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General - 24 junio, 2016

San Juan del Cesar cumple 315 años

Este pueblo de mujeres hermosas y paisajes seductores se prepara desde hace varios meses para realizar sus fiestas patronales de San Juan Bautista, con una programación variada que incluye actos religiosos, culturales y deportivos.

Este pueblo de mujeres hermosas y paisajes seductores se prepara desde hace varios meses para realizar sus fiestas patronales de San Juan Bautista, con una programación variada que incluye actos religiosos, culturales y deportivos.

San Juan del Cesar fue fundado el 24 de junio de 1701 por el sargento Félix Arias. Inicialmente fue habitada por familias de origen francés, italiano, español, portugués, alemán, turco y africano, que se asentaron a orillas del río Cesar debido a las bondades que allí la naturaleza les ofrecía.

Es una historia la cual todos conocemos, pues inmensamente la vivimos al escuchar de nuestros abuelos las arcaicas anécdotas que reafirman que bello era todo. Infortunadamente, el tiempo apresurado ha venido borrando aquellas costumbres dejándonos solo el consuelo de adormecernos, escaseados en meditaciones infinitas de aquellos tiempos y la esperanza de soñar una noche de estas que aquella bella e imprescindible historia se ha repetido en los contornos de estos parajes.

Temblorosos recuerdos, relatados por la memoria trascendental, turban la percepción de hoy, cual navega errante en la ambigüedad sobre esas sublimes calles inundadas de añoranzas y de sueños.

Invencibles son las construcciones históricas sanjuaneras que han resistido, con viril tolerancia el paso firme de los años cargados de lucha e inexorable constancia. Son las entrañas del pasado; de hoy exoneran la virtud en el espíritu sanjuanero a través de gloriosas generaciones.

Cuentan quienes están ya cansados de vivir y han convivido al albores de San Juan la fantasticidad que produce meditar instantes de aquel tiempo, donde en el pensamiento se enlaza las corrientes frenéticas de un río improvisador de majestuosos acordes, al ritmo de los cuales vibraba el corazón de los enamorados que por allí paseaban con las primeras luces del día.

Los valores sanjuaneros

De calles limpias y gente amable y querida, San Juan del Cesar es el lugar de La Guajira donde aún se conserva, la amistad, el amor y la familiaridad como relaciones fundamentales, valores respetados por sus habitantes, donde la mujer se admira por el solo hecho de ser mujer, se respeta y se le da el lugar de dama.

El hombre sanjuanero que se ha caracterizado por su suave trato, su espíritu de enamorado y su gran sentido de lealtad en amistad, valores que han hecho de este pueblo una tierra prospera y abundante de amor; la sensibilidad emocional de los sanjuaneros es quizás producto de su convivencia con el medio ambiente, que quizás se caracteriza por su variabilidad.

Los frondosos árboles, su arbusto espinoso, cactus, trupillos, tunas, guamachos y pastos naturales y su cercanía con el río Cesar son aspectos que se han metido muy dentro del alma de esta gente, que ama y trabaja por el porvenir y prosperidad de su tierra.

Definitivamente, San Juan es una encantadora fábula irrepetible, consagrada por la magnificencia del padre Manuel Antonio Dávila Paredes e ilustrada por los versos solemnes de Darío Lacouture Acosta.

“Siempre el 24 de Junio a eso de la cinco de la tarde la procesión del Bautista está en la calle, va el padre diciendo salve por la calle del embudo”

¿Quiénes Somos?

En la búsqueda de la identidad autóctona, cada uno de los colombianos sentamos las bases en nuestros ancestros, de los cuales nos sentimos orgullosos. Me he tomado la tarea de investigar sobre este tan misterioso e interesante tema, llegando a las más sensatas apreciaciones, las cuales a través de este artículo deseo compartir con todos aquellos que aprecian la lectura y siempre están atentos a lo interesante.

Entendemos la identidad como lo nuestro, lo que nos caracteriza, lo que nos hace iguales pero a la vez diferentes de los otros, las vivencias, las formas de pensar y comunicarnos, los dialectos, las lenguas, el lenguaje, las costumbres, el modo de vivir. En fin, hablar de identidad es tan largo y complejo como hablar de ética, pero se hace interesante, hablar de la propia identidad.

La esencia propia de los guajiros y específicamente de los sanjuaneros, la hemos venido cambiando circunstancialmente, debido al paso del tiempo, porque las costumbres y creencias se han ido perdiendo, debido a que hemos caído en el mundo de la sociedad de consumo capitalista y hoy estamos atrapados por la televisión y demás distractores que nos alejan de nuestras costumbres y cada día nos “modernizan” más; nos encontramos inmersos en la enorme contaminación del consumismo a tal punto que somos esclavos de la publicidad subliminal con que los medios de mercadeo y ventas penetran nuestra integración y comunicación familiar.

