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Columnista - 17 enero, 2018

Se cayó el puente. ¿Ahora quién responde?

Tristemente podemos observar, y a ojo de buen cubero señalar y cuestionar, que obras de gran magnitud requieren de inteligencia y capacidades con iguales condiciones, de gran magnitud. “El puente en construcción en la doble calzada Bogotá–Villavicencio, en el sector Chirajara, se cayó cuando por lo menos 20 obreros se encontraban trabajando”. Despliegue periodístico ante […]

Tristemente podemos observar, y a ojo de buen cubero señalar y cuestionar, que obras de gran magnitud requieren de inteligencia y capacidades con iguales condiciones, de gran magnitud. “El puente en construcción en la doble calzada Bogotá–Villavicencio, en el sector Chirajara, se cayó cuando por lo menos 20 obreros se encontraban trabajando”. Despliegue periodístico ante la contingencia. Se cayó el puente, ¿ahora quién responde?

Es decir, son obras en las cuales no se puede improvisar. Obras a las que no se les puede negar materiales de calidad, recursos y cálculos bien estructurados para que al final no pase lo que infortunadamente sucedió. Van diez muertos, de las veinte personas que en el momento del colapso estaban presentes en la obra. Es nefasto, incluidos los desatinos de los ingenieros, que se pierdan las vidas de esas personas; ahora vienen interminables investigaciones y averiguación de responsables, al final no pasa nada y nadie responde. ¿Qué está pasando con las obras, señores ingenieros, arquitectos, constructores? recordamos que sucedió con el puente peatonal de la carrera 11 con calle 103 en Bogotá; el desplome de la torre seis del edificio Space en Medellín, eso fue el 2014 y dejó como saldo nefasto 12 muertos. Estudios “posteriores” determinaron la necesidad de derrumbar toda la estructura afectando más de dos mil personas.

¿Es acaso el fenómeno corruptivo que está poseyendo la calidad de los ingenieros en ese afán de los corruptos por quedarse con los recursos de las obras?

Obras que al final terminan siendo de tercera, en su calidad. Recordemos la tribuna del estadio de Neiva, su desplome dejó cuatro muertos y una decena de heridos. No hay justificación para que esto pase. El estadio de futbol de Valledupar es una obra de miles de millones de pesos que al final, ya inaugurada y nunca terminada, es una oda a la improvisación y a la mala calidad de la estructura y el diseño. En la cancha de las flores vimos volar su techo ante la primera lluvia con una brisa medio fuerte y hoy ante esto nadie dice nada. La vía Valledupar-Zanjón-Pueblo Bello es una muestra clara de la improvisación, la falta de planificación y el desperdicio de los recursos del estado. “Para Recordar, esta obra que ha sido criticada por muchos y que tiene el ojo del huracán de la Contraloría encima, la Procuraduría Regional del Cesar abrió indagación preliminar al entonces gobernador Luis Alberto Monsalvo y al secretario de obras departamental, Omar Maestre, debido a que en el 2013 inició la obra y aún no ha sido terminada, 40 mil millones que giró la nación no alcanzaron nunca y de la investigación no se ha dicho nada”. El Pilón 13 de septiembre de 2016. Como la recomendación de Ana María, nuestra directora, es que seamos más austeros en la redacción, me faltarían tres mil caracteres más para el análisis de responsabilidades en cuanto a las obras y a la calidad de las mismas. Señores contratistas, ingenieros, interventores, arquitectos, planificadores, alcaldes, gobernadores, señor presidente, sean más serios y responsables en el manejo de las obras, quienes las utilizamos somos seres humanos que merecemos respeto y valor a la vida. Sólo Eso.

Columnista
17 enero, 2018

Se cayó el puente. ¿Ahora quién responde?

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Eduardo S. Ortega Vergara

Tristemente podemos observar, y a ojo de buen cubero señalar y cuestionar, que obras de gran magnitud requieren de inteligencia y capacidades con iguales condiciones, de gran magnitud. “El puente en construcción en la doble calzada Bogotá–Villavicencio, en el sector Chirajara, se cayó cuando por lo menos 20 obreros se encontraban trabajando”. Despliegue periodístico ante […]


Tristemente podemos observar, y a ojo de buen cubero señalar y cuestionar, que obras de gran magnitud requieren de inteligencia y capacidades con iguales condiciones, de gran magnitud. “El puente en construcción en la doble calzada Bogotá–Villavicencio, en el sector Chirajara, se cayó cuando por lo menos 20 obreros se encontraban trabajando”. Despliegue periodístico ante la contingencia. Se cayó el puente, ¿ahora quién responde?

Es decir, son obras en las cuales no se puede improvisar. Obras a las que no se les puede negar materiales de calidad, recursos y cálculos bien estructurados para que al final no pase lo que infortunadamente sucedió. Van diez muertos, de las veinte personas que en el momento del colapso estaban presentes en la obra. Es nefasto, incluidos los desatinos de los ingenieros, que se pierdan las vidas de esas personas; ahora vienen interminables investigaciones y averiguación de responsables, al final no pasa nada y nadie responde. ¿Qué está pasando con las obras, señores ingenieros, arquitectos, constructores? recordamos que sucedió con el puente peatonal de la carrera 11 con calle 103 en Bogotá; el desplome de la torre seis del edificio Space en Medellín, eso fue el 2014 y dejó como saldo nefasto 12 muertos. Estudios “posteriores” determinaron la necesidad de derrumbar toda la estructura afectando más de dos mil personas.

¿Es acaso el fenómeno corruptivo que está poseyendo la calidad de los ingenieros en ese afán de los corruptos por quedarse con los recursos de las obras?

Obras que al final terminan siendo de tercera, en su calidad. Recordemos la tribuna del estadio de Neiva, su desplome dejó cuatro muertos y una decena de heridos. No hay justificación para que esto pase. El estadio de futbol de Valledupar es una obra de miles de millones de pesos que al final, ya inaugurada y nunca terminada, es una oda a la improvisación y a la mala calidad de la estructura y el diseño. En la cancha de las flores vimos volar su techo ante la primera lluvia con una brisa medio fuerte y hoy ante esto nadie dice nada. La vía Valledupar-Zanjón-Pueblo Bello es una muestra clara de la improvisación, la falta de planificación y el desperdicio de los recursos del estado. “Para Recordar, esta obra que ha sido criticada por muchos y que tiene el ojo del huracán de la Contraloría encima, la Procuraduría Regional del Cesar abrió indagación preliminar al entonces gobernador Luis Alberto Monsalvo y al secretario de obras departamental, Omar Maestre, debido a que en el 2013 inició la obra y aún no ha sido terminada, 40 mil millones que giró la nación no alcanzaron nunca y de la investigación no se ha dicho nada”. El Pilón 13 de septiembre de 2016. Como la recomendación de Ana María, nuestra directora, es que seamos más austeros en la redacción, me faltarían tres mil caracteres más para el análisis de responsabilidades en cuanto a las obras y a la calidad de las mismas. Señores contratistas, ingenieros, interventores, arquitectos, planificadores, alcaldes, gobernadores, señor presidente, sean más serios y responsables en el manejo de las obras, quienes las utilizamos somos seres humanos que merecemos respeto y valor a la vida. Sólo Eso.