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Columnista - 14 septiembre, 2017

Santificación, un proceso costoso

El proceso de santificación data desde finales del siglo X; incluye las etapas de postulación, declaración de siervo de Dios y venerable, beatificación y santificación. Para que un difunto sea beatificado se requiere que haya obrado un milagro y para que sea santificado dos milagros. Aquí entra a definirse qué se entiende por milagro. Ejemplo, […]

El proceso de santificación data desde finales del siglo X; incluye las etapas de postulación, declaración de siervo de Dios y venerable, beatificación y santificación. Para que un difunto sea beatificado se requiere que haya obrado un milagro y para que sea santificado dos milagros. Aquí entra a definirse qué se entiende por milagro. Ejemplo, sobrevivir en Colombia con un salario mínimo es un milagro; si el 54% de los empleados gana un SMM, entonces estos ya son beatos. La idea de beatificar y santificar es propia del cristianismo; ninguna otra religión tiene esa práctica. En los primeros años del cristianismo, los santos surgían por aclamación popular, después corría por cuenta de los obispos; a partir de 1234 se reservó esta liturgia a los papas, y en 1538 el papa Sixto V puso el proceso en manos de la Sagrada Congregación de Ritos, pero en 1969 Pablo VI le asignó esta tarea a la Congregación por las Causas de los Santos. Hasta la fecha, 78 papas han sido santificados y 10 beatificados; muchos de estos corresponden a la edad media, periodo de grandes interrogantes para el Vaticano; el primer papa santificado fue Pedro pero aquí hay una incoherencia histórica porque este murió en el año 68 y la iglesia católica solo tomó cuerpo a finales del siglo IV después del concilio de Cartago lo que significa que Pedro jamás fue papa.

Según el Santoral Romano, hasta 2011 los santos suman 19.200 de los cuales nadie sabe cuáles fueron los milagros obrados por cada uno de estos. Cada nuevo santo genera una fiesta en algún lugar del planeta y cada una de estas es una entretención lúdico-etílica para ese pueblo. Muchos de estos procesos de santidad han tenido serios cuestionamientos; p.ej., Benedicto XVI beatificó en forma extra rápida a Juan Pablo II de quien se dice protegió y ocultó al sacerdote Marcial Maciel, acusado de decenas de violaciones a menores. Durante el pontificado de Juan Pablo II, estos procesos fueron virales: beatificó 1342 personas y santificó a otras 482. Según Gianluigi Nuzzi, un periodista italiano, los procesos de beatificación y santificación son un gran negocio; dice que cada uno de estos cuesta entre 500 mil y 700 mil euros y por lo tanto, al Vaticano le pudieron ingresar cerca de un millón de euros durante JP II. Esto significa que si el candidato no tiene un respaldo económico, las posibilidades de ascenso en santidad son muy limitadas. La beatificación del padre Pedro María Ramírez por Francisco ha tenido algunas objeciones por los comentaristas de algunos medios. Este sacerdote fue muerto en 1948 por turbas enfurecidas tras el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán; de este párroco de Armero se ha comentado con insistencia que incitaba al asesinato de personas del partido Liberal, actitud reiterativa en algunos púlpitos durante la hegemonía conservadora tal como lo hacía monseñor Builes en Sansón. Gloria Gaitán, ha dicho que Ramírez pedía la muerte de su padre. Veo en el papa Francisco a un pastor equilibrado y ajustado a la modernidad cristiana, pero, ¿estaría bien informado sobre las condiciones personales de PMR? ¿Sería un mártir o un instigador? Se dice que ante la duda, lo mejor es abstenerse, al menos, así pensaba San Agustín. Una pregunta que uno escucha con frecuencia es ¿por qué monseñor Arnulfo Arias, obispo mártir de Guatemala, no ha sido santificado? ¿Le faltarán los dos milagritos o no tendrá dolientes que paguen los gastos de canonización?

Por supuesto, estos ritos no le quitan importancia a la venida de Francisco que, con su mensaje de reconciliación, ha dado los elementos que le faltaban al proceso de paz y las bases para iniciar el postconflicto. Ojalá la reflexión se apodere de Colombia.

[email protected]

Luis Napoleón de Armas P.

