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Columnista - 15 febrero, 2018

El río Maracas en cuidados intensivos

En verdad este artículo, no es hecho por mí, solo me he encargado de reproducirlo al considerarlo importante por tratarse de la casi muerte de un río. Este escrito es de la autoría del médico becerrilero Luis Alberto Hernández Ríos (doctor Lube), como cariñosamente lo llaman sus paisanos, es un epidemiólogo en potencia y en […]

En verdad este artículo, no es hecho por mí, solo me he encargado de reproducirlo al considerarlo importante por tratarse de la casi muerte de un río. Este escrito es de la autoría del médico becerrilero Luis Alberto Hernández Ríos (doctor Lube), como cariñosamente lo llaman sus paisanos, es un epidemiólogo en potencia y en consecuencia con el perfil para velar por la salud, pero, además, dispuesto a trabajar desde cualquier ángulo por Becerril.
Significamos que vale la pena propalarlo en la medida en que trata de una fuente hídrica en vía de extinción y que otrora era símbolo de la gente de Becerril:
“Desde hace más de 20 años tanto los becerrileros y los que no somos de allí, hemos venido observando como algunas administraciones municipales, departamentales y la Corporación Autónoma del Cesar han permitido el deterioro ecológico del patrimonio de este municipio, como lo es el río Maracas.
En efecto, la desafortunada venta de material de construcción extraído de este río, ha generado la degradación, así como la mala utilización y contaminación de sus aguas, permitiendo que de su cauce original junto con la flora y fauna de su entorno solo están quedando como recuerdos, hasta el punto que a las generaciones futuras, como van las cosas, se les podrá decir ‘por aquí corrió el río Maracas’. ¡Uy que tristeza! Debemos hacernos el propósito unánime con la consigna ‘hasta aquí llegó la destrucción del río Maracas’, vale la pena preguntarnos, ¿qué agua vamos a consumir los de aquí, teniendo en cuenta que esta es la fuente hídrica que surte o abastece el acueducto de Becerril?
Así las cosas, yo desde esta tribuna de opinión, hago un vehemente llamado a las fuerzas vivas de este nuestro pueblo, así como nacionales y departamentales para la salvación del que nos da el precioso liquido fundamental para la vida.
Es urgente tocar puertas para salvar la vida de este paciente moribundo, como decimos los médicos. Tenemos vivo el recuerdo como testigo presencial, que de este río se extraía cualquier cantidad de pescado que en grado sumo servía de sustento a muchas familias; cuando yo era un adolescente observaba como construían pequeñas barquitas con palma de vino y bejuco de melero, precisamente en la finca de mi padre Rafael Hernández, con estas y otros aditivos capturaban muchos peces en nuestro río por personas, entre otros, Rafael Romero, Romualdo Imbres, Rafaelito García, Joaquín Orozco y Rafita Orozco, sacaban mucho pescado quedaba para su sustento y para vender; vaya recuerdos de estas faenas y de otras costumbres becerrilera que se han perdido como el cauce del río, del cual a la fecha solo quedan meandros’.
NOTA: Por la región de El Paso, Cesar, más concretamente por la finca del doctor Ciro Quiroz, han venido trasladándose desde algunos lugares montañosos donde le han destruido su hábitat natural por la tala irracional, algunos felinos o panteras que para sobrevivir han consumido algunos carneros y vacunos, por lo cual muchos vecinos de la zona están planeando envenenarlos o matarlos. Por este hecho hemos charlado con el veterinario de corpocesar Marino Zuleta, quien atentamente nos manifestó que la corporación y él tienen la disposición urgente de aplicar algunas estrategias para evitar la eliminación de estos felinos, entre otras una capacitación para los campesinos en el sentido de que conozcan el comportamiento de estos animales. Es importante manifestar que si bien es cierto que estos felinos han consumido estos ganados para sobrevivir, también se debe tener en cuenta que esa es la compensación que debe pagarse por el hecho de haberle destruido su entorno.
*Especializado en gestión ambiental.

