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Columnista - 19 enero, 2017

¿Qué se hicieron las regalías del Cesar?

Gobernar no es que sea una tarea tan difícil como para no cumplirle a la gente; no es una tarea exclusiva para privilegiados académicos pero sí para gente diáfana, altruista y con gran sensibilidad social. Lo primero es tener claros los objetivos de gobierno y establecer metas de cumplimiento en armonía con una disponibilidad financiera. […]

Gobernar no es que sea una tarea tan difícil como para no cumplirle a la gente; no es una tarea exclusiva para privilegiados académicos pero sí para gente diáfana, altruista y con gran sensibilidad social. Lo primero es tener claros los objetivos de gobierno y establecer metas de cumplimiento en armonía con una disponibilidad financiera. A veces no son necesarios tan altos presupuestos pero sí tener capacidad de gestión subsidiaria. En el mundo existe suficiente dinero que espera proyectos de tipo social sin carácter de reembolso pero hay que formularlos.

No necesariamente la bonanza presupuestal garantiza que se contribuiría a la solución de los problemas de una comarca. Por ejemplo, el Cesar, en el periodo 2002/2016, recibió casi $2.5 billones corrientes por concepto de regalías (Mapa de Regalías) y casi $8 del Sistema General de Participaciones, dinero suficiente para estar adelante en los indicadores sociales del país, sin contar las compensaciones. Sin embargo, la situación es otra. Esto se puede apreciar en las tendencias de la pobreza monetaria, en la multidimensional o en necesidades básicas insatisfechas.

La pobreza monetaria pasó de 61.9% en 2002 a 40.9% en 2014, la sexta más alta del país; en ese periodo, este indicador bajó a una tasa media de 3.4 % por año; para alcanzar la media nacional de 28.5%, necesitaríamos 11 años y si queremos alcanzar a Bogotá (10.1%), son 42 años, casi dos generaciones. La pobreza extrema en el 2012 fue 16%, el séptimo puesto más alto por departamentos.

La desigualdad Gini del Cesar ha venido creciendo a una tasa media anual de 1.1% tal que en el 2012 tuvimos la sexta desigualdad más alta del país. El ingreso per cápita en ese año fue el noveno más bajo, situando nuestra línea de pobreza en el puesto 15, muy por debajo de la línea nacional. Algunos indicadores son alarmantes; en el 2014, el 94% del departamento se encontraba sin alcantarillado, el bajo logro educativo en 82.4%, el analfabetismo para mayores de 15 años en 23%, el rezago escolar 24.4%, el 57.2% de la población se encontraba sin acceso a los servicios en salud, en hacinamiento crítico fuimos los terceros, las viviendas y sus servicios inadecuados nos ubicaron en el noveno puesto dentro de los peores; el índice de pobreza rural multidimensional del Cesar para esa fecha fue del 66.1%, el sexto más alto del país.

Competimos en pobreza con Chocó, La Guajira, Córdoba, Sucre, Magdalena y Cauca. No es aceptable que en municipios como La Jagua de Ibirico, Chiriguaná y El Paso, grandes receptores de regalías, el NBI del 2012 estuviera en 55.81, 65.77 y 61.65%, respectivamente. Es alarmante que el NBI rural de municipios como Pueblo Bello, Manaure, Codazzi, La Paz, Chimichagua, González, Pailitas y Becerril, estén entre el 70 y el 90%. Esta es una vergüenza, nuestra pobreza es severa. Chiriguaná, la que no tiene hospital, recibió en ese año $9.395 millones en regalías y $9.241 millones en compensaciones ¿Qué se hicieron las regalías?

Luis Napoleón de Armas P.

Columnista
19 enero, 2017

¿Qué se hicieron las regalías del Cesar?

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Napoleón de Armas P.

Gobernar no es que sea una tarea tan difícil como para no cumplirle a la gente; no es una tarea exclusiva para privilegiados académicos pero sí para gente diáfana, altruista y con gran sensibilidad social. Lo primero es tener claros los objetivos de gobierno y establecer metas de cumplimiento en armonía con una disponibilidad financiera. […]


Gobernar no es que sea una tarea tan difícil como para no cumplirle a la gente; no es una tarea exclusiva para privilegiados académicos pero sí para gente diáfana, altruista y con gran sensibilidad social. Lo primero es tener claros los objetivos de gobierno y establecer metas de cumplimiento en armonía con una disponibilidad financiera. A veces no son necesarios tan altos presupuestos pero sí tener capacidad de gestión subsidiaria. En el mundo existe suficiente dinero que espera proyectos de tipo social sin carácter de reembolso pero hay que formularlos.

No necesariamente la bonanza presupuestal garantiza que se contribuiría a la solución de los problemas de una comarca. Por ejemplo, el Cesar, en el periodo 2002/2016, recibió casi $2.5 billones corrientes por concepto de regalías (Mapa de Regalías) y casi $8 del Sistema General de Participaciones, dinero suficiente para estar adelante en los indicadores sociales del país, sin contar las compensaciones. Sin embargo, la situación es otra. Esto se puede apreciar en las tendencias de la pobreza monetaria, en la multidimensional o en necesidades básicas insatisfechas.

La pobreza monetaria pasó de 61.9% en 2002 a 40.9% en 2014, la sexta más alta del país; en ese periodo, este indicador bajó a una tasa media de 3.4 % por año; para alcanzar la media nacional de 28.5%, necesitaríamos 11 años y si queremos alcanzar a Bogotá (10.1%), son 42 años, casi dos generaciones. La pobreza extrema en el 2012 fue 16%, el séptimo puesto más alto por departamentos.

La desigualdad Gini del Cesar ha venido creciendo a una tasa media anual de 1.1% tal que en el 2012 tuvimos la sexta desigualdad más alta del país. El ingreso per cápita en ese año fue el noveno más bajo, situando nuestra línea de pobreza en el puesto 15, muy por debajo de la línea nacional. Algunos indicadores son alarmantes; en el 2014, el 94% del departamento se encontraba sin alcantarillado, el bajo logro educativo en 82.4%, el analfabetismo para mayores de 15 años en 23%, el rezago escolar 24.4%, el 57.2% de la población se encontraba sin acceso a los servicios en salud, en hacinamiento crítico fuimos los terceros, las viviendas y sus servicios inadecuados nos ubicaron en el noveno puesto dentro de los peores; el índice de pobreza rural multidimensional del Cesar para esa fecha fue del 66.1%, el sexto más alto del país.

Competimos en pobreza con Chocó, La Guajira, Córdoba, Sucre, Magdalena y Cauca. No es aceptable que en municipios como La Jagua de Ibirico, Chiriguaná y El Paso, grandes receptores de regalías, el NBI del 2012 estuviera en 55.81, 65.77 y 61.65%, respectivamente. Es alarmante que el NBI rural de municipios como Pueblo Bello, Manaure, Codazzi, La Paz, Chimichagua, González, Pailitas y Becerril, estén entre el 70 y el 90%. Esta es una vergüenza, nuestra pobreza es severa. Chiriguaná, la que no tiene hospital, recibió en ese año $9.395 millones en regalías y $9.241 millones en compensaciones ¿Qué se hicieron las regalías?

Luis Napoleón de Armas P.