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General - 2 octubre, 2015

Talento con arte religioso: Sergio Liñán

El entorno que rodea el taller donde Sergio Liñán dibuja sus cuadros está lejos de trasmitir temor; música instrumental y un silencio absoluto es lo único que necesita para transformar un lienzo en blanco en una obra de arte.

Foto: Leonardo Alvarado/ElPilón

Con una sonrisa y un aire de tranquilidad Sergio Liñán Pitre trabaja con pasión en su estudio taller ubicado en la urbanización Don Alberto.
Foto: Leonardo Alvarado/ElPilón Con una sonrisa y un aire de tranquilidad Sergio Liñán Pitre trabaja con pasión en su estudio taller ubicado en la urbanización Don Alberto.

Sergio Liñán Pitre tiene 26 años, estudiante de séptimo semestre de licenciatura en arte folclor y cultura en Bellas Artes, vive con su madre en la urbanización Don Alberto donde tiene su taller de pintura.

Desde que era un niño ya sentía una ferviente pasión por la pintura y todo lo que conllevaba a la creación de una obra de arte. A los 5 años comenzó a experimentar lo que era sentir el éxtasis de ver plasmado en un papel lo que su imaginación inquieta y creativa le revelaba.

Sergio es un joven con un cuerpo trabajado bajo sanas costumbres alimenticias y aseguró que: “Soy amante a la anatomía, vivo para dibujarla, por lo tanto debo reflejarla”.

Sin embargo, las imágenes que dibuja Sergio en su totalidad son de tipo religioso aunque también hace cualquier tipo de imágenes, su inclinación son los rostros de los santos y la pasión de Cristo, pinturas que desencadenan una larga fila de sentimientos convertidos en cuadros que no solo conmueven a la reconciliación sino a la esperanza perdida por el ser humano.

Los materiales que utiliza Sergio son: lienzo o lona, oleos, aceite de linaza, carboncillo, aceites y capas delgadas de color para los rostros hasta llegar al tono deseado.

La obra más pequeña de Sergio es de 130 x 80 centímetros, tiene un valor de 1.500.000 pesos, de ese precio en adelante son valores que varían dependiendo el tamaño y la calidad de las telas.
Sergio comentó que la parte más complicada para dibujar son las manos y los pies.

Además se considera una persona allegada a Dios que inmancablemente va a misa todos los sábados y domingos sin excluir la lectura de la Biblia, instrumento por medio del cual Dios le inspira para crear sus obras.

¿Por qué el arte religioso?
“Tengo que confesar que fue algo muy extraño haberme inclinado por este tipo de arte ya que siempre le tuve miedo el enfrentar la responsabilidad de expresar por medio del rostro de un Nazareno o un santo un mensaje de paz o reconciliación, es un estilo exigente, los gestos, cara, anatomías de los santos y de Cristo mismo exigen un gran compromiso”, explicó.

A pesar del temor que le inspiraba este estilo de pinturas, Sergio un día decidió enfrentar sus miedos y lanzarse a explorar ese mundo espiritual que desde niño lo inquietaba. Tomó lápiz y papel y su temor empezó a desaparecer a medida que un rostro de Cristo aparecía reflejado en una hoja. Éste fue el primer dibujo religioso que plasmó en un lienzo al que tituló: El rostro de Cristo.

Después de haber vencido el miedo a este tipo de pinturas y manejar a la perfección la técnica para crear el arte religioso, Sergio expresa con libertad y soltura que, “el mensaje de sus creaciones es de paz, amor, esperanza y tranquilidad en un mundo que vive agitado por los afanes del día a día”

Un ritual inmancable antes de dibujar
“Antes de comenzar cualquier obra realizo una oración dándole gracias a Dios y poniendo en sus manos cada obra que vaya a dibujar”, indicó Sergio con mucho respeto y agradecimiento a Dios.
Explicó además que su estudio taller debe presentar ciertas características antes de comenzar cualquier dibujo como la música sinfónica suave de fondo y el silencio absoluto de voces; esto es lo único que necesita para ponerse manos a la obra.

Carlos Luis Liñán, hermano de Sergio, es estudiante del Seminario Juan Pablo II donde hace dos años cursa Teología y ha sido el canal por medio del cual las obras de Sergio se han vendido a diferentes iglesias dentro y fuera de Valledupar.

“Mi hermano ha sido un apoyo en mi carrera empezando porque fue por él que varias de mis obras hoy reposan en el Seminario y en iglesias como la de Sincelejo por medio de monseñor José Clavijo, Bogotá en el convento de los Dominicos, Riohacha y Valledupar”, enfatizó.

Las obras de Sergio están distribuidas en las diferentes iglesias de la ciudad de Valledupar como en el Seminario Juan Pablo II, Iglesia de la Anunciación, Iglesia María Auxiliadora, Sagrado Corazón, Iglesia Divino Niño, es un talento de esta ciudad y con orgullo se dice que es ‘Hecho en Valledupar’.

“Mi hermano fue pieza clave para encarrilarme en el arte religioso, me ayudó a vencer mis miedos y yo le piqué el anzuelo”

Por: Katheryn Sarmiento T.
[email protected]
.

