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Columnista - 25 marzo, 2017

El riesgo ambiental del departamento del Cesar

Hoy por hoy todos los que comentan por las redes sociales o publican es su blogs, en Facebook o trinan asuntos relacionados con el medio ambiente, dicen llamarse ambientalistas, pero estoy convencido que son muy pocos los que en realidad actúan en labores ambientales y que generen cambios sociales y administrativos. Hablar, convocar y hasta […]

Hoy por hoy todos los que comentan por las redes sociales o publican es su blogs, en Facebook o trinan asuntos relacionados con el medio ambiente, dicen llamarse ambientalistas, pero estoy convencido que son muy pocos los que en realidad actúan en labores ambientales y que generen cambios sociales y administrativos.

Hablar, convocar y hasta actuar sobre actividades ambientales en algunas ocasiones suelen ser una situación coyuntural, casi todos los días se habla o se comenta sobre situaciones que afectan el medio ambiente del departamento del Cesar, pero la politiquería y la falta de articulación de los entes estatales no dejan avanzar estas acciones de manera efectiva, no importa que organización lo propicie, por lo general todos piensan de manera distinta y no existe coherencia dentro de las entidades del Estado y mucho menos con sentido común; porque me he encontrado con contratistas depredadores y con contratos donde se inventan interventorías de papel que facilitan la desgracia ambiental.

Un caso para referenciar es Medellín, que siendo la ciudad del país con el mejor sistema de transporte público, y supuestamente sostenible con el medioambiente, hoy a su atmósfera la cubre una nube gris, que cubre las montañas e impregna de negro las fachadas de los edificios y los pulmones de quienes la habitan. Este fenómeno, llamado contaminación del aire, es causado por varias acciones como malos hábitos y costumbres sociales, factores geográficos y la descarga de partículas sólidas y gases que los produce la industria y su parque automotor.

Aunque el control ambiental en esta ocasión no se encuentra manipulada por una clase dirigente específica, sigue siendo compleja la toma de buenas decisiones, porque cuando todas las fuerzas políticas del Estado intervienen se pierde la coherencia de los proyectos y toda gira de acuerdo con el interés político del momento.

Hace 10 años según el Índice de Desempeño Ambiental o “Environmental Performance Index”, EPI por su acrónimo en inglés, Colombia estaba entre los diez países que mejor manejaban su ambiente; hoy ocupamos el puesto 57 siendo superados por Venezuela. Ese descenso no sólo obedece a fracasos en la actividad de las instituciones colombianas, sino a que se aumentaron las variables tenidas en cuenta para medir la gestión ambiental de los países.

Para el departamento del Cesar las variables de daño ambiental que más pesan son las relacionadas con la pérdida progresiva de sus páramos, la contaminación del río Cesar, la contaminación del aire en la zona minera, la desertización; y por estos días las malas acciones que afectan el humedal de María Camila en la ciudad de

Valledupar por causa de un contratista que no es solidario con el medio ambiente de esta ciudad.
Parte de lo que está sucediendo recae en la simplicidad del concepto de responsabilidad ambiental. Es muy particular creer que solo comentar en redes sociales, a todos nos hace conscientes, y que nuestras palabras inciden en el cambio de actitud de los otros y ya por eso se vuelven conscientes de nuestros ecosistemas; es simpático creer que no son necesarios los controles policivos ya que cada individuo actúa según el interés común.

El agua pura es un recurso renovable, sin embargo puede llegar a estar tan contaminada por las actividades humanas, que ya no sea útil, sino más bien nociva.

Por Miguel Ángel Sierra

@biosierra

Columnista
25 marzo, 2017

El riesgo ambiental del departamento del Cesar

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Miguel Angel Sierra

Hoy por hoy todos los que comentan por las redes sociales o publican es su blogs, en Facebook o trinan asuntos relacionados con el medio ambiente, dicen llamarse ambientalistas, pero estoy convencido que son muy pocos los que en realidad actúan en labores ambientales y que generen cambios sociales y administrativos. Hablar, convocar y hasta […]


Hoy por hoy todos los que comentan por las redes sociales o publican es su blogs, en Facebook o trinan asuntos relacionados con el medio ambiente, dicen llamarse ambientalistas, pero estoy convencido que son muy pocos los que en realidad actúan en labores ambientales y que generen cambios sociales y administrativos.

Hablar, convocar y hasta actuar sobre actividades ambientales en algunas ocasiones suelen ser una situación coyuntural, casi todos los días se habla o se comenta sobre situaciones que afectan el medio ambiente del departamento del Cesar, pero la politiquería y la falta de articulación de los entes estatales no dejan avanzar estas acciones de manera efectiva, no importa que organización lo propicie, por lo general todos piensan de manera distinta y no existe coherencia dentro de las entidades del Estado y mucho menos con sentido común; porque me he encontrado con contratistas depredadores y con contratos donde se inventan interventorías de papel que facilitan la desgracia ambiental.

Un caso para referenciar es Medellín, que siendo la ciudad del país con el mejor sistema de transporte público, y supuestamente sostenible con el medioambiente, hoy a su atmósfera la cubre una nube gris, que cubre las montañas e impregna de negro las fachadas de los edificios y los pulmones de quienes la habitan. Este fenómeno, llamado contaminación del aire, es causado por varias acciones como malos hábitos y costumbres sociales, factores geográficos y la descarga de partículas sólidas y gases que los produce la industria y su parque automotor.

Aunque el control ambiental en esta ocasión no se encuentra manipulada por una clase dirigente específica, sigue siendo compleja la toma de buenas decisiones, porque cuando todas las fuerzas políticas del Estado intervienen se pierde la coherencia de los proyectos y toda gira de acuerdo con el interés político del momento.

Hace 10 años según el Índice de Desempeño Ambiental o “Environmental Performance Index”, EPI por su acrónimo en inglés, Colombia estaba entre los diez países que mejor manejaban su ambiente; hoy ocupamos el puesto 57 siendo superados por Venezuela. Ese descenso no sólo obedece a fracasos en la actividad de las instituciones colombianas, sino a que se aumentaron las variables tenidas en cuenta para medir la gestión ambiental de los países.

Para el departamento del Cesar las variables de daño ambiental que más pesan son las relacionadas con la pérdida progresiva de sus páramos, la contaminación del río Cesar, la contaminación del aire en la zona minera, la desertización; y por estos días las malas acciones que afectan el humedal de María Camila en la ciudad de

Valledupar por causa de un contratista que no es solidario con el medio ambiente de esta ciudad.
Parte de lo que está sucediendo recae en la simplicidad del concepto de responsabilidad ambiental. Es muy particular creer que solo comentar en redes sociales, a todos nos hace conscientes, y que nuestras palabras inciden en el cambio de actitud de los otros y ya por eso se vuelven conscientes de nuestros ecosistemas; es simpático creer que no son necesarios los controles policivos ya que cada individuo actúa según el interés común.

El agua pura es un recurso renovable, sin embargo puede llegar a estar tan contaminada por las actividades humanas, que ya no sea útil, sino más bien nociva.

Por Miguel Ángel Sierra

@biosierra