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Columnista - 31 enero, 2018

Ruta del sol, auge y decadencia

La Ruta del Sol es una obra de gran envergadura, concebida para convertirse en uno de los principales corredores viales y de mayor importancia en el país, con este se buscaba que la vía Bogotá–Santa Marta se trasformará en una ruta segura, rápida y moderna que con su doble calzada optimizará el acceso terrestre entre […]

La Ruta del Sol es una obra de gran envergadura, concebida para convertirse en uno de los principales corredores viales y de mayor importancia en el país, con este se buscaba que la vía Bogotá–Santa Marta se trasformará en una ruta segura, rápida y moderna que con su doble calzada optimizará el acceso terrestre entre el interior del país y la Costa Atlántica.

Este proyecto de alta ingeniera fue dividido en tres sectores, uno Villeta–Puerto Salgar; dos, Puerto Salgar–San Roque, y tres, San Roque-La Y de Ciénega. Lo que se suponía que representaría gran impacto para el desarrollo del país, ha tenido gran relevancia en Colombia no por su importancia, desarrollo o ingeniería, sino por el escándalo de los multimillonarios sobornos pagados por la contratista de la brasileña Odebrechts, para que le adjudicaran la Ruta del Sol II, los cuales están calculados en $ 84.105 millones y que en la actualidad tienen en prisión a varios congresistas y altos funcionarios del gobierno, otros investigados y catalogado a este proyecto vial como la Ruta de los sobornos.

Debido a este bochornoso, repudiable e indignante episodio, el Gobierno Nacional tomó la decisión por intermedio de la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) de liquidar el contrato de la Ruta del Sol II, esta decisión fue tomada gracias a la intervención de la Superintendencia de Industria y Comercio que ordena la terminación del contrato y solicitar que se haga nueva licitación.

La liquidación del contrato y cancelación de las obras causó gran impacto negativo en la economía de la región, toda vez que el despido masivo de trabajadores aumentó la tasa de desempleo, afectó la estabilidad y bienestar de muchas familias que ganaban su sustento con este proyecto, ayudando al descenso en las ventas de muchas empresas, la caída en los arriendos de viviendas, en ocupación hotelera, consumo en restaurantes y centros de comercio en general.

Pero esta crisis no sólo es concerniente a la Ruta del Sol II, la concesionaría Yuma encargada de la construcción de la Ruta del Sol III también presentó graves problemas económicos, por lo que no podían seguir sosteniendo los pagos a los proveedores, lo que puso en inminente quiebra a contratistas, gremios y comerciantes de Bosconia, El Paso y Chiriguaná.

La obra se encuentra parada, la doble calzada cada día se convierte en un sueño lejano para los colombianos, porque desde la suspensión de los trabajos no se vislumbra su continuidad, los responsables del descalabro y sobornos no han devuelto un solo peso, se encuentran detenidos en pabellones especiales que les permiten pagar sus fechorías en condiciones dignas y cómodas.

Pero el pueblo colombiano sigue pagando con sus impuestos esta gran estafa y robo, peor aún nos siguen cobrando peajes por la construcción de un corredor vial que se encuentra paralizado, en pésimo estado y no terminado, lo que se convierte en una burla y atentando contra el bolsillo de todos los que transitan esta vía.

La Ruta del Sol es un corredor vial que se proyectó como una mega obra que cambiaría la vida de muchos colombianos, pero se convirtió en la pesadilla y decepción de toda una nación, es hora de que la justicia actúe, que se cumpla con las obligaciones adquiridas, y se dé vía libre a la reactivación de las obras, permitiendo así que los colombianos disfrutemos de un gran corredor vial entre la costa y Bogotá.

Columnista
31 enero, 2018

Ruta del sol, auge y decadencia

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Diógenes Pino Sanjur

La Ruta del Sol es una obra de gran envergadura, concebida para convertirse en uno de los principales corredores viales y de mayor importancia en el país, con este se buscaba que la vía Bogotá–Santa Marta se trasformará en una ruta segura, rápida y moderna que con su doble calzada optimizará el acceso terrestre entre […]


La Ruta del Sol es una obra de gran envergadura, concebida para convertirse en uno de los principales corredores viales y de mayor importancia en el país, con este se buscaba que la vía Bogotá–Santa Marta se trasformará en una ruta segura, rápida y moderna que con su doble calzada optimizará el acceso terrestre entre el interior del país y la Costa Atlántica.

Este proyecto de alta ingeniera fue dividido en tres sectores, uno Villeta–Puerto Salgar; dos, Puerto Salgar–San Roque, y tres, San Roque-La Y de Ciénega. Lo que se suponía que representaría gran impacto para el desarrollo del país, ha tenido gran relevancia en Colombia no por su importancia, desarrollo o ingeniería, sino por el escándalo de los multimillonarios sobornos pagados por la contratista de la brasileña Odebrechts, para que le adjudicaran la Ruta del Sol II, los cuales están calculados en $ 84.105 millones y que en la actualidad tienen en prisión a varios congresistas y altos funcionarios del gobierno, otros investigados y catalogado a este proyecto vial como la Ruta de los sobornos.

Debido a este bochornoso, repudiable e indignante episodio, el Gobierno Nacional tomó la decisión por intermedio de la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) de liquidar el contrato de la Ruta del Sol II, esta decisión fue tomada gracias a la intervención de la Superintendencia de Industria y Comercio que ordena la terminación del contrato y solicitar que se haga nueva licitación.

La liquidación del contrato y cancelación de las obras causó gran impacto negativo en la economía de la región, toda vez que el despido masivo de trabajadores aumentó la tasa de desempleo, afectó la estabilidad y bienestar de muchas familias que ganaban su sustento con este proyecto, ayudando al descenso en las ventas de muchas empresas, la caída en los arriendos de viviendas, en ocupación hotelera, consumo en restaurantes y centros de comercio en general.

Pero esta crisis no sólo es concerniente a la Ruta del Sol II, la concesionaría Yuma encargada de la construcción de la Ruta del Sol III también presentó graves problemas económicos, por lo que no podían seguir sosteniendo los pagos a los proveedores, lo que puso en inminente quiebra a contratistas, gremios y comerciantes de Bosconia, El Paso y Chiriguaná.

La obra se encuentra parada, la doble calzada cada día se convierte en un sueño lejano para los colombianos, porque desde la suspensión de los trabajos no se vislumbra su continuidad, los responsables del descalabro y sobornos no han devuelto un solo peso, se encuentran detenidos en pabellones especiales que les permiten pagar sus fechorías en condiciones dignas y cómodas.

Pero el pueblo colombiano sigue pagando con sus impuestos esta gran estafa y robo, peor aún nos siguen cobrando peajes por la construcción de un corredor vial que se encuentra paralizado, en pésimo estado y no terminado, lo que se convierte en una burla y atentando contra el bolsillo de todos los que transitan esta vía.

La Ruta del Sol es un corredor vial que se proyectó como una mega obra que cambiaría la vida de muchos colombianos, pero se convirtió en la pesadilla y decepción de toda una nación, es hora de que la justicia actúe, que se cumpla con las obligaciones adquiridas, y se dé vía libre a la reactivación de las obras, permitiendo así que los colombianos disfrutemos de un gran corredor vial entre la costa y Bogotá.