Columnista
14 septiembre, 2017

Santificación, un proceso costoso

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Napoleón de Armas P.

El proceso de santificación data desde finales del siglo X; incluye las etapas de postulación, declaración de siervo de Dios y venerable, beatificación y santificación. Para que un difunto sea beatificado se requiere que haya obrado un milagro y para que sea santificado dos milagros. Aquí entra a definirse qué se entiende por milagro. Ejemplo, […]


El proceso de santificación data desde finales del siglo X; incluye las etapas de postulación, declaración de siervo de Dios y venerable, beatificación y santificación. Para que un difunto sea beatificado se requiere que haya obrado un milagro y para que sea santificado dos milagros. Aquí entra a definirse qué se entiende por milagro. Ejemplo, sobrevivir en Colombia con un salario mínimo es un milagro; si el 54% de los empleados gana un SMM, entonces estos ya son beatos. La idea de beatificar y santificar es propia del cristianismo; ninguna otra religión tiene esa práctica. En los primeros años del cristianismo, los santos surgían por aclamación popular, después corría por cuenta de los obispos; a partir de 1234 se reservó esta liturgia a los papas, y en 1538 el papa Sixto V puso el proceso en manos de la Sagrada Congregación de Ritos, pero en 1969 Pablo VI le asignó esta tarea a la Congregación por las Causas de los Santos. Hasta la fecha, 78 papas han sido santificados y 10 beatificados; muchos de estos corresponden a la edad media, periodo de grandes interrogantes para el Vaticano; el primer papa santificado fue Pedro pero aquí hay una incoherencia histórica porque este murió en el año 68 y la iglesia católica solo tomó cuerpo a finales del siglo IV después del concilio de Cartago lo que significa que Pedro jamás fue papa.

Según el Santoral Romano, hasta 2011 los santos suman 19.200 de los cuales nadie sabe cuáles fueron los milagros obrados por cada uno de estos. Cada nuevo santo genera una fiesta en algún lugar del planeta y cada una de estas es una entretención lúdico-etílica para ese pueblo. Muchos de estos procesos de santidad han tenido serios cuestionamientos; p.ej., Benedicto XVI beatificó en forma extra rápida a Juan Pablo II de quien se dice protegió y ocultó al sacerdote Marcial Maciel, acusado de decenas de violaciones a menores. Durante el pontificado de Juan Pablo II, estos procesos fueron virales: beatificó 1342 personas y santificó a otras 482. Según Gianluigi Nuzzi, un periodista italiano, los procesos de beatificación y santificación son un gran negocio; dice que cada uno de estos cuesta entre 500 mil y 700 mil euros y por lo tanto, al Vaticano le pudieron ingresar cerca de un millón de euros durante JP II. Esto significa que si el candidato no tiene un respaldo económico, las posibilidades de ascenso en santidad son muy limitadas. La beatificación del padre Pedro María Ramírez por Francisco ha tenido algunas objeciones por los comentaristas de algunos medios. Este sacerdote fue muerto en 1948 por turbas enfurecidas tras el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán; de este párroco de Armero se ha comentado con insistencia que incitaba al asesinato de personas del partido Liberal, actitud reiterativa en algunos púlpitos durante la hegemonía conservadora tal como lo hacía monseñor Builes en Sansón. Gloria Gaitán, ha dicho que Ramírez pedía la muerte de su padre. Veo en el papa Francisco a un pastor equilibrado y ajustado a la modernidad cristiana, pero, ¿estaría bien informado sobre las condiciones personales de PMR? ¿Sería un mártir o un instigador? Se dice que ante la duda, lo mejor es abstenerse, al menos, así pensaba San Agustín. Una pregunta que uno escucha con frecuencia es ¿por qué monseñor Arnulfo Arias, obispo mártir de Guatemala, no ha sido santificado? ¿Le faltarán los dos milagritos o no tendrá dolientes que paguen los gastos de canonización?

Por supuesto, estos ritos no le quitan importancia a la venida de Francisco que, con su mensaje de reconciliación, ha dado los elementos que le faltaban al proceso de paz y las bases para iniciar el postconflicto. Ojalá la reflexión se apodere de Colombia.

[email protected]

Luis Napoleón de Armas P.