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Columnista - 8 diciembre, 2016

Últimos coletazos de la educación pública

Las Pruebas Saber 11 son el único indicador que tenemos en Colombia para medir, no la calidad de la educación en secundaria, sino que tan bien preparados están los bachilleres para entenderlas y cuál es la tendencia para ello entre quiénes han estudiado en un colegio privado en relación con quiénes lo han hecho en […]

Las Pruebas Saber 11 son el único indicador que tenemos en Colombia para medir, no la calidad de la educación en secundaria, sino que tan bien preparados están los bachilleres para entenderlas y cuál es la tendencia para ello entre quiénes han estudiado en un colegio privado en relación con quiénes lo han hecho en uno público. Creo que es la primera conclusión que debemos sacar de estos resultados. No sé si estas pruebas están al alcance de los egresados o si estos tengan o no el nivel necesario para responderlas. Lo cierto es que la eficacia es desconcertante; no se ve cómo podría incidir en las pruebas el llamado Índice Sintético de Calidad Educativa que busca la primacía para el 2025 en América Latina.

Este año fueron evaluados 554.454 estudiantes de 11.472 colegios de los cuales 415.840 procedieron de colegios públicos, el 75 % del total. El promedio obtenido en las cinco áreas evaluadas fue de 51.68 para este año mientras que en el 2015 fue 50.02, subiendo solo el 3.3 % el logro en puntaje, arrastrado, quizás, por el premio “ser pilo paga” que este año se logró con 257/500 puntos, nota inferior a 3.0 en nuestro sistema convencional de calificaciones.

Los resultados son mediocres: 10.282 colegios que son el 47.75 %, no llegaron a los 50 puntos promedios y 89.6 % de ellos no alcanzaron los 60 puntos promedios de las cinco áreas analizadas; sólo una elite de ocho colegios superó los 80 puntos (4.0). La desigualdad por regiones es abismal; Bogotá, Antioquia, Santander, Atlántico, Valle y Nariño, lograron el 53.9 % de los “pilos”. En el Caribe, solo aparecen 51 en los primeros 500, doce en los primeros cien y 124 en los primeros mil de los cuales solo once son públicos. En el 2015, se “ranquearon” 117 en los primeros mil y solo seis en los primeros cien. Mientras tanto, Boyacá sola, ubicó cuatro en los primeros cien, privados todos. Una conclusión importante a sacar de esta publicación (Revista Dinero) es que el nivel de los colegios públicos es deprimente; en los primeros 500 del ranking solo siete son colegios públicos, ninguno en los cien primeros, 85 en los primeros mil.

En 2015 esta relación fue de 19 y 58 para los primeros 500 y 1.000, lo que muestra una tendencia rezagante. En Valledupar solo cinco lograron posicionarse entre los primeros 500 para un total de nueve en el top mil, ninguno en los cien primeros; de los oficiales, solo el Loperena de la mañana figura en la cola de los mil iniciales. En 2015 figuraron once en los primeros mil y solo cuatro en los primeros 500. En el Cesar, además de Valledupar, en el top mil solo Aguachica hace parte de este ranking, para diez en total. Ojo gobernador. El avance no es perceptible. Sin embargo, para la Ministra de Educación, la escuché anoche, es un logro que 60 % de los examinados se halla rajado. Con el programa “Ser pilo paga”, una inquietud que está sobre el tapete es el mayor beneficio financiero que están recibiendo las universidades privadas sobre las públicas; la mayoría de los “pilos” las prefiere y, obvio, este es un derecho inalienable pero se le abre un mercado cautivo a las privadas. ¿Habrá alguna forma de compensar a la universidad pública?

[email protected]

Columnista
8 diciembre, 2016

Últimos coletazos de la educación pública

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Napoleón de Armas P.

Las Pruebas Saber 11 son el único indicador que tenemos en Colombia para medir, no la calidad de la educación en secundaria, sino que tan bien preparados están los bachilleres para entenderlas y cuál es la tendencia para ello entre quiénes han estudiado en un colegio privado en relación con quiénes lo han hecho en […]


Las Pruebas Saber 11 son el único indicador que tenemos en Colombia para medir, no la calidad de la educación en secundaria, sino que tan bien preparados están los bachilleres para entenderlas y cuál es la tendencia para ello entre quiénes han estudiado en un colegio privado en relación con quiénes lo han hecho en uno público. Creo que es la primera conclusión que debemos sacar de estos resultados. No sé si estas pruebas están al alcance de los egresados o si estos tengan o no el nivel necesario para responderlas. Lo cierto es que la eficacia es desconcertante; no se ve cómo podría incidir en las pruebas el llamado Índice Sintético de Calidad Educativa que busca la primacía para el 2025 en América Latina.

Este año fueron evaluados 554.454 estudiantes de 11.472 colegios de los cuales 415.840 procedieron de colegios públicos, el 75 % del total. El promedio obtenido en las cinco áreas evaluadas fue de 51.68 para este año mientras que en el 2015 fue 50.02, subiendo solo el 3.3 % el logro en puntaje, arrastrado, quizás, por el premio “ser pilo paga” que este año se logró con 257/500 puntos, nota inferior a 3.0 en nuestro sistema convencional de calificaciones.

Los resultados son mediocres: 10.282 colegios que son el 47.75 %, no llegaron a los 50 puntos promedios y 89.6 % de ellos no alcanzaron los 60 puntos promedios de las cinco áreas analizadas; sólo una elite de ocho colegios superó los 80 puntos (4.0). La desigualdad por regiones es abismal; Bogotá, Antioquia, Santander, Atlántico, Valle y Nariño, lograron el 53.9 % de los “pilos”. En el Caribe, solo aparecen 51 en los primeros 500, doce en los primeros cien y 124 en los primeros mil de los cuales solo once son públicos. En el 2015, se “ranquearon” 117 en los primeros mil y solo seis en los primeros cien. Mientras tanto, Boyacá sola, ubicó cuatro en los primeros cien, privados todos. Una conclusión importante a sacar de esta publicación (Revista Dinero) es que el nivel de los colegios públicos es deprimente; en los primeros 500 del ranking solo siete son colegios públicos, ninguno en los cien primeros, 85 en los primeros mil.

En 2015 esta relación fue de 19 y 58 para los primeros 500 y 1.000, lo que muestra una tendencia rezagante. En Valledupar solo cinco lograron posicionarse entre los primeros 500 para un total de nueve en el top mil, ninguno en los cien primeros; de los oficiales, solo el Loperena de la mañana figura en la cola de los mil iniciales. En 2015 figuraron once en los primeros mil y solo cuatro en los primeros 500. En el Cesar, además de Valledupar, en el top mil solo Aguachica hace parte de este ranking, para diez en total. Ojo gobernador. El avance no es perceptible. Sin embargo, para la Ministra de Educación, la escuché anoche, es un logro que 60 % de los examinados se halla rajado. Con el programa “Ser pilo paga”, una inquietud que está sobre el tapete es el mayor beneficio financiero que están recibiendo las universidades privadas sobre las públicas; la mayoría de los “pilos” las prefiere y, obvio, este es un derecho inalienable pero se le abre un mercado cautivo a las privadas. ¿Habrá alguna forma de compensar a la universidad pública?

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