General
2 octubre, 2015

Talento con arte religioso: Sergio Liñán

El entorno que rodea el taller donde Sergio Liñán dibuja sus cuadros está lejos de trasmitir temor; música instrumental y un silencio absoluto es lo único que necesita para transformar un lienzo en blanco en una obra de arte.


Foto: Leonardo Alvarado/ElPilón

Con una sonrisa y un aire de tranquilidad Sergio Liñán Pitre trabaja con pasión en su estudio taller ubicado en la urbanización Don Alberto.
Foto: Leonardo Alvarado/ElPilón Con una sonrisa y un aire de tranquilidad Sergio Liñán Pitre trabaja con pasión en su estudio taller ubicado en la urbanización Don Alberto.

Sergio Liñán Pitre tiene 26 años, estudiante de séptimo semestre de licenciatura en arte folclor y cultura en Bellas Artes, vive con su madre en la urbanización Don Alberto donde tiene su taller de pintura.

Desde que era un niño ya sentía una ferviente pasión por la pintura y todo lo que conllevaba a la creación de una obra de arte. A los 5 años comenzó a experimentar lo que era sentir el éxtasis de ver plasmado en un papel lo que su imaginación inquieta y creativa le revelaba.

Sergio es un joven con un cuerpo trabajado bajo sanas costumbres alimenticias y aseguró que: “Soy amante a la anatomía, vivo para dibujarla, por lo tanto debo reflejarla”.

Sin embargo, las imágenes que dibuja Sergio en su totalidad son de tipo religioso aunque también hace cualquier tipo de imágenes, su inclinación son los rostros de los santos y la pasión de Cristo, pinturas que desencadenan una larga fila de sentimientos convertidos en cuadros que no solo conmueven a la reconciliación sino a la esperanza perdida por el ser humano.

Los materiales que utiliza Sergio son: lienzo o lona, oleos, aceite de linaza, carboncillo, aceites y capas delgadas de color para los rostros hasta llegar al tono deseado.

La obra más pequeña de Sergio es de 130 x 80 centímetros, tiene un valor de 1.500.000 pesos, de ese precio en adelante son valores que varían dependiendo el tamaño y la calidad de las telas.
Sergio comentó que la parte más complicada para dibujar son las manos y los pies.

Además se considera una persona allegada a Dios que inmancablemente va a misa todos los sábados y domingos sin excluir la lectura de la Biblia, instrumento por medio del cual Dios le inspira para crear sus obras.

¿Por qué el arte religioso?
“Tengo que confesar que fue algo muy extraño haberme inclinado por este tipo de arte ya que siempre le tuve miedo el enfrentar la responsabilidad de expresar por medio del rostro de un Nazareno o un santo un mensaje de paz o reconciliación, es un estilo exigente, los gestos, cara, anatomías de los santos y de Cristo mismo exigen un gran compromiso”, explicó.

A pesar del temor que le inspiraba este estilo de pinturas, Sergio un día decidió enfrentar sus miedos y lanzarse a explorar ese mundo espiritual que desde niño lo inquietaba. Tomó lápiz y papel y su temor empezó a desaparecer a medida que un rostro de Cristo aparecía reflejado en una hoja. Éste fue el primer dibujo religioso que plasmó en un lienzo al que tituló: El rostro de Cristo.

Después de haber vencido el miedo a este tipo de pinturas y manejar a la perfección la técnica para crear el arte religioso, Sergio expresa con libertad y soltura que, “el mensaje de sus creaciones es de paz, amor, esperanza y tranquilidad en un mundo que vive agitado por los afanes del día a día”

Un ritual inmancable antes de dibujar
“Antes de comenzar cualquier obra realizo una oración dándole gracias a Dios y poniendo en sus manos cada obra que vaya a dibujar”, indicó Sergio con mucho respeto y agradecimiento a Dios.
Explicó además que su estudio taller debe presentar ciertas características antes de comenzar cualquier dibujo como la música sinfónica suave de fondo y el silencio absoluto de voces; esto es lo único que necesita para ponerse manos a la obra.

Carlos Luis Liñán, hermano de Sergio, es estudiante del Seminario Juan Pablo II donde hace dos años cursa Teología y ha sido el canal por medio del cual las obras de Sergio se han vendido a diferentes iglesias dentro y fuera de Valledupar.

“Mi hermano ha sido un apoyo en mi carrera empezando porque fue por él que varias de mis obras hoy reposan en el Seminario y en iglesias como la de Sincelejo por medio de monseñor José Clavijo, Bogotá en el convento de los Dominicos, Riohacha y Valledupar”, enfatizó.

Las obras de Sergio están distribuidas en las diferentes iglesias de la ciudad de Valledupar como en el Seminario Juan Pablo II, Iglesia de la Anunciación, Iglesia María Auxiliadora, Sagrado Corazón, Iglesia Divino Niño, es un talento de esta ciudad y con orgullo se dice que es ‘Hecho en Valledupar’.

“Mi hermano fue pieza clave para encarrilarme en el arte religioso, me ayudó a vencer mis miedos y yo le piqué el anzuelo”

Por: Katheryn Sarmiento T.
[email protected]
.