El caso del niño de 12 años que el sábado anterior cometió suicidio, en hechos ocurridos en el barrio Villa del Rosario de la ciudad de Valledupar, debe ser la gota que rebosó la copa. ¿Por qué un ser humano que apenas comienza la vida, decide ponerle fin a su existencia? ¿Cuál es la motivación que […]
El caso del niño de 12 años que el sábado anterior cometió suicidio, en hechos ocurridos en el barrio Villa del Rosario de la ciudad de Valledupar, debe ser la gota que rebosó la copa. ¿Por qué un ser humano que apenas comienza la vida, decide ponerle fin a su existencia?
¿Cuál es la motivación que lleva a un menor de edad a tomar esa decisión?
En Valledupar no es el primer caso de suicidio de un menor, y este es un lamentable hecho que debe poner a pensar a los
también, a las que por lo general se le pide más de la cuenta, cuando la solución (prevención), en un gran porcentaje, está en el seno del hogar.
Según el Instituto de Medicina Legal, en su informe Forensis 2016, “El suicidio es un problema de salud pública que ha generado gran preocupación en los profesionales de la salud. Las investigaciones científicas internacionales ponen en evidencia que la prevención del suicidio es posible”. Sin embargo, no ha sido fácil prevenirlo, siguen ocurriendo casos de suicidio, tanto que la mayor parte de los países carecen de estrategias específicas para abordar este fenómeno social.
En Colombia durante el año 2016 se reportaron 2.310 Suicidios, 242 casos (10,4 %) más que en el 2015. En los últimos diez años se registraron 19.177 casos, con una media de 1.918 eventos por año, lo que indica 193 suicidios al mes, y seis suicidios por día.
En ese informe de la vigencia 2016, “Se observó un comportamiento alto en el grupo de edad entre los 20-24 años y entre los 25-29 años (270 y 228 casos respectivamente) para los hombres; mientras que en las mujeres entre los 15-17 y 20-24 años (71 y 57 casos respectivamente)”.
Los expertos, sicólogos y siquiatras, afirman que existen varios factores que influyen en el suicidio infantil, como:
Cualquiera de estas circunstancias o varias unidas, pueden llevar a un niño a tomar esa decisión fatal del suicidio.
Los diagnósticos son claros, más la solución no.
Casi todos los factores van unidos a un afán del menor de llamar la atención de los padres o sus cuidadores, salvo los casos de enfermedades siquiátricas que afectan a los menores desde su nacimiento. El diálogo, la permanente comunicación, la atención a sus labores escolares, sus amistades, la regulación del uso de tecnología, son entre otras las labores que deben hacer en los hogares.
La invitación de EL PILÓN es a los padres de familia fundamentalmente, a que escuchen más a sus hijos, a la comunicación permanente, a abrir más espacios de diálogos, y a las autoridades de salud a trabajar en más programas sociales que prevengan el suicidio en todas sus manifestaciones, especialmente en los niños.
Un niño maltratado, abusado sexualmente, que ha sufrido matoneo en el colegio, que sufre por la separación de los padres, puede tener ideas de desesperanza, aislarse, se vuelve irritable o se deprime. Esos son signos que pueden alertar a la familia y se puede prevenir que tomen caminos oscuros, como las drogas, o en el peor de los casos, el suicidio.
El caso del niño de 12 años que el sábado anterior cometió suicidio, en hechos ocurridos en el barrio Villa del Rosario de la ciudad de Valledupar, debe ser la gota que rebosó la copa. ¿Por qué un ser humano que apenas comienza la vida, decide ponerle fin a su existencia? ¿Cuál es la motivación que […]
El caso del niño de 12 años que el sábado anterior cometió suicidio, en hechos ocurridos en el barrio Villa del Rosario de la ciudad de Valledupar, debe ser la gota que rebosó la copa. ¿Por qué un ser humano que apenas comienza la vida, decide ponerle fin a su existencia?
¿Cuál es la motivación que lleva a un menor de edad a tomar esa decisión?
En Valledupar no es el primer caso de suicidio de un menor, y este es un lamentable hecho que debe poner a pensar a los
también, a las que por lo general se le pide más de la cuenta, cuando la solución (prevención), en un gran porcentaje, está en el seno del hogar.
Según el Instituto de Medicina Legal, en su informe Forensis 2016, “El suicidio es un problema de salud pública que ha generado gran preocupación en los profesionales de la salud. Las investigaciones científicas internacionales ponen en evidencia que la prevención del suicidio es posible”. Sin embargo, no ha sido fácil prevenirlo, siguen ocurriendo casos de suicidio, tanto que la mayor parte de los países carecen de estrategias específicas para abordar este fenómeno social.
En Colombia durante el año 2016 se reportaron 2.310 Suicidios, 242 casos (10,4 %) más que en el 2015. En los últimos diez años se registraron 19.177 casos, con una media de 1.918 eventos por año, lo que indica 193 suicidios al mes, y seis suicidios por día.
En ese informe de la vigencia 2016, “Se observó un comportamiento alto en el grupo de edad entre los 20-24 años y entre los 25-29 años (270 y 228 casos respectivamente) para los hombres; mientras que en las mujeres entre los 15-17 y 20-24 años (71 y 57 casos respectivamente)”.
Los expertos, sicólogos y siquiatras, afirman que existen varios factores que influyen en el suicidio infantil, como:
Cualquiera de estas circunstancias o varias unidas, pueden llevar a un niño a tomar esa decisión fatal del suicidio.
Los diagnósticos son claros, más la solución no.
Casi todos los factores van unidos a un afán del menor de llamar la atención de los padres o sus cuidadores, salvo los casos de enfermedades siquiátricas que afectan a los menores desde su nacimiento. El diálogo, la permanente comunicación, la atención a sus labores escolares, sus amistades, la regulación del uso de tecnología, son entre otras las labores que deben hacer en los hogares.
La invitación de EL PILÓN es a los padres de familia fundamentalmente, a que escuchen más a sus hijos, a la comunicación permanente, a abrir más espacios de diálogos, y a las autoridades de salud a trabajar en más programas sociales que prevengan el suicidio en todas sus manifestaciones, especialmente en los niños.
Un niño maltratado, abusado sexualmente, que ha sufrido matoneo en el colegio, que sufre por la separación de los padres, puede tener ideas de desesperanza, aislarse, se vuelve irritable o se deprime. Esos son signos que pueden alertar a la familia y se puede prevenir que tomen caminos oscuros, como las drogas, o en el peor de los casos, el suicidio.