Todos sabemos, que antaño, la mejor programación la teníamos en nuestras terrazas, donde los principales protagonistas eran abuelos y padres, contándonos cada una de sus experiencias vividas, convirtiéndolas con sus impecables narraciones en los mejores cuentos del mundo, con los cuales lograban captar nuestra atención, concentración y entusiasmo, impactándonos y llenándonos de una identidad propia, sincera, valiosa y verdadera, enseñándonos el verdadero origen de nuestra raza, cultura y valores, arraigando los lazos de amor y admiración familiar.

Sin darse cuenta nuestros ancestros eran constructores de paz, formadores de seres sensibles con una capacidad inmensa de valorar lo nuestro, del respeto a los demás y el gran amor y temor de un ser tan poderoso y supremo como lo es Dios.

Pero si de identidades se trata, aquí en San Juan del Cesar tenemos múltiples identidades, en todos los estratos y etnias, esto nos hace ser sanjuaneros con identidad.

Solo sabemos que somos nosotros quienes degustamos las deliciosas comidas auténticas de nuestro pueblo y los frutos frescos que nos ofrece el río Cesar. Es esto a lo que lleva mi artículo, a hacer un llamado a la gente sensata de mi tan querido pueblo, a rescatar nuestra propia identidad.

El sanjuanerismo
El sanjuanerismo se encuentra en un retardo muy grande, colosal, inmenso. Nosotros somos conscientes y nos sentimos culpables también de este síndrome. Es hora de darnos cuenta de que esto es cuestión que nos atañe, nos toca y nos pertenece a todos. El río Cesar sufre por el abandono de sus hijos, de aquellos que se bañaron en él, que acariciaron con alborozo su fluidez, penetraron en la profundidad de sus entrañas y recorrieron con alegría todo lo largo de su cuerpo.

Amo al río cesar, porque con su cantar murmullante arrulló mis sueños cuando fui el muchacho anfibio que me extasié con su belleza y cuando juntos hicimos historia.

La recuperación de sentido de pertenencia, del rescate de nuestro río y nuestro pueblo es prioridad Uno A que nos pertenece por igual a todos. Pasan los trescientos quince años de fundación de San Juan del Cesar y el clamor incesante de este servidor para erigir monumentos alusivos a nuestra cultura, nuestra historia, nuestra mitología y nuestro río es silente, el grito se me atraganta y la impotencia por la negación me acongoja.

Por: Hermes Francisco Daza

 

General
24 junio, 2016

San Juan del Cesar cumple 315 años

Este pueblo de mujeres hermosas y paisajes seductores se prepara desde hace varios meses para realizar sus fiestas patronales de San Juan Bautista, con una programación variada que incluye actos religiosos, culturales y deportivos.


Este pueblo de mujeres hermosas y paisajes seductores se prepara desde hace varios meses para realizar sus fiestas patronales de San Juan Bautista, con una programación variada que incluye actos religiosos, culturales y deportivos.

San Juan del Cesar fue fundado el 24 de junio de 1701 por el sargento Félix Arias. Inicialmente fue habitada por familias de origen francés, italiano, español, portugués, alemán, turco y africano, que se asentaron a orillas del río Cesar debido a las bondades que allí la naturaleza les ofrecía.

Es una historia la cual todos conocemos, pues inmensamente la vivimos al escuchar de nuestros abuelos las arcaicas anécdotas que reafirman que bello era todo. Infortunadamente, el tiempo apresurado ha venido borrando aquellas costumbres dejándonos solo el consuelo de adormecernos, escaseados en meditaciones infinitas de aquellos tiempos y la esperanza de soñar una noche de estas que aquella bella e imprescindible historia se ha repetido en los contornos de estos parajes.

Temblorosos recuerdos, relatados por la memoria trascendental, turban la percepción de hoy, cual navega errante en la ambigüedad sobre esas sublimes calles inundadas de añoranzas y de sueños.

Invencibles son las construcciones históricas sanjuaneras que han resistido, con viril tolerancia el paso firme de los años cargados de lucha e inexorable constancia. Son las entrañas del pasado; de hoy exoneran la virtud en el espíritu sanjuanero a través de gloriosas generaciones.

Cuentan quienes están ya cansados de vivir y han convivido al albores de San Juan la fantasticidad que produce meditar instantes de aquel tiempo, donde en el pensamiento se enlaza las corrientes frenéticas de un río improvisador de majestuosos acordes, al ritmo de los cuales vibraba el corazón de los enamorados que por allí paseaban con las primeras luces del día.

Los valores sanjuaneros

De calles limpias y gente amable y querida, San Juan del Cesar es el lugar de La Guajira donde aún se conserva, la amistad, el amor y la familiaridad como relaciones fundamentales, valores respetados por sus habitantes, donde la mujer se admira por el solo hecho de ser mujer, se respeta y se le da el lugar de dama.

El hombre sanjuanero que se ha caracterizado por su suave trato, su espíritu de enamorado y su gran sentido de lealtad en amistad, valores que han hecho de este pueblo una tierra prospera y abundante de amor; la sensibilidad emocional de los sanjuaneros es quizás producto de su convivencia con el medio ambiente, que quizás se caracteriza por su variabilidad.

Los frondosos árboles, su arbusto espinoso, cactus, trupillos, tunas, guamachos y pastos naturales y su cercanía con el río Cesar son aspectos que se han metido muy dentro del alma de esta gente, que ama y trabaja por el porvenir y prosperidad de su tierra.

Definitivamente, San Juan es una encantadora fábula irrepetible, consagrada por la magnificencia del padre Manuel Antonio Dávila Paredes e ilustrada por los versos solemnes de Darío Lacouture Acosta.

“Siempre el 24 de Junio a eso de la cinco de la tarde la procesión del Bautista está en la calle, va el padre diciendo salve por la calle del embudo”

¿Quiénes Somos?

En la búsqueda de la identidad autóctona, cada uno de los colombianos sentamos las bases en nuestros ancestros, de los cuales nos sentimos orgullosos. Me he tomado la tarea de investigar sobre este tan misterioso e interesante tema, llegando a las más sensatas apreciaciones, las cuales a través de este artículo deseo compartir con todos aquellos que aprecian la lectura y siempre están atentos a lo interesante.

Entendemos la identidad como lo nuestro, lo que nos caracteriza, lo que nos hace iguales pero a la vez diferentes de los otros, las vivencias, las formas de pensar y comunicarnos, los dialectos, las lenguas, el lenguaje, las costumbres, el modo de vivir. En fin, hablar de identidad es tan largo y complejo como hablar de ética, pero se hace interesante, hablar de la propia identidad.

La esencia propia de los guajiros y específicamente de los sanjuaneros, la hemos venido cambiando circunstancialmente, debido al paso del tiempo, porque las costumbres y creencias se han ido perdiendo, debido a que hemos caído en el mundo de la sociedad de consumo capitalista y hoy estamos atrapados por la televisión y demás distractores que nos alejan de nuestras costumbres y cada día nos “modernizan” más; nos encontramos inmersos en la enorme contaminación del consumismo a tal punto que somos esclavos de la publicidad subliminal con que los medios de mercadeo y ventas penetran nuestra integración y comunicación familiar.

Todos sabemos, que antaño, la mejor programación la teníamos en nuestras terrazas, donde los principales protagonistas eran abuelos y padres, contándonos cada una de sus experiencias vividas, convirtiéndolas con sus impecables narraciones en los mejores cuentos del mundo, con los cuales lograban captar nuestra atención, concentración y entusiasmo, impactándonos y llenándonos de una identidad propia, sincera, valiosa y verdadera, enseñándonos el verdadero origen de nuestra raza, cultura y valores, arraigando los lazos de amor y admiración familiar.

Sin darse cuenta nuestros ancestros eran constructores de paz, formadores de seres sensibles con una capacidad inmensa de valorar lo nuestro, del respeto a los demás y el gran amor y temor de un ser tan poderoso y supremo como lo es Dios.

Pero si de identidades se trata, aquí en San Juan del Cesar tenemos múltiples identidades, en todos los estratos y etnias, esto nos hace ser sanjuaneros con identidad.

Solo sabemos que somos nosotros quienes degustamos las deliciosas comidas auténticas de nuestro pueblo y los frutos frescos que nos ofrece el río Cesar. Es esto a lo que lleva mi artículo, a hacer un llamado a la gente sensata de mi tan querido pueblo, a rescatar nuestra propia identidad.

El sanjuanerismo
El sanjuanerismo se encuentra en un retardo muy grande, colosal, inmenso. Nosotros somos conscientes y nos sentimos culpables también de este síndrome. Es hora de darnos cuenta de que esto es cuestión que nos atañe, nos toca y nos pertenece a todos. El río Cesar sufre por el abandono de sus hijos, de aquellos que se bañaron en él, que acariciaron con alborozo su fluidez, penetraron en la profundidad de sus entrañas y recorrieron con alegría todo lo largo de su cuerpo.

Amo al río cesar, porque con su cantar murmullante arrulló mis sueños cuando fui el muchacho anfibio que me extasié con su belleza y cuando juntos hicimos historia.

La recuperación de sentido de pertenencia, del rescate de nuestro río y nuestro pueblo es prioridad Uno A que nos pertenece por igual a todos. Pasan los trescientos quince años de fundación de San Juan del Cesar y el clamor incesante de este servidor para erigir monumentos alusivos a nuestra cultura, nuestra historia, nuestra mitología y nuestro río es silente, el grito se me atraganta y la impotencia por la negación me acongoja.

Por: Hermes Francisco Daza