de oriente a occidente. El caos vehicular es uno de los elementos más visible y ruidoso, al lado del deterioro físico de la ciudad, los pésimos servicios públicos, el abuso de la autoridad, entre otros.

Dependiendo del enfoque con que se vea el problema vehicular, por un lado la culpa es de los conductores de carros particulares que se creen los dueños de calles y andenes, no respetan espacios públicos ni señales de tránsito, y por otro, un buen porcentaje de la población le echa la culpa al mototaxismo que se apoderó de la ciudad, que finalmente pertenece al sector más vulnerable de la sociedad.

El fenómeno del mototaxismo es consecuencia de factores como la desmovilización de miembros de grupos armados ilegales y del desplazamiento originado por el conflicto armado, que ha generado la llegada a Valledupar de miles de personas en busca de mejores oportunidades.  Precisamente el mototaxismo es una alternativa nacida del casi nulo servicio transporte público urbano y la alta demanda del mismo, unido a la expansión horizontal de la ciudad en forma acelerada. El bajo nivel de escolaridad para conocer y respetar las normas de tránsito y transporte, sumado a la falta de control preventivo y correctivo de los gobiernos de turno y demás autoridades del Estado, que no ejecutan políticas públicas para atender ese impacto tan alto con efectos negativos para la planificación y el desarrollo urbano, hacen que se perciba una ciudad desordenada.

Por ello el Sistema Integrado de Transporte de Valledupar –SIVA- debe constituirse en la oportunidad histórica para crear y desarrollar mejores niveles de cultura ciudadana, frente a la estética, el respeto entre las personas, el conocimiento de las normas, y el respeto al espacio público, con una planificación que desde ya incluya esas actividades y no al momento de entrar en operación para prevenir conflictos e intolerancia que ya están afectando dicho proyecto.

En ese orden, el servicio de taxi juega un papel fundamental y debe involucrarse en las mismas actividades, manteniendo tarifas moderadas, con equipo actualizado y acorde con las exigencias del mercado. Igual para los usuarios particulares y desde luego que no puede olvidarse el papel fundamental de quienes deben realizar la actividad de reguladores de tránsito y de las oficinas administrativas.