Dos Puntos. Por: German Piedrahita Pasado el mes de la mujer, mes de reuniones, marchas, foros, encuentros, de cientos de palabras en contra de la violencia contra la mujer, solo nos queda esperar que en algo veamos reflejada esa actividad y más en nuestros colegios, corporaciones y universidades en donde con una gran cantidad de […]
Dos Puntos.
Por: German Piedrahita
Pasado el mes de la mujer, mes de reuniones, marchas, foros, encuentros, de cientos de palabras en contra de la violencia contra la mujer, solo nos queda esperar que en algo veamos reflejada esa actividad y más en nuestros colegios, corporaciones y universidades en donde con una gran cantidad de alumnos, las agresiones de parte y parte no son pocas.
Al decir agresiones no hablo solo de las físicas, sino las más corrientes, las de poder, las sicológicas.
Es en nuestros planteles educativos es en donde más se debe profundizar en el debido respeto y que la equidad de género prime por sobre lo científico. Humanismo y sabiduría cogidos de la mano.
Así entramos a la semana mayor o Santa, cuando ya lo de santa es solo un término más que no tiene resultados en el comportamiento de los fieles.
Y es que sorprende tanta religiosidad, iglesias llenas, recogimiento, oración, cantos, procesiones, sermones y todo como lluvia en el océano, porque no se puede entender que tanta oración no sirva para mucho o que la maldad supere largamente tanto recogimiento.
Al ver la plaza llena, las iglesias llenas, los templos plenos, un santo Ecce Homo seguido por miles y miles de vallenatos ¿En dónde está el bien? ¿En dónde el mal?
No debería darse en una población con tanta respuesta religiosa, el mal. Y no solo de atracos, robos y muertes sino de comportamiento, pues ¿Si ora porque viola las normas? ¿Si reza porque roba? ¿Por qué maltrata el jefe o el dueño a su empleado? ¿Por qué no repartir un poco de lo que todos tienen? ¿Por qué no ser todos ciudadanos? ¿Por qué la corrupción? ¿Por qué no regresar al espíritu vallenato de todos amigos?
¿Son más los malvados que los buenos de corazón? ¿Perdemos a Valledupar y lo permitimos? ¿Solo rezamos?
Si vamos a la iglesia, que sea Valledupar una sola iglesia y todos caminemos por el sendero del bien. ¿Utopía?
Y el Santo Ecce Homo debe erigirse en su cerro por el bien contemplativo de Valledupar.
¡Gracias Virgilio!
¡Gracias Alcalde!