Columnista
15 febrero, 2018

El río Maracas en cuidados intensivos

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Hernán Maestre Martínez

En verdad este artículo, no es hecho por mí, solo me he encargado de reproducirlo al considerarlo importante por tratarse de la casi muerte de un río. Este escrito es de la autoría del médico becerrilero Luis Alberto Hernández Ríos (doctor Lube), como cariñosamente lo llaman sus paisanos, es un epidemiólogo en potencia y en […]


En verdad este artículo, no es hecho por mí, solo me he encargado de reproducirlo al considerarlo importante por tratarse de la casi muerte de un río. Este escrito es de la autoría del médico becerrilero Luis Alberto Hernández Ríos (doctor Lube), como cariñosamente lo llaman sus paisanos, es un epidemiólogo en potencia y en consecuencia con el perfil para velar por la salud, pero, además, dispuesto a trabajar desde cualquier ángulo por Becerril.
Significamos que vale la pena propalarlo en la medida en que trata de una fuente hídrica en vía de extinción y que otrora era símbolo de la gente de Becerril:
“Desde hace más de 20 años tanto los becerrileros y los que no somos de allí, hemos venido observando como algunas administraciones municipales, departamentales y la Corporación Autónoma del Cesar han permitido el deterioro ecológico del patrimonio de este municipio, como lo es el río Maracas.
En efecto, la desafortunada venta de material de construcción extraído de este río, ha generado la degradación, así como la mala utilización y contaminación de sus aguas, permitiendo que de su cauce original junto con la flora y fauna de su entorno solo están quedando como recuerdos, hasta el punto que a las generaciones futuras, como van las cosas, se les podrá decir ‘por aquí corrió el río Maracas’. ¡Uy que tristeza! Debemos hacernos el propósito unánime con la consigna ‘hasta aquí llegó la destrucción del río Maracas’, vale la pena preguntarnos, ¿qué agua vamos a consumir los de aquí, teniendo en cuenta que esta es la fuente hídrica que surte o abastece el acueducto de Becerril?
Así las cosas, yo desde esta tribuna de opinión, hago un vehemente llamado a las fuerzas vivas de este nuestro pueblo, así como nacionales y departamentales para la salvación del que nos da el precioso liquido fundamental para la vida.
Es urgente tocar puertas para salvar la vida de este paciente moribundo, como decimos los médicos. Tenemos vivo el recuerdo como testigo presencial, que de este río se extraía cualquier cantidad de pescado que en grado sumo servía de sustento a muchas familias; cuando yo era un adolescente observaba como construían pequeñas barquitas con palma de vino y bejuco de melero, precisamente en la finca de mi padre Rafael Hernández, con estas y otros aditivos capturaban muchos peces en nuestro río por personas, entre otros, Rafael Romero, Romualdo Imbres, Rafaelito García, Joaquín Orozco y Rafita Orozco, sacaban mucho pescado quedaba para su sustento y para vender; vaya recuerdos de estas faenas y de otras costumbres becerrilera que se han perdido como el cauce del río, del cual a la fecha solo quedan meandros’.
NOTA: Por la región de El Paso, Cesar, más concretamente por la finca del doctor Ciro Quiroz, han venido trasladándose desde algunos lugares montañosos donde le han destruido su hábitat natural por la tala irracional, algunos felinos o panteras que para sobrevivir han consumido algunos carneros y vacunos, por lo cual muchos vecinos de la zona están planeando envenenarlos o matarlos. Por este hecho hemos charlado con el veterinario de corpocesar Marino Zuleta, quien atentamente nos manifestó que la corporación y él tienen la disposición urgente de aplicar algunas estrategias para evitar la eliminación de estos felinos, entre otras una capacitación para los campesinos en el sentido de que conozcan el comportamiento de estos animales. Es importante manifestar que si bien es cierto que estos felinos han consumido estos ganados para sobrevivir, también se debe tener en cuenta que esa es la compensación que debe pagarse por el hecho de haberle destruido su entorno.
*Especializado en gestión ambiental.