¡Hola, soy don Pilo! Hoy estoy preocupado porque después de un trabajo de recuperación del espacio público de la carrera 27, entre calles 49 y 54, en el sur de Valledupar, algunos comerciantes informales volvieron a invadir el sector.
¡Hola, soy don Pilo! Hoy estoy preocupado porque después de un trabajo de recuperación del espacio público de la carrera 27, entre calles 49 y 54, en el sur de Valledupar, algunos comerciantes informales volvieron a invadir el sector.
Por las quejas de los habitantes del barrio Don Carmelo gestioné con la secretaría de Gobierno Municipal que los comerciantes informales asentados en este sector fueran tratados de la mejor manera posible para que desalojaran el bulevar de la carrera 27, sin embargo, volvieron a invadir el espacio público.
A pesar de todo destacó a uno de los comerciantes desalojados, el zapatero, que fue el único que tomó conciencia de la solicitud de la administración municipal y no volvió a invadir.
Ojalá que los que insisten en quedarse en el bulevar con sus ventas de patillas, fritos, jugos y servicios de peluquería, tomen ejemplo del peluquero y busque un sitio que no afecte el bien común.
Solo resta esperar que en el próximo año las administraciones de turno ofrezcan más oportunidades laborales para que comerciantes como estos pasen a la formalidad y en vez de convertirse en un problema para la ciudad coadyuven a su desarrollo.
¡Feliz día a todos!
Por Don Pilo
¡Hola, soy don Pilo! Hoy estoy preocupado porque después de un trabajo de recuperación del espacio público de la carrera 27, entre calles 49 y 54, en el sur de Valledupar, algunos comerciantes informales volvieron a invadir el sector.
¡Hola, soy don Pilo! Hoy estoy preocupado porque después de un trabajo de recuperación del espacio público de la carrera 27, entre calles 49 y 54, en el sur de Valledupar, algunos comerciantes informales volvieron a invadir el sector.
Por las quejas de los habitantes del barrio Don Carmelo gestioné con la secretaría de Gobierno Municipal que los comerciantes informales asentados en este sector fueran tratados de la mejor manera posible para que desalojaran el bulevar de la carrera 27, sin embargo, volvieron a invadir el espacio público.
A pesar de todo destacó a uno de los comerciantes desalojados, el zapatero, que fue el único que tomó conciencia de la solicitud de la administración municipal y no volvió a invadir.
Ojalá que los que insisten en quedarse en el bulevar con sus ventas de patillas, fritos, jugos y servicios de peluquería, tomen ejemplo del peluquero y busque un sitio que no afecte el bien común.
Solo resta esperar que en el próximo año las administraciones de turno ofrezcan más oportunidades laborales para que comerciantes como estos pasen a la formalidad y en vez de convertirse en un problema para la ciudad coadyuven a su desarrollo.
¡Feliz día a todos!
Por Don